Despliegue en un campo de batalla muy diferente
Los militares asturianos, contra el COVID-19. Los efectivos del Regimiento 'Príncipe' número 3 realizaron desinfecciones, patrullas y triajes en el HUCA
MARCO MENÉNDEZ
Domingo, 10 de mayo 2020, 01:28
Los integrantes del Regimiento 'Príncipe' número 3, con base en el acuartelamiento del Cabo Noval, están acostumbrados a ser desplegados en terrenos como Irak, Afganistán o el Líbano, entre otros peligrosos destinos. Pero las últimas semanas han tenido que luchar contra un enemigo invisible y defender a sus propios compatriotas de la amenaza del COVID-19. Labores de desinfección, patrullas en las calles y triaje y control en el puesto de socorro habilitado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) fueron algunas de ellas.
El sargento Adrián Martínez, el cabo Darío Parejo y la soldado Aroa Villafañe fueron algunos de ellos. Entre otras cosas, participaron en la desinfección de la Residencia Ovida, donde primero tuvieron que reconocer el terreno y establecer equipos de cuatro miembros. «Trabajamos por turnos», explica Adrián Martínez, quien reconoce que trabajar con un traje especial NBQ (contra amenazas nucleares, biológicas y químicas) «te agobia un poco, porque está completamente sellado y solo te llega el aire de la mascarilla». Por eso, trabajaban una hora y descansaban media «para que fuera más dinámico». Apunta que están perfectamente preparados, pero «qué mejor que servir en el territorio nacional y ayudar a la sociedad española».
Aroa Villafañe se bregó en varios destinos y en todos «estuvimos muy a gusto. Tuvimos muy trato muy cercano con la gente, porque estás sirviendo a los tuyos». Pero a veces la gente se llevaba un pequeño susto al ver un control compuesto por militares: «De primeras, los veías nerviosos, pero luego el trato era muy agradable. Si les parábamos en el coche, se aceleraban un poco, porque no están acostumbrados a ver militares en las calles».
Darío Parejo está orgulloso de «ayudar a la población y aportar nuestro granito de arena para salir de esta situación». Ahora están acuartelados, pero se siguen entrenando por si son necesarios de nuevo. Y es que este cabo asegura que «echo de menos que la gente nos vea hacer nuestro trabajo».
«La gente, muy concienciada»
También en patrullas trabajaron el teniente Borja Echevarría, el sargento Javier Feijóo y la soldado Jénifer Extremera. Estas patrullas se coordinaban con los efectivos de Guardia Civil, Policía Nacional o Policía Local, dependiendo del lugar donde tuvieran que desarrollar su trabajo. El teniente apunta que «diariamente revisábamos el último real decreto para saber lo que la población podía hacer o no. Nuestro trabajo era hacer acto de presencia, que se nos viera y hacer cumplir las directrices, pero la gente estaba muy concienciada». Por su formación, estos militares están capacitados para hacer frente a cualquier problema que se presente, aunque los que se produjeron prácticamente fueron anecdóticos.
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El sargento Guillermo Peliz está al mando de otros ocho militares en el puesto de socorro del HUCA, donde se hace el triaje para las pruebas del coronavirus. Trabajan de 8 a 20 horas, pero la mayoría de las veces es más tiempo. Estos efectivos son los encargados de dirigir al punto de toma de muestras a los ciudadanos que llegan a hacerse las pruebas. Y lo consiguen hacer de una manera muy ágil y efectiva. «Las pruebas se pueden hacer desde el coche, pero hay personas que llegan a pie. También tenemos que estar muy pendientes porque a veces ves a gente un poco perdida. Pero todos llegan muy concienciados y vienen con guantes y mascarilla», apunta el sargento. Este puesto de socorro se mantendrá en funcionamiento mientras que siga activa la Operación Balmis, que al mismo tiempo depende de la duración del estado de alerta.
El rápido y efectivo despliegue de estos hombres y mujeres no fue fruto de la casualidad. Unos días antes de la declaración del estado de alarma ya habían recibido una directiva del Ejército que les orientaba para que estuvieran preparados para posibles misiones de apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ante la proximidad de que se decretara el confinamiento de la población. Fue fundamental la coordinación con la Delegación del Gobierno, la Guardia Civil y la Policía Nacional. Por eso, cuando el domingo 15 de marzo se activó la Operación Balmis, el operativo ya estaba preparado.
«Todos como una piña»
Las patrullas no tienen secretos para los efectivos de Cabo Noval, pero las desinfecciones, a pesar de que están entrenados en trabajar en entornos operativos NBQ, no entran en sus labores habituales. Y aquí entró en juego la Unidad Militar de Emergencias (UME) que cuenta con equipos especializados y les dieron los necesarios cursos de formación a los militares asturianos.
Los efectivos del regimiento se volcaron en este trabajo. Reconocen la importancia de ayudar a sus compatriotas, pero también lo resalta el jefe del acuartelamiento, el coronel Alfonso Pardo de Santayana Galbis, quien indica que «nuestra gente está encantada de salir a ayudar. Mi problema era cuando se cancelaba una desinfección o una patrulla, era una auténtica frustración para la gente que estaba preparada, porque están deseando ayudar. Todos los soldados actuaron como una piña, con una gran vocación. Cuando estás fuera de casa a veces tienes que convencer a tu gente de que es algo necesario, tu misión, pero aquí no hay que explicar nada porque estás trabajando para tu familia, para tus vecinos... El incentivo es muy fácil y se ha notado mucho».
Pero en esta lucha no estuvieron solos. Obtuvieron la colaboración de muchas empresas de la región que no dudaron en prestarles su apoyo, como el Grupo Masavéu, que aportó la mayoría de los productos para las desinfecciones; la empresa Grillo, que les prestó 30 mochilas eléctricas para la desinfección, o Alsa, que facilitó vehículos para que pudieran ir a los pueblos más pequeños. Y es que, como reconoce el coronel, «cuando unes las capacidades militares con las civiles consigues un efecto muchísimo más eficaz». Pero no hay que olvidar que este grupo de hombres y mujeres siguen preparándose para cuando se les necesite.