La cúpula asturiana de la movilidad eléctrica
Aedive. Adriano Mones y Pablo Campos-Ansó trabajan para romper los mitos que frenan la expansión del coche eléctrico: el precio, su autonomía y los puntos de recarga
Bajar a Madrid en coche eléctrico en cinco horas y cuarto, con una parada de 25 minutos incluida, y sin planificar el viaje. Es lo que hizo hace unos días Pablo Campos-Ansó, responsable de Innovación y Desarrollo del Grupo Junquera y CEO de Guppy, un viaje que pone como ejemplo para demostrar que la falta de autonomía para trayectos largos de los vehículos eléctricos «es un mito». Uno de los tres que pesan como una losa sobre este medio de transporte sostenible y que condicionan su despliegue sostenible.
Campos-Ansó seguirá trabajando para 'combatirlos' desde la vicepresidencia de Aedive, el clúster española para la movilidad eléctrica, en cuya presidencia acaba de renovar otro asturiano, Adriano Mones, director regional de Phoenix Contact E-Mobility. Y aunque ambos son optimistas, reconocen que queda mucha tarea de concienciación global. Porque a ese «mito» de la falta de autonomía de estos automóviles, hay que sumar otros dos: su precio y los puntos de recarga.
«Lo de que tener un coche eléctrico es caro hay que ponerlo entre comillas», apunta Mones. Si bien es cierto, añade, que aún «existe un gran interrogante» sobre el efecto que la subida del precio de la energía tendrá en el aumento de usuarios, «en estos momentos el incremento de los combustibles fósiles es mucho mayor y conducir un vehículo eléctrico sigue siendo un tercio más barato». En la actualidad existen unos 200.000 matriculados en este país, con lo que el objetivo de alcanzar los 250.000 el próximo año es factible. Lo ideal sería llegar a las cifras que se contabilizan en Noruega, donde el 70% de las ventas de automóviles ya son de eléctricos.
Tercer mito: las infraestructuras de recarga, el asunto «más sensible». Los coches aumentan, pero el despliegue para darles cobertura no va a la misma velocidad. Según explica Mones, en 2023 se deberían de alcanzar los 100.000 puntos a nivel nacional y, a día de hoy, no se llega a los 20.000. El principal hándicap se encuentra en las tramitaciones administrativas y es aquí donde dan un toque de atención a los gobiernos: «Tienen que trabajar de manera más proactiva para que los operadores tarden menos de 18 meses en desplegar un punto de recarga». En cualquier caso, recuerda el presidente de Aedive, se hace una media de 40 kilómetros al día en España y «para eso hay batería suficiente en los vehículos eléctricos que les da autonomía y solo han de recargar una vez a la semana».
Papel regional destacado
¿Qué papel juega Asturias? En l o que respecta a matriculaciones, según los datos que maneja el clúster, en un nivel intermedio. Pero a nivel de puntos de recarga, la región juega un papel muy destacado, en el ámbito público. Ha perdido la primera posición en este aspecto en favor de Madrid, pero Mones señala a EdP como pionera en aportar por las infraestructuras. Eso sí, «los recursos no son finitos y no se puede mantener la inversión porque el mercado no da más de sí».
Precisamente EdP es una de las empresas que sitúan al Principado a la cabeza de la representatividad en el sector. Junto a ella, también enumeran a ALSA, con un proyecto de intermodalidad único en el mundo en Malta; a Alimerka, que ha desplegado una de las principales flotas nivel nacional de camiones eléctricos; TotalEnergies, también con un importante plan de desarrollo de puntos de recarga; Guppy y Hi Mobility, empresas pioneras en la movilidad eléctrica compartida. Los primeros, con un modelo de negocio único a nivel nacional, que están extendiendo a otras regiones, y los segundos, con ese plan piloto con la Universidad de Oviedo para fomentar el uso compartido del coche. Otras dos empresas a incluir en el listado son Phoenix Contact, que colabora con casi todos los proyectos, así como Efibat, empresa que produce cargadores para vehículos eléctricos, a través de un sistema de pago universal (proyecto de EdP y Banco Sabadell).
Concienciación
La tarea de los dos asturianos, junto al resto de la junta directiva de Aedive que les acompañará hasta 2026, está, por tanto, perfectamente definida. Especialmente la principal: seguir generando nuevas oportunidades de desarrollo industrial, tecnológico y de servicios vinculadas a la movilidad eléctrica. La evolución, señala Campos-Ansó, tiene un reto importante a nivel de fabricación «muy grande, porque toda transformación del modelo de coche eléctrico conlleva varios millones de euros en ingeniería. Hay que estar atentos para que quede en España el conocimiento y el talento alrededor de esto. Asia sigue pegando fuerte».
Respecto a la implantación, el CEO de Guppy defiende el vehículo eléctrico, no solo como medio de transporte, sino como generador de servicios, «especialmente su interconexión con la expansión de la energía renovable que puede ser clave y España puede liderarlo». Centrando el tiro en su especialidad, la movilidad compartida, Campos-Ansó pone el acento en dos aspectos: la dificultad para aplicar legislaciones diferentes, desde la local a la europea, y la necesidad del aprovechamiento de los datos por parte de las administraciones pública para ordenar el servicio.
En lo que ambos coinciden es que no se puede levantar el pie del acelerador ni dejar pasar oportunidades que pueden lastrar el desarrollo de empresas. «Por fin hemos asumido que la movilidad en las ciudades va a ser eléctrica. Las transiciones a medias son complicadas y cuanto más ágil y ordenada sea mejor para todos», apunta el CEO de Guppy.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión