«Esta fiesta es una locura, es sin duda la mejor de todo el verano»

No cabía un alma ayer en el prau Salcéu. Por todas partes, había fiestón y, sobre todo, muchas ganas de exprimir cada segundo de un día que, para muchos, es de los mejores del año. Lo decían los ovetenses Rafael Lombardía y Lucía García: «Venimos todos los años porque el Xiringüelu es una locura, es la mejor fiesta de todo el verano», aseguraban, sin un ápice de duda. «Viene todo el mundo, es que es una pasada», proseguían.

Su opinión la compartía la ovetense Covadonga Triviño, quien estaba en el prau con amigos andaluces y vascos. «Esta es la fiesta más grande de toda Asturias», prometía, antes de enumerar todas sus bondades. «Es en un prau, se hace de día, tiene un dj. y viene muchísima gente».

Y, precisamente, lo que para ella era una virtud, para Luis Gamonal, era un defecto. «Yo creo que está un poco masificado», comentaba, antes de aclarar que igualmente «se pasa muy bien». Es imposible aburrirse por allí por «el ambientazo que hay y porque se reúne toda Asturias», apuntaba la gijonesa Nerea Martínez, desde la zona de 'botellón' donde estaban celebrando una gran mayoría de los romeros.

A unos cuantos metros de ellos, la folixa continuaba y, además, muy a la moda porque Inés Miranda y toda su peña decidieron ataviarse como auténticas 'barbies' para la ocasión. «Elegimos este disfraz por votación popular, así que vinimos con todo rosa y tenemos hasta un 'photocall' de la película», contaba.

De azul, sin embargo, iban Los Merucos, quienes pensaban estar de fiesta «todas las horas que podamos», lanzaba Abel Cano. No por ello descuidaron el diseño: su caseta parecía un espacio profesional porque estaba «recubierta de madera para que sea muy natural». Muchas ganas de disfrutar había por allí, al igual que por la peña La izquierda del Caballar. «Nuestro grupo cumple diez años y estamos de celebración», explicaba Natalia Álvarez. Ella no dudaba en que el Xiringüelu es «la mejor fiesta de toda la humanidad» y, para animarla, estaba también la peña Puppyrolls. Ellos, en su caseta, pusieron una 'kiss cam', una 'xirileta' y hasta un mecanismo para beber sin usar los brazos. «Con todo esto, lo vamos a pasar muy bien», prometía, sin parar de reírse, Daniel Márquez. Dicho y hecho.