'Cali' Izquierdoz, exjugador del Sporting: «Quiero ser un embajador del Sporting en Argentina»
«Conseguir la Copa Sudamericana con Lanús es el broche de oro a mi carrera. Un sueño»
«Ha sido una semana importante: seguir en Copa, con el triunfo ante el Mirandés, y el sábado, un triunfo de visitante. El equipo sigue ... ganando confianza y, si sigue en esta línea, para mí va a tener todavía chances de llegar al cierre de temporada peleando pos cosas importantes». A más de 12.000 kilómetros, en Buenos Aires, 'Cali' Izquierdoz (San Carlos de Bariloche, Argentina, 1988) sigue ejerciendo de capitán. Hace un par de semanas volvió a hacer historia con Lanús, conquistando la Copa Sudamericana 2025 en una igualada final frente al Atlético Mineiro brasileño, al que derrotó en los penaltis. Pero, aún con rastros de confeti por las aceras y ya de vacaciones, no pierde de vista a su Sporting.
–¿Qué ha supuesto la conquista de ese título para Lanús?
–Imagínese. Es la segunda vez que ganamos la Copa y había tenido la fortuna de estar en la primera, en 2013. Ahora repetimos.
–¿Y cómo ha sido esta vez?
–En un principio sabía que era difícil. No somos un equipo que acostumbra a ganar constantemente torneos. Sabía que volvía a Lanús y tenía ganas de cumplir ese deseo de retirarme acá. Pero, bueno, para salir campeones de la Copa Sudamericana tenían que alinearse un montón de cosas. Poder lograrlo en esta fase de mi vida, en este club, es increíble.
–¿Recibió muchas felicitaciones de España?
–Sí. Mucha gente que quiero, buenos amigos que tenemos ahí y con los que hicimos una linda amistad. Sé que estaban todos atentos a ver qué pasaba. La verdad que me sorprendió porque hubo mucha gente que vio el partido (risas) y no es habitual. Pero creo que ese cariño y esa relación hicieron que muchos sportinguistas siguieran los partidos de Lanús.
–¿Qué significa para usted este título?
–Es como el broche de oro a mi carrera, más allá de que pienso jugar un año más, como mínimo, y que tenemos cosas importantes por delante. Pero arranqué en este club y, antes de irme a México, como le decía antes, tuve la oportunidad ya de salir campeón de este torneo. Eso ya era algo inédito, así que regresar y volver a conseguirlo... Increíble. Un sueño. Finalizar mi carrera con esta camiseta y saliendo campeón es espectacular.
–Y, además, con usted marcando uno de los penaltis en la tanda. ¿No le tembló el pulso?
–Qué se yo... En la época de Boca me tocó patear muchas veces. Obviamente, una final, con todo lo que significaba, a uno le genera ese nervio. Pero en el momento hay que tomar las riendas y hacerse cargo. Por suerte lo convertí y conseguimos el título.
–Tiene 37 años y le queda un año más de contrato. ¿Se ve jugando más?
–No, siento que no, siento que este es el año que me queda. Después, si cierro bien, y la verdad que este año me sentí muy bien. Volví a Lanús y jugué 70 partidos en un año y medio a buen nivel, peleando todos los títulos. Si llego al final del año siguiente y sigo sintiéndome así y el club piensa que le puedo echar una mano, lo analizaré, pero mi idea en un principio es jugar hasta el año que viene, diciembre, que ya voy a tener 38. Los años ya pesan un poco (risas). También tengo ganas de dedicarle tiempo a la vida familiar.
–¿Y después? ¿Entrenador?
–Creo que es lo que más me gustaría, sí. Probaré primero con los jóvenes para determinar qué es lo que me gusta, qué estilo, planificación de entrenamientos... Ver si es lo que me apasiona. Este año terminé el curso de entrenador. También hice el de director deportivo. Tengo esas dos posibilidades.
–Ha conquistado títulos en Argentina, México, a nivel internacional, ha sido capitán de Boca. ¿Qué significa el Sporting en su carrera?
–Estoy esperando que ascienda. Más allá de los títulos, creo que lo mejor que me llevo es el cariño y el reconocimiento de la gente. Que hayan entendido que siempre di el máximo, que traté de aportar lo mejor de mí. En el Sporting me queda la espinita esa de no haber podido ascender. Es algo que tengo en el debe. Me faltó lograr ese ascenso porque le tengo mucho cariño al club, a la ciudad, a la gente de ahí. Nos trataron como si fuésemos parte de esa familia sportinguista. Si el Sporting sube voy a vivir como un aficionado más el ascenso.
–¿Por qué no siguió un año más?
–Fue una posibilidad que estuvo ahí sobre la mesa casi hasta el final. Me habría encantado. Era seguir en el Sporting, volver a Santo Laguna o regresar a Lanús. Yo tenía ganas de de cerrar mi carrera en un club con el que me sintiera identificado. Pero entiendo que el segundo año mío en el Sporting arrancó muy cruzado porque el entrenador (Ramírez) no me quería. Se buscaron alternativas para poder salir, pero, como yo estaba muy cómodo en Gijón, dije que tenía que ser algo excepcional para que me fuera. Y si no, iba a pelear por un sitio, como fue. Me costó jugar al principio, pero luego agarré una buena racha y, ya después del derbi, tuve la mala suerte de lesionarme. Ahí ya se complicó. Me genera ese dolor, esa bronca pensar que podía haber aportado más, pero, bueno, entiendo que los chicos, tanto Pablo (Insua) como Diego, estaban muy bien. Por lo demás, existió alguna charla, pero nada concreto. No sentí que quisieran que siguiera, sino que era más por compromiso.
–Desde su salida, una de las explicaciones más recurrentes a las crisis del equipo ha sido la falta de liderazgo y siempre con su nombre.
–Es cierto que tengo una personalidad fuerte, que me gusta liderar y poner mi impronta. En Gijón, también es verdad, teníamos un grupo espectacular. Si hay algo que llevó a ese Sporting a pelear de esa forma era el grupo, la convicción que tenía, el ambiente que había alrededor. Y había gente muy importante, con liderazgo, en el plantel, como Gio (Zarfino), Djuka, Roque. Había grandes compañeros.
–¿Qué recuerdo cree que dejó?
–No sé. Espero que el de una buena persona, que entiendan que soy de buena madera. Creo que ese es el mejor legado.
–¿Cómo ve al Sporting?
–Veo que le pasa como a muchos equipos de Segunda, que les cuesta tener una regularidad. Vamos a ver ahora con estas dos victorias. Si sigue por esta línea, para mí va a tener chances de llegar al cierre de temporada peleando por cosas importantes. Tiene plantel y veo que el cuerpo técnico ha sido bien recibido. Hay que llegar bien al parón de invierno. Va a ser clave para, después, poder hacer ese rearme, con alguna incorporación en puestos determinados. Entiendo que esto va generando confianza y que sigan por este camino. Falta mucho y todos los equipos están muy apretados. Hay que tener fe.
–¿Conocía a Borja Jiménez?
–Le recuerdo bien del Leganés. Me gustaba ese equipo. Era muy directo y tenía las cosas claras. Ojalá que pueda lograr ahora el ascenso con el Sporting. Veo que hay buen material, chicos que son muy buenos, pero necesitan encontrar esa regularidad y que los que entren desde el banquillo sumen. Fue un poco lo que pasó en nuestro Sporting.
–¿Con qué momento se queda de los que vivió en Gijón?
–El recibimiento en el Sporting-Oviedo que ganamos 1-0. Fue inolvidable. El otro día les enseñaba acá a los chicos vídeos y fotos de cómo lo habíamos vivido y se quedaban asombrados. No sabían que se vivía así. Fue espectacular y, encima, nos tocó ganar, que hacía tiempo que no se conseguía. Me acuerdo también de un partido contra el Mirandés, que me tocó quedar fuera porque estaba lesionado o sancionado. Viajé con un par de amigos con la 'Mareona' y vivir todo eso en la grada fue espectacular.
–¿Se ve regresando al Sporting en otro cometido?
–Ojalá, ojalá tuviera la oportunidad. Tienen una ciudad hermosa, un club espectacular y pienso seguir ligado al fútbol. ¿Por qué no comenzar mi etapa como entrenador acá, ganar credenciales, y que un día me llamen de ahí convencidos de que puedo ser lo mejor para el futuro del Sporting? Ojalá. Pero entiendo que hay que ir quemando etapas y que para todo eso falta. Pero sí, sin duda. Quiero ser un embajador del Sporting en Argentina. Hablo cosas lindas del club porque es lo que siento. Y con mi familia el día de mañana, ¿por qué no ir a vivir allá? Encantado. Nos hicieron sentir como en casa.
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