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Los restos fueron enterrados en una fosa de apenas un metro de profundidad.

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Los restos fueron enterrados en una fosa de apenas un metro de profundidad. Eloy Alonso

Batallón Galicia: diez años con su lugar en la Historia

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica conmemora el décimo aniversario de la exhumación de las fosas del Alto del Acebo, en las que se recuperaron los restos de doce milicianos

Isabel Gómez

OVIEDO

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Jueves, 28 de septiembre 2017

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Los esperaban en Gijón, pero se retrasaron. Cuando alcanzaron la ciudad, el barco en el que debían llegar a Francia ya había zarpado. Decidieron ir a Galicia. Quizá allí podrían encontrar la forma de salir de España. Tomaron la ruta del interior. Era la más segura. Llegaron al Alto del Acebo, en el límite de provincia, al anochecer del 29 octubre y acordaron hacer noche en dos posadas que había en la zona. Nueve hombres se hospedaron en una; el resto, en la otra. Allí los encontraron. Ocho de ellos no vieron un nuevo día. El resto, fueron ejecutados en menos de una semana. La plana mayor del Batallón Galicia había caído.

Desde aquella noche de 1937, la historia del comandante José Moreno Torres y sus hombres pasó a engrosar la tradición oral de varios pueblos de Grandas de Salime y A Fonsagrada (Lugo). Los vecinos sabían que falangistas locales habían ejecutado y enterrado junto a la actual carretera AS-28 a más de una decena de hombres. Los fosas habían sido excavadas por niños como los hermanos José y Julio Fernández, que entonces tenían once y doce años, pero su recuerdo nunca se borró. Su testimonio fue esencial para que entre agosto de 2007 y marzo de 2008, los arqueólogos y voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) localizaran y exhumaran la fosa en la que fueron enterrados los hombres del Batallón Galicia, un hito que la entidad conmemora este fin de semana con un programa de actos que comienza este viernes, 29 de septiembre, en A Coruña y que continuará el sábado en el Alto del Acebo y el cementerio y la Casa de Cultura de A Fonsagrada.

El homenaje coincide con el 80 aniversario del fusilamiento de los milicianos y los diez años de la exhumación de las fosas comunes de las que se recuperaron doce cuerpos, además de objetos personales y casquillos. Los restos de dos hombres más se localizaron en el cementerio de A Fonsagrada, donde todos recibieron sepultura en el año 2009, una vez que las pruebas permitieron poner nombre a cada uno de los milicianos.

Los restos exhumados fueron enterrados en el cementerio de A Fonsagrada en noviembre de 2009.
Los restos exhumados fueron enterrados en el cementerio de A Fonsagrada en noviembre de 2009. I. G.

Entre ellos se encontraba Jaime Machicado Llorente, el único asturiano del grupo. Nacido en Ribadesella en 1909, era confitero en Gijón y estaba afiliado a la CNT cuando se se incorporó a las filas del batallón que comandaba José Moreno Torres, uno de los militantes más destacados de la organización anarquista en Galicia. Moreno había logrado escapar cuando los falangistas sorprendieron al grupo en las posadas del Alto del Acebo y se refugió una aldea de Grandas. Durante unos días permaneció escondido, pero fue encontrado y ejecutado. La recuperación de sus restos también fue posterior a la de sus compañeros. Fue en marzo de 2008 cuando se localizó y exhumó la tercera fosa del Acebo gracias a la tradición oral de una comarca en la que se cantaba un romance sobre la el trágico final de Moreno y sus milicianos.

Jaime Machicado, meses antes de su muerte.
Jaime Machicado, meses antes de su muerte. ARMH

Una década después, Carmen García-Rodeja, miembro de la ARMH y coordinadora de aquellos trabajos de recuperación de los cuerpos, ensalza el papel que desempeñaron los vecinos: «El pueblo siempre tuvo esa espina clavada: una fosa llena de hombres, no sabían quiénes eran, no los podían honrar… Un romance se encargó de que no se olvidara y en el pueblo de los victimarios siempre quisieron ‘limpiar’ ese horror».

Y lo hicieron llevando a la ARMH hasta la cuneta en la que se encontraron los cuerpos. Los hermanos que fueron obligados a excavar la mayor de las fosas, en la que se recuperaron los restos de ocho milicianos, dieron las indicaciones precisas sobre dónde y cómo y, apenas una hora después de comenzar a mover la tierra, se encontraron los primeros restos. El agujero apenas tenía un metro de profundidad y los cuerpos se habían colocado de forma sucesiva; después, se cubrieron de tierra ácida que deshizo todo lo que no fueron cráneos y huesos largos.

Lo que ocurrió en aquella noche de octubre del 37 fue el argumento de una suerte de leyenda que ha pervivido durante generaciones en las montañas del interior de Asturias y Galicia. Desenterrar a sus protagonistas hace diez años solo la acrecentó. De hecho, desde la exhumación llevada a cabo en el Alto del Acebo (la segunda que más restos ha recuperado en el Principado en la última década), la historia del comandante Moreno y el Batallón Galicia ha inspirado documentales, libros e incluso obras de teatro ('A dónde vas Pedro', de la dramaturga francesa Manon Moreau se estrenó en París en abril de 2009); pero, sobre todo, ha sido el centro de numerosos actos de homenaje y divulgación organizados por la ARMH, decidida a «expandir lo sucedido y honrar a las víctimas», recalca García-Rodeja.

Las víctimas

José Moreno Torres, Jaime Machicado Llorente, Manuel Ramos Escarís, Manuel Novás Naya, Odilo Masip Masip, Enrique García Lago, Maximino Martínez Fernández, José Fernández Patiño, José Barros Germade, Luis Rafael Villar Sánchez, Albino Domínguez Márquez, Enrique Viadero Haya, Manuel Bugallo Lois, Jesús Martínez Castro.

El último de esos homenajes tendrá lugar este fin de semana. Este viernes se inaugura en el muelle de Oza de A Coruña una placa conmemorativa y el sábado, a las 12.30 horas, habrá un acto en el Acebo, desde donde la comitiva se trasladará al cementerio de A Fonsagrada. Por la tarde, a las 18.30 horas, un encuentro poético-musical pondrá el broche a una jornada que, a buen seguro, servirá para reivindicar más apoyo a la recuperación de la memoria histórica. Y es que, según lamenta García-Rodeja, «la ley de Memoria Histórica no se aplica» y su labor se sustenta únicamente «con la colaboración de los socios y, puntualmente, de gente solidaria».

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