Las calles de Gijón y Oviedo, repletas para ver las luces de Navidad

Es encender las luces de Navidad y que la gente salga en masa a la calle. La agradable temperatura que predominó durante toda la jornada y la emoción correspondiente al día siguiente del tradicional encendido navideño provocaron que gijoneses y turistas se lanzasen a la calle para disfrutar de «un recorrido muy alegre» y conocer las principales novedades de la iluminación de este año. «Son mucho más originales que el año pasado», afirmaba Diego Crespo nada más sacarse un 'selfie' con su mujer y su hijo Mateo, de cuator años, delante del gran lazo rojo que cuelga de la fachada del Antiguo Instituto. Durante la tarde de este sábado concentró la atención de todos los paseantes que se adentraban en la plaza del Parchís y ya se ha convertido en la gran sorpresa de estas Navidades. «Está precioso, sobre todo por el efecto de las 'bolonas' colgantes», le decía Viviana Comino a su marido, Javi Cordero.

Entre lo más aclamado estuvieron también los clásicos como la 'estrellona' del Náutico, donde los hermanos Pelayo y Mateo querían repetir la foto que ya inmortalizaron el año pasado «sacando el dedo hacia ella como si la pinchásemos»; las nuevas luces colgantes de la calle Corrida, que fascinaron a Cristina García, David Fajardo y sus hijos Marta y Mateo (1 y 4 años), recién llegados de Fuerteventura para pasar unos días de vacaciones; o el 'arbolón' y los renos de la plaza Mayor, escenario perfecto para que Desi Rozada y Víctor Castaño capturasen unos cuantos recuerdos familiares junto a la pequeña Eire, de un año y tres meses. «Este año es más monocromático y me gusta más», apuntó Rozada, antes de poner rumbo a la pista de hielo.

Y es que 'Inverland', el parque mágico de la Navidad, es el universo preferido por los más pequeños, que no contemplan la opción de perderse ninguna de las atracciones: desde los trineos voladores hasta el tren Laponia express, pasando por el 'jumping' navideño y el nuevo y favoritísimo árbol mágico de la Navidad. «¡Pero la pista es lo más divertido!», aseguraba el pequeño Iyán, de seis años, mientras disfrutaba junto a su amigo Leo, que «este año ha empezado a patinaje», y los padres de ambos.

Mientras en el centro de la ciudad había decenas de móviles preparados para grabar el momento del encendido de las luces, en Somió aguardaron a la víspera de diciembre y realizaron este sábado el encendido de los exteriores del local social y el taller de adornos navideños, donde participaron 40 niños.

En Oviedo ocurre otro tanto de lo mismo. Con la puesta en marcha del alumbrado multitud de vecinos y turistas se han echado a la calle para disfrutar del sábado, hacerse unas cuantas fotos con la decoración navideña y aprovechar para hacer algunas compras. Y es que el mercado estaba a rebosar. Oviedo. Los grupos de turistas haciéndose 'selfies' con la Catedral o con La Regenta confundiéndose con grupos que disfrutan de la belleza del Nacimiento. También, con elfos y hasta con dos señoras vestidas de sevillanas. Esta es, ahora, la realidad en el Oviedo Antiguo, donde los artesanos vuelven a dar vida al Mercado de Navidad. Ellos son y serán, hasta después de Reyes, los protagonistas. 104 casetas repartidas entre Porlier y la Catedral dedicadas a la venta de artesanía, productos navideños y dulces. El mercado ha vuelto. Este año, pronto; tanto, que coincide con el fin de semana del 'Black Friday'. Ovetenses y turistas se han lanzado a las compras. En las casetas y en el eje comercial de la ciudad. Atraídos por los artesanos y por los coletazos de los descuentos, el resultado es que Oviedo vive un auténtico llenazo.

Silvia Álvarez Triviño, responsable de 'Fulanita de tal', es ya una veterana en el mercado. Vende joyería con cerámica. Tras el baño de masas vivido el primer día -este viernes coincidiendo con el encendido de las luces-, el sábado no se ha quedado atrás en cuanto a expectativas. «Cada vez viene más turismo a Oviedo» y la visita a la plaza de la Catedral es, para estos, obligada, donde 'Fulanita de tal' les espera.

Lo que no convence a Álvarez Triviño es que el mercado haya abierto a finales de noviembre. Demasiados días para ella. «Somos artesanos, necesitamos tiempo para trabajar y estar mucho tiempo aquí representa muchos gastos: desplazamientos, comer, la gente que viene de fuera debe pagarse la habitación...». En su caso, alterna y cada dos días va a Colunga, donde reside.

De Extremadura, por ejemplo, viene Mario Argelagós, que tiene su puesto en la plaza Porlier, bajo la firma de Satiam. Es su segunda vez. Y está agradecido de la oportunidad «porque no es fácil encontrar un sitio para vender». Así que, en su caso, se mostró contento de poder rascar más días al mercado. El año pasado «me fue bien» y ahora espera que «sea mejor».

Para estar en Oviedo, hay más opciones. Una artesana de Granada, que elabora platos ralladores de cerámica, tiene un puesto muy cerca de la Catedral, pero en su caso detrás del mostrador está María López, que reside desde hace un año y medio en Oviedo. Una manera de evitar desplazamientos. «Es un producto genial y si lo compras, estás consumiendo un producto nacional», anima. Este mercado, completó, es muy necesario: «La gran industria no lo necesita; pero los artesanos, sí».

Un día después del encendido, el alcalde, Alfredo Canteli, realizó un balance inmejorable del comienzo de la Navidad ovetense. «La valoración es clara: Cuando se rompe Oviedo de gente, cuando había el ambiente que había, la felicidad que se respiraba... Yo, la verdad, es que me emocioné». Ese, sentenció, «es el Oviedo que yo quiero; un Oviedo vivo, alegre, que participe. No se puede pedir más».

• Temas
• Gijón
• Oviedo