Isma López: el ascenso es de los que no se rinden
Protagonista. El navarro fue descartado en el verano de 2014, pero apostó por seguir, explotó su oportunidad reciclado como lateral y terminó siendo decisivo para subir a Primera: «Es una de las cosas más bonitas que he vivido»
El ascenso de los 'guajes', próximo a cumplir los diez años, se explica en las pequeñas historias de sus grandes protagonistas. La de Isma López se ajusta como anillo al dedo a la esencia de aquel éxito que tuvo su clímax el 7 de junio de 2015. Fue retorcida, inesperada y, finalmente, decisiva por la aportación que ofreció el bravo futbolista navarro, descartado por Abelardo en el verano, reconvertido a lateral zurdo tras haber sido extremo y mediapunta y, sobre todo, con una 'cabezonería' hasta ganarse un sitio resistente a todo.
A Isma el club le enseñó la puerta de salida entre junio y julio y, tras ver los toros desde la barrera durante las catorce primeras jornadas, terminó aprovechando la oportunidad que le dio 'El Pitu' en Mallorca para remontar su situación. Acabó jugando 25 partidos como lateral y marcando 5 goles. Uno, dibujando un desmarque de cincuenta metros, para cerrar el 0-3 del triunfo final en el Villamarín. El partido con el que, tras el empate del Lugo en Montilivi, se logró el ascenso.
«He podido ser mejor o peor futbolista, pero creo que he entendido el juego y para mí era más sencillo adaptarme. Nunca había defendido en mi vida, pero con mis carencias y mis limitaciones estuve en un equipo que ascendió y fui protagonista. Estaba preparado para ayudar y fui una pieza del engranaje, que parecía débil por separado, incluso muchos de nosotros no volvimos a dar esa versión en otros equipos, pero juntos nos multiplicábamos», explica. La fuerza, el colectivo. «Todos creíamos en el compañero», añade el hoy director deportivo de la Federación de Fútbol de Navarra.
La temporada, concluye, fue «una de las cosas más bonitas que he vivido». ¿Por qué? «Por lo que se generó, por lo que hicimos a nivel de vestuario y por la identificación que tuvo la gente con nosotros», remata el exfutbolista de Pamplona, que rezumaba máxima energía por la banda izquierda con la sociedad que formaba con Jony. «Es difícil sentirse imbatible en el fútbol, pero creo que según iban pasando las jornadas nos sentíamos así. Perder 2 partidos de 42 no es normal», añade sobre la exagerada fiabilidad de aquel grupo.
Rebobinando la película de la temporada, Isma retrocede al inicio de todo. «El año anterior al ascenso, aunque jugamos el 'play off', que entonces era una obligación y mire hoy lo que cuesta, no había sido una buena temporada ni en lo colectivo ni en lo individual», asume. Eso, sumado al cambio de rumbo con la salida de Sandoval y la promoción de Abelardo, desembocó en una propuesta para que se buscara otro destino. «Se barajó la salida, pero no puse de mi parte porque no quería salir. Quería quedarme y convencer al entrenador de que podía tener mi oportunidad», remarca un jugador que siempre ha estado al servicio del grupo: «Mi intención siempre fue la de sumar, como ahora en la Federación. En la final del Mundial Sub 17 que se jugó en Corea, por ejemplo, se lesionó el lateral izquierda y yo, que era extremo, le dije a Iñaki Sáez: 'Pruébame'».
Pese a ese difícil punto de partida, el navarro concede que «mi relación con Abelardo fue respetuosa en todo momento, fue claro en decirme que no contaba conmigo». También Isma López expuso su punto de vista: «Como he sido siempre, que no me gusta callarme las cosas, también fui claro en manifestar mi opinión. Quería seguir y, lo que son las cosas, 'El Pitu' no fue el entrenador que más confiase en mí de primeras, pero luego fue el que más partidos me dio en Primera».
Sociedad con Jony
De su sociedad con Jony, en una banda izquierda de altos vuelos, autora de 12 goles para la causa del ascenso y de muchas asistencias, Isma observa que «creo que nos hicimos muy bien el uno al otro». «No he tenido una temporada tan buena sin Jony y creo que él guarda un buen recuerdo mío de esa etapa en el Sporting. Nos hicimos bien», concluye.
Aquel ascenso le perseguirá toda la vida. Igual que las imágenes del Villamarín. «No es que me siente en el sofá de casa a verlas, pero cada año, por junio, me las mandan, se publican... Igual que la famosa foto con Cristiano», ríe. El broche a un año tremendo: «Me enganché mucho en Gijón. Me acuerdo de todo lo que vivimos los compañeros, de llevar la 'Play 2' a los viajes, que se me llenaba la habitación de gente para jugar y no me dejaban ni dormir la siesta...». Y de dos fotos que sintetizan dos momentos diferentes: «Un selfi que me hice con Luis Hernández y más compañeros en el avión antes del viaje y otro, ya en la vuelta, después de ascender».
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