Asturias, una de las comunidades con más riesgo de verse afectada por la peste porcina
La alta densidad de las poblaciones de jabalíes y el carácter rural de buena parte del territorio convierten a la región, según el Ministerio de Agricultura, en una de las que deben estar en alerta
Ante la reaparición de la Peste Porcina Africana (PPA) en España -con casos declarados en jabalíes muertos en la provincia de Barcelona- la comunidad autónoma de Asturias vuelve a situarse en la diana de las autoridades sanitarias. De hecho, es el Ministerio de Agricultura el que sitúa a nuestra región como unas de las regiones de España con más riesgo para la introducción de esta enfermedad que causa una alta mortandad en cerdos y jabalíes.
Asturias, según recoge el Plan Nacional de Gestión a Medio/Largo Plazo de las Poblaciones de Jabalíes Silvestres (2025) sitúa a Asturias entre las zonas de mayor riesgo. Junto a ella también se encuentran la Galicia oriental y Extremadura.
¿Por qué Asturias aparece en el mapa de alto riesgo?
El plan nacional parte de una premisa clara: la población de jabalíes silvestres es clave en la ecología y avance de la peste procina africana. Esta especie, con gran proliferación -hembra con varias camadas al año- y su elevada adaptabilidad, constituye un vector eficaz para la entrada y diseminación del virus si llega a España. En el caso asturiano, hay una combinación de factores que incrementan su vulnerabilidad:
Hábitats favorables y conectividad territorial: Asturias cuenta con una extensa red de zonas forestales, montañas, áreas semi-rurales y corredores ecológicos que facilitan los desplazamientos de jabalíes. Estas condiciones permiten tanto su proliferación como su movilidad, lo que aumenta la posibilidad de contacto con otras poblaciones o con explotaciones porcinas.
Potencial de interacción entre fauna silvestre y cerdos domésticos: El plan subraya que los municipios con mezcla de zonas agrícolas, forestales y áreas de ganadería son especialmente sensibles. En esos territorios, la proximidad entre jabalíes silvestres y cerdos domésticos puede facilitar la transmisión si se produce un foco.
Riesgo indirecto desde productos contaminados o residuos: Más allá del contacto natural, la PPA puede introducirse mediante carne infectada, embutidos, o restos dejados en entornos accesibles a fauna silvestre. En regiones turísticas o con tránsito de personas —como sucede en muchas zonas de Asturias—, este riesgo adquiere aún más peso.
Un contexto nacional muy preocupante
El momento no podría ser más sensible: el brote detectado en Cataluña -en jabalíes de la sierra de Collserola- representa la primera aparición oficial de la peste procina en España desde 1994. Las autoridades ya han confirmado 13 jabalíes infectados y han declarado una zona infectada, con restricciones en movimiento, caza y actividades en el bosque.
Esto ha reactivado el riesgo para todo el país, puesto que la infección puede propagarse fácilmente, y las poblaciones de jabalíes son un reservorio natural que dificulta el control.
Ante esta emergencia, el plan nacional -que data de 2024 y hasta 2026 establece medidas de gestión de la fauna silvestre- se convierte en la herramienta clave para prevenir la expansión. Entre sus medidas se encuentran las de controlar las poblaciones de jabalí, evitar alimentación suplementaria, vigilar cadáveres, gestionar residuos, coordinar comunidades autónomas y aplicar bioseguridad en granjas porcinas.
¿Qué implica para Asturias?
La inclusión de Asturias en el mapa de las zonas de riesgo elaborado por el Ministerio de Agricultura no es una alerta menor. Implica que, en caso de una entrada de la enfermedad en la Península, la comunidad podría ser una de las primeras en verse afectadas. Por ello, las autoridades regionales, los ganaderos, cazadores, sector forestal y población en general deben estar en máxima vigilancia.
Por ello, en el plan se recomienda reforzar los sistemas de detección (cadáveres de jabalí, mortalidad sospechosa), aplicar una estricta bioseguridad en granjas y explotaciones porcinas, evitar vertidos de restos cárnicos o embutidos en zonas rurales o de bosque, y fomentar el control cinegético responsable.
Conclusión
La reciente aparición de la peste porcina en Cataluña ha demostrado que la enfermedad puede golpear de nuevo a España y que su propagación es una amenaza real. En este escenario, Asturias emerge como una de las regiones con mayor vulnerabilidad, por sus características medioambientales, poblacionales y estructurales. El mapa oficial así lo señala, y el momento exige prevención, coordinación y responsabilidad. Si no se actúa de forma decidida, lo que hoy es riesgo podría convertirse en crisis para la fauna silvestre y el sector porcino asturiano.