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Mánchester. Gracia Castañón, cargada de equipaje, en el aeropuerto. Xxxxx. Xxxx xxxx xxxxxxxxxx xxxxxxxx. E. C. XXX

«Lo duro no era no ir a casa: era saber que no nos dejaban ir»

Reencuentros. Son muchos los asturianos que regresan por Navidad, pese a tests, precios disparados y cuarentenas

Ana Ranera

Gijón

Lunes, 27 de diciembre 2021, 03:17

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La esencia de la Navidad se esconde, en gran medida, en los muchísimos reencuentros que atesoran estas fechas. Estos días son de volver a casa y de abrazar, otra vez, a esos cuyos brazos son inalcanzables desde hace demasiado tiempo. Hace algo menos de un año, el 1 de enero de 2021, los asturianos en la diáspora eran nada menos que 136.484. Ahora, un buen puñado de todos esos salvan la distancia, entre coches, trenes y aviones, para estar rodeados de los suyos, que los tiempos merecen llevarse alguna alegría, por pequeña que sea.

Es el caso de Iván Menéndez, un gijonés afincado en Dallas, que lleva ya dos años sin pisar el Principado y que, si todo va según lo previsto, volará hoy para volver a casa. «La última vez que estuve por allí fue en la Navidad de 2019», recuerda. «No fue traumático no ir el año pasado, pero sí que se me hizo muy rara esa sensación de saber que no podía ir», cuenta.

Él vivió estos días antes del despegue con expectación. «Estaba esperando a que se reuniera Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos porque, si llegan a cerrar los bares y a poner medidas muy restrictivas, me quedaba sin ir. Yo no voy a Asturias para estar encerrado en casa», explica. «Todo el mundo que está fuera vuelve y quiero aprovechar para verlos».

A él, para venir, le basta con tener la pauta de vacunación completa. «Para entrar a España, solo me piden el pasaporte covid, pero, para volver, tengo que presentar una PCR negativa hecha en las 24 horas antes del vuelo», señala. Se la hará con los dedos cruzados de no haberse contagiado y extrañándose de la situación en la que se encuentra España. «Aquí en Texas, llevamos mucho tiempo haciendo vida normal. Casi nadie utiliza la mascarilla y los bares y restaurantes están llenos», cuenta. «Además, este año aproveché para viajar por aquí y, excepto en Puerto Rico, en ningún otro sitio vi ninguna medida».

Menéndez no es el único que estos días se debatió entre el venir o no venir, lo mismo les ocurrió a Gracia Castañón y a Diego Álvarez, gijonesa y mierense, respectivamente. «No sabemos si volveremos a casa por Navidad, pero, al menos, lo estamos intentando», bromean y lo explican: «Nos cancelaron ya dos vuelos»., así que ya están desesperados. «Pretendíamos ir del 4 al 15 de enero, de Mánchester a Bilbao, pero nos cancelaron el de ida», empiezan relatando su experiencia. «La empresa donde trabajo me dio más días de vacaciones y cogimos otro avión, que salía el 1 de enero, pero entonces nos cancelaron el de vuelta», cuenta Diego.

Esta pareja cambió entonces su plan y sacó vuelos Santander-Mánchester, pero también se lo anularon. «Ahora estamos intentando volar desde Madrid», relatan. «Ir a casa es toda una odisea, la comunicación con Asturias es malísima», se lamentan. «Nos estamos planteando cambiar las vacaciones e ir conduciendo, pero Francia tiene sus restricciones y el coche de alquiler cuesta un dineral». La siguiente alternativa es la de no venir y elegir otro destino para sus días de descanso. «Nos merece más la pena coger, con una compañía inglesa, un todo incluido y plantarnos en Benidorm».

Hay otros como Arancha Chacartegui que, sin embargo, ya están disfrutando del Principado. «Llegué hace justo una semana»., apunta, feliz de estar callejeando por Gijón de nuevo. «El reencuentro fue precioso, soy hija única y mis padres ya tenían muchas ganas de verme», cuenta. Y eso que su regreso tampoco está siendo como ella se hubiera imaginado. «Vi a mis abuelos con mascarillas y guardando las distancias», indica.

Tomaron todas las precauciones posibles, aunque ella venía desde Canadá, con una prueba de antígenos negativa. «Hice escala en Estados Unidos y allí me la pidieron, pero, para entrar en España, aparte de rellenar una base de datos, no te piden nada específico», explica. En cuanto a su regreso, al otro lado del charco, poco sabe. «Con ómicron, cambia todo un poco cada día. En principio, me tocará hacer antígenos para entrar a Estados Unidos y una PCR al llegar a Canadá. Allí me tendrán en cuarentena hasta que salga el resultado», imagina entre la incertidumbre.

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