El ansiado regreso del fervor

Parece mentira que ya hayan pasado tres años desde la última vez que Asturias vivió la Semana Santa en plenitud. Unos meses después de aquellas últimas procesiones, la vida se sumió en las penumbras de -lo que parecía- una eterna pandemia que, entre otras muchísimas cosas, impidió a los devotos dar rienda suelta a su pasión. El paso del tiempo, como siempre, ha sido curativo y todo apunta a que este año las manifestaciones religiosas volverán a las calles con la fuerza de siempre o, aún mejor, con las fuerzas acumuladas durante el parón. Las cofradías asturianas ultiman ya los preparativos, convencidas de que, a la tercera, será la vencida.

En Gijón la ilusión que hay puesta en la Semana Santa es «inmensa», lo dice Alejandro Vallaure, el maestre de la cofradía del Santo Sepulcro. «Todos queremos recobrar la normalidad y cualquier cosa que se organice en la calle va a ser disfrutada por la sociedad en general», asegura. «Cada uno valora la Semana Santa por unos motivos distintos, pero yo creo que todos estamos de acuerdo en el deseo de recuperar lo que hacíamos antes», añade convencido.

La única pega que Vallaure encuentra a estas fechas es que haría falta que se sumaran nuevos cofrades -ahora mismo son unos setenta- para así garantizar la continuidad de estas tradiciones. «No somos gente extraña, somos como cualquier vecino y además ofrecemos la posibilidad de empezar sin ni siquiera darse de alta», cuenta, al tiempo que se alegra de que, en los últimos días, «ha habido un goteo de inscripciones». Y esos nuevos cofrades podrán descubrir la Semana Santa desde dentro. «Se ve muy distinta, el espectáculo es ver a la gente de fuera», promete.

Lo sabe Juan Antonio Rodríguez, de la Hermandad de la Vera Cruz, a quien se le mezclan «las ganas con el temor porque, después del parón, la gente se puede haber enfriado», comenta. «A todos los que les gusta verlo, creo que también podrían disfrutar participando. Es una experiencia muy recomendable», añade.

Además, el tiempo de pandemia, a ellos, les vino cargado de novedades. «Tenemos desde 2020 una corona nueva para la Virgen y habrá dos nuevos estandartes», indica. Aunque lo que más ilusión le hace a él es que se recupere el encuentro del Miércoles Santo en la plaza Mayor, «que fue donde se celebró siempre y no en la plaza del Marqués». Sea donde sea, «Gijón tiene muchas ganas de ver procesiones», opina Ignacio Alvargonzález, hermano mayor de la Santa Misericordia. «Mucha gente quiere unirse, sobre todo, para cargar los pasos, y eso que es lo más sacrificado», afirma.

Ese espíritu se repite más allá del concejo, en Villaviciosa, donde desde 1668 se conmemoran los misterios de la Pasión y muerte de Jesús. En la cofradía de Jesús Nazareno son nada más y nada menos que 1.700 cofrades, aunque su sentimiento se extiende entre todos los vecinos. «Toda Villaviciosa me está preguntado continuamente por las procesiones», asegura su capitán, Nicolás Rodríguez. «Tengo el nerviosismo que no se me acaba de quitar porque, después de haber vivido dos años tan complicados, uno nunca sabe lo que puede pasar», dice dubitativo. «Igualmente estamos preparando el programa de actos como un año normal», promete.

Precisamente, esa normalidad la ansía Francisco Alperi, hermano mayor de la cofradía ovetense Jesús Cautivo. «Fuimos la única cofradía que en 2019 se quedó sin procesionar por culpa de la lluvia, así que llevamos tres años sin salir», se lamenta, al tiempo que celebra la conjunción de tres hitos. «Este año volvemos a salir a las calles, sacamos por primera vez el trono de Jesús Cautivo a hombros (hasta ahora salía sobre ruedas) y celebramos nuestros veinticinco años», enumera feliz.

Ellos en noviembre ya hicieron una salida por la zona de San Bernabé y recuerda que generó «gran expectación e incluso la gente se puso en pie», se enorgullece. «Antes la Semana Santa asturiana era muy desconocida, pero ahora cada vez llama más la atención. De hecho, de las 32 personas que van a llevar el trono del Cautivo, la mitad son nuevas incorporaciones», detalla.

Motivos para él más que suficientes «para dar gracias a Dios», como hace Luis Manuel Alonso, el hermano mayor del Santo Entierro y Nuestra Señora de los Dolores. «A la tercera va la vencida», empieza celebrando. «Tenemos que recuperar todo lo que no pudo ser», prosigue. «El único problema que tenemos ahora es el meteorológico, el resto por fin quedaron atrás», apunta José Ángel Rodríguez Getino, el hermano mayor de la cofradía del Nazareno.

Ellos, en esta ocasión, aparecerán además renovados. «Apostamos por hacer lo que sea, con tal de engrandecer la Semana Santa. Por eso este año, vamos a sacar un nuevo trono con el Nazareno, que también estrenará cruz y un hábito», dice.

También cargada de novedades vendrá La Borriquilla, en su décimo aniversario. «En la procesión extraordinaria del Domingo de Ramos, vamos a bajar hasta la catedral y dejaremos a la Borriquilla en la iglesia de la Corte», cuenta Fernando Blanco, su hermano mayor. «Hemos solicitado a otras cofradías que nos presten algunos hombros y así completar bien todo el recorrido», concluye.

Lo merece como todos porque «las imágenes son de valor incalculable, ya no solo económico, sino de fe y devoción», recuerda Armando Arias, de El Silencio.

Otro lugar en el que la Semana Santa se vive intensamente es Avilés, donde Rufino Arrojo, de la cofradía Jesús de la Esperanza, asegura que hay ganas «entre niños, jóvenes y mayores». Da igual la edad para compartir el fervor que produce «procesionar después de tres años de sequía, pudiendo celebrar además nuestros veinticinco años de historia», festeja Arrojo.

Medio siglo más que ellos tienen sus vecinos los Sanjuaninos, quienes han organizado hasta un concierto «para conmemorar nuestro 75 aniversario», dice Miguel Martínez.

La pasión inunda lugares del oriente como Infiesto, donde Patricia Miriam Martínez, de la cofradía del Via Crucis Viviente, de Infiesto, está ultimando detalles «a toda máquina», apunta. «El parón de estos dos años influye para todo y, como hasta hace un par de meses todo ha sido incertidumbre, ahora estamos a tope». «Vamos a estrenar todos los escenarios de la plaza mayor y el Sanedrín se va a ampliar porque en 2019 fue espectacular».

Ese ajetreo de última hora se está dando también en pleno occidente, en Luarca, donde Ignacio Méndez, hermano mayor de la Real Hermandad del Buen Jesús Nazareno reclama que algunos más arrimen el hombro. «Necesitamos a 48 personas para portear y tenemos 36. El Nazareno está completo, la Virgen Dolorosa, también, San Juanín a la mitad y la Verónica vacía», enumera. «Espero poder sacarlos a todos en procesión», desea, aún expectante, temiéndose que la Verónica, este año, se quede en casa,

Candás tampoco se queda atrás en cuanto a celebraciones de Semana Santa se refiere, porque la villa conserva intactas tradiciones marineras, de profundo arraigo, como la Salve Marinera y El Encuentro. Su Semana Santa estará a la altura que merece el regreso del fervor a las calles.

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