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Diez años después. El jefe de cirugía vascular enseña a EL COMERCIO el quirófano por el que han pasado cerca de ocho mil pacientes. DAMIÁN ARIENZA

El quirófano híbrido que creó escuela

Cabueñes. Fue el primero del país en tener una sala quirúrgica que permite hacer cirugías y técnicas endovasculares a la vez. Trató a 8.000 pacientes y la demora es menor a tres meses

LAURA FONSECA

Domingo, 6 de junio 2021, 15:31

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En 2011, cuando inició su andadura, fue presentado como «el área de vascular (y también del corazón, ya que estrenaba sala de hemodinámica) más avanzada de Europa». Hoy, el quirófano híbrido de Cabueñes cumple diez años y lo celebra de la mejor manera: con un balance cercano a los 8.000 pacientes tratados y con la intención de seguir creciendo con la ampliación del hospital. La puesta en marcha de esta sala quirúrgica, que supuso la descentralización de muchos de los tratamientos y operaciones vasculares que hasta ese entonces solo se realizaban en el viejo Hospital Central, en Oviedo, supuso un salto cualitativo para el Área V. De hecho, el quirófano híbrido situó a Gijón en el mapa, ya que Cabueñes fue el primer centro del país en disponer de esta prestación que incorpora dentro del quirófano equipos de angiografía vascular digital. En palabras del jefe de Cirugía Vascular de Cabueñes, «esto nos permite diagnosticar al paciente mediante la realización de una arteriografía pero también, cuando es necesario, proceder a practicarle una intervención vascular. Todo al mismo tiempo».

Javier Álvarez fue el principal artífice de este quirófano, que acabó creando escuela en todo el país. Álvarez llegó a Cabueñes en 2003 procedente del antiguo Hospital General, en Oviedo. El Servicio de Salud del Principado había decidido crear un servicio de vascular en Gijón y este cirujano, nacido en Trubia, no dudó en cambiar la capital por la costa gijonesa para «montar un área potente, a la altura de un hospital como el de Cabueñes». En los inicios no lo tuvo fácil y hubo que golpear muchas puertas. De hecho, el salto de categoría que supuso el quirófano híbrido se demoró nueve años, pero «soy muy constante, mis amigos y conocidos lo saben bien», bromea Álvarez. En su recuerdo, y «también agradecimiento», surgen sobre todo dos nombres: José Ramón Riera, entonces responsable de Innovación de la Consejería de Salud «que nos dio los primeros veinte millones de pesetas para el primer ecógrafo y algo más de material quirúrgico», y Juan Martínez Cossent, que «tras tres meses de reunirse conmigo como técnico del Sespa para elaborar el informe de necesidades, fue nombrado gerente de Cabueñes y entonces el camino ya fue mucho más fácil».

En esta retrospectiva en búsqueda de apoyos también entra el cardiólogo Eduardo Segovia, otrora subdirector de Atención Especializada del Sespa, que fue quien decidió enviar a Cossent a Cabueñes para el informe que luego acabaría dando sus frutos con la creación de Hemodinámica. El caso es que Segovia, que vino en 2008 a Gijón como jefe de Cardiología (responsabilidad que dejó hace unos días al jubilarse), pasó a compartir planta con Javier Álvarez.

Stent y endoprótesis

En estos diez años, «y rodeado de un gran equipo profesional, mucho se avanzó. Este tipo de salas nos permiten combinar imagen en un quirófano y tratar al paciente de forma integral. Podemos hacer un tratamiento endovascular o uno combinado de cirugía abierta y endovascular», detalla este especialista. Antes de disponer de esta tecnología que ayuda a ver a fondo las arterias y localizar obstrucciones, «un paciente ingresaba, se solicitaba una arteriografía, que se hacía en radiodiagnóstico, y había que esperar por el resultado para ya ahí poder programar para operar. Ahora todo eso se hace en un mismo acto clínico», abunda.

Los quirófanos híbridos «tienen una ventaja indudable porque introducen en una sala quirúrgica un sistema de imagen avanzado mediante un arco en forma de letra 'C' que permite conseguir unas imágenes de mucha calidad, y a la vez realizar tratamientos mínimamente invasivos, con recanalización de las arterias y colocación de stent y endoprótesis.

La idea de montar un quirófano surgió porque en Cabueñes «no había radiología vascular y hubo que incorporarla». Fue en los años en que el hospital creció con la construcción del edificio de hemodinámica. «Pensé en la idea de un quirófano rectangular que incorporara las dos prestaciones, la quirúrgica y la de radiodiagnóstico». En aquel entonces, en España no había salas quirúrgicas de esas características. El HUCA, buque insignia de la sanidad asturiana, tuvo que esperar a inaugurar el nuevo edificio en La Cadellada, en junio de 2014, para disponer de esta instalación.

¿Qué beneficios aporta el quirófano híbrido, algo que ahora está presente en todos los grandes hospitales de España? «Permite tratar a gente que antes no podíamos meter en una sala quirúrgica. Con el aumento del envejecimiento y con enfermedades propias de la vejez como la ateroesclerosis, los pacientes son cada vez más delicados. Los tratamientos endovasculares son menos agresivos y los límites de edad prácticamente han desaparecido. De hecho, tenemos algún paciente centenario entre los tratados».

Pasó de tres a diez cirujanos

¿Qué tipo de operaciones se practican dentro del quirófano híbrido? El listado es amplísimo: aneurismas complejos, torácicos y de aorta. También revascularización del tronco distal (pie), gangrenas cada vez más presente en diabéticos. «Antes hacíamos cirugías abiertas y ahora no, entramos con catéteres por diferentes puntos del cuerpo y evitamos cirugías abiertas. Con los nuevos aparatajes podemos llegar a arterias pequeñísimas del cuerpo».

El equipo de Cirugía Vascular arrancó con solo tres especialistas: Javier Álvarez al frente y como adjuntos Manuel Vallina-Victorero, que vino de Burgos, y María José Ramos, que estaba en Valencia. Ambos habían sido residentes con Álvarez en el Hospital General. Ahora son diez cirujanos vasculares y cuatro residentes. El servicio cerró 2019 con una lista de espera quirúrgica de 56 pacientes. «Todos esperan menos de 90 días», remarca. «Durante la pandemia hubo colaboración de toda la estructura del hospital para seguir operando a pacientes no demorables, fue un esfuerzo colectivo y es de agradecer».

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