Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Mauro y Cheby nacieron el 20 de noviembre de 1975. Mónica y Elena, pocos días después. Todos ellos pertenecen a la primera generación de la democracia, la que estrena la cincuentena, y hacen balance del último medio siglo. Mario Rojas / Salvador Salas / E. C.
Medio siglo del final de la dictadura

«Pensamos que con la muerte de Franco muchas cosas estaban superadas, pero vamos hacia atrás»

Los asturianos nacidos el 20-N de 1975 o a los pocos días de la muerte del dictador aplauden «el avance en el terreno de las libertades de los últimos 50 años», aunque alertan de «una democracia en involución» marcada por «el miedo a la diferencia»

Martes, 11 de noviembre 2025

Comenta

Eusebio 'Cheby' Álvarez Valle vino al mundo «de penalti» en el gijonés sanatorio de Begoña mientras las redacciones echaban humo y todo el país contenía la respiración, porque este gijonés nació pocas horas después de que Franco pasase a mejor vida en La Paz, a consecuencia de un fallo multiorgánico y después de haber sufrido, en apenas un mes, tres infartos, hemorragias internas, varias operaciones y un rosario de pruebas que prolongaron su agonía: «Me encanta decir que yo inauguré la democracia y que esperé a que él muriera para nacer». Era el final desesperado de la dictadura militar más sanguinaria de la historia de España, que tocaba a su fin hace ahora medio siglo. Tiempos de miedo, control y represión en los que «importaba muchísimo el qué dirán».

«Hoy es muy normal tener un hijo de soltera, pero, para mi madre, aquello fue duro, porque estaba muy mal visto. Era una vergüenza», rememora Cheby, que este 20 de noviembre cumplirá 50 años y que, como es «un aniversario tan redondín», lo celebrará con ella, con Amada Álvarez Valle, una luchadora que tuvo que hacer frente a las presiones de su pareja para que interrumpiese el embarazo: «Mi padre biológico insistía en que abortara, pero ella se mantuvo firme y dijo que no, así que él nos abandonó y yo me crie con ella y con mis abuelos, unas personas maravillosas».

El gijonés afincado en Fuengirola Cheby Álvarez, con su madre, Amada. E. C.

De aquella infancia en la calle San José, este amante del baloncesto y del Grupo recuerda las bromas de sus compañeros en el Colegio de la Inmaculada: «Me decían que era la reencarnación de Franco y yo les contestaba que habría muchos nacidos el mismo día además de yo, así que teníamos todos las mismas posibilidades». Un centro educativo que hoy, medio siglo después, está en el epicentro de la polémica, a cuenta de quienes piden la demolición del conjunto escultórico de su fachada dedicado a «los caídos por Dios y por España» en homenaje a los golpistas de 1936 contra la República. Pero este emprendedor emparejado con una arquitecta desde hace poco más de un año y libre de cargas familiares –cruzó el Océano para terminar viviendo siete años en Seattle (EE UU) y lleva veintidós en Málaga, donde trabaja en el sector inmobiliario– prefiere no mojarse en ese charco.

Cheby Álvarez

«Nací pocas horas después de la muerte de Franco y me gusta decir que yo inauguré la democracia»

De lo que sí habla es de la preocupante desafección de un notable porcentaje de la población española hacia buena parte de la clase política, al tiempo que agradece «el avance en el terreno de las libertades en los últimos cincuenta años». Lo mismo que agradece muchísimo que su madre lo librase de haberse llamado Francisco, Paco para los amigos, que era el empeño de sus tíos: «Querían que llevase el nombre de Franco, pero ella dijo que ni hablar. Que me iba a llamar Eusebio, igual que su padre». Genio y figura Amada.

Mauro Alonso, junto a la portada de EL COMERCIO con el titular que cambiaría el rumbo de la historia de España. E. C.

También a la madre de Mauro Alonso, al que nacieron ese mismo día en Oviedo pero de Pravia de toda la vida, una enfermera le sugirió al salir de aquel paritorio donde se colaba el sonido de las teles y las radios que por qué no lo bautizaba así, «un homenaje póstumo al caudillo que, afortunadamente, no entraba en sus planes», se ríe este topógrafo que se fue a Mallorca hace veinte años «para una obra» y allí se quedó.

Mauro Alonso

«A los jóvenes le cuesta conservar la ilusión y es comprensible, porque no lo tienen nada fácil»

Alonso no tiene en mente festejar su medio siglo de forma especial, porque, «si cumplir 40 ya fue un poco golpe, los 50 ya ni te cuento», bromea este praviano sin pareja ni hijos que cree que «el panorama de este país asusta un poco». Y se explica: «Para los de mi generación, aquella época, la de los ochenta y los noventa, fue muy guapa y muy ilusionante. Tenías la impresión de que todo iba a cambiar, de que íbamos a crecer y a mejorar. Europa, viajar, la Movida, la libertad...». Sueños de un brillante futuro en technicolor que poco o nada tienen que ver con el mundo de este 2025, bastante más gris que arcoíris, casi casi distópico: «Antes, si venían extranjeros, no pasaba nada. Y, si la gente quería estar con alguien de su mismo sexo, tampoco... No había miedo a la diferencia, mientras que ahora parece que vamos hacia el apocalipsis».

«Pensamos que, con la muerte de Franco, muchas cosas estaban felizmente superadas, pero parece que vamos hacia atrás. Una regresión de la que quizá nos tengamos que culpar en parte a nosotros mismos, a los de mi generación, que somos los que ahora estamos en las instituciones», hace autocrítica. Y esta suerte de «democracia en involución» golpea especialmente «a los jóvenes, a los que le cuesta conservar la ilusión, y es comprensible, porque no lo tienen nada fácil».

Elena López, con la imagen de Carlos Arias Navarro anunciando, entre sollozos, la muerte del dictador de fondo. Mario Rojas

Al igual que él, otra asturiana de su quinta que aplaude la conquista de derechos en un país asfixiante –especialmente, con las mujeres– es la sierense Elena López, que soplará 50 velas el próximo 4 de diciembre. «Casualmente, el mismo día que nació Franco», anota. Una efeméride que, según confiesa, también lleva «fatal»: «Si lo de los 40 ya me costó, lo de los 50, más. Mal, mal».

«Esto antes estaba muy fastidiado, así que, en comparación, ahora estamos genial», resume esta precoz representante de la generación X que se casó con 18 recién cumplidos y que tiene dos hijas, de 29 y 26 años, con las que ahora sale de fiesta.

Elena López

«Hay muchas cosas que mejorar, como que, en este país, la gente roba y nadie paga por nada»

«Fíjate cómo cambiaría la cosa que, poco antes de casarme, pedí permiso para ir con el que iba a convertirse en mi futuro marido a pasar un fin de semana a Portugal y mis padres me dijeron que ni hablar, que qué iban a pensar los vecinos», rememora sobre una época en la que «tenía que estar en casa a las diez de la noche. Y eso que Franco ya llevaba tiempo muerto». Unas restricciones horarias que, por cierto, no afectaban a sus dos hermanos varones.

Hoy Elena trabaja como administrativa y ve cómo sus hijas disfrutan de los fines de semana hasta bien entrada la madrugada. «Poco más y me traen el desayuno», sonríe con el aire fresco que respiran ellas, aunque también defiende que «estamos en una democracia imperfecta, en la que hay muchas cosas que mejorar, como la separación de poderes o que, en este país, la gente delinque, roba, y nadie paga por nada».

Mónica Río, con una foto celebrando los 50 por anticipado junto a sus amigas, en el negocio que regenta. Mario Rojas

«O como que -añade Mónica Río- la ética de muchos políticos brilla por su ausencia. Dan pena. Son patéticos. En la mayoría de los casos, no están a la altura de la ciudadanía», lanza a bocajarro esta collotense, divorciada y sin hijos, que también cumplirá en septiembre pero que ya ha empezado a conmemorarlo por todo lo alto: «Nos fuimos de viaje todas las amigas a Palma y lo pasamos pipa, pero pienso celebrarlo todo el año. Cuando cumplí 40 hice un fiestón que llamé 'Mis 40 primaveras' y ahora voy a organizar otro que llamaré 'Mis 50 veranos', porque no me falta ninguno y espero disfrutar muchísimos más. ¿Crisis existencial? ¡Para nada! Si estamos estupendas, ¿no nos ves?».

Mónica Río

«Ahora las mujeres somos independientes. Antes tenían que aguantar porque no había otra salida»

Cree, sin embargo, que, si hablamos del plano social, «faltan muchos valores que había y que hoy brillan por su ausencia, aunque hemos avanzado en cuestiones muy importantes como la independencia económica de las mujeres, cuando antes recibían golpes y a aguantar y callar porque no tenían otra salida».

Lo cuenta desde 'Moda Teli', el «negocio con vocación de servicio» que heredó de su madre, «de las pocas que ya entonces trabajaban», tras estudiar Relaciones Laborales, mientras despacha un sujetador color marfil, unas zapatillas de cuadros y un carrete de hilo: «Los que nacimos en los 70 tenemos otras perspectivas, pero para la gente joven la cosa está jodida. El dinero vale muchísimo menos y el sistema te obliga a gastar todo lo que ganas en lo mismo». Solo hay que fijarse –lamenta– en el precio de la vivienda. «Y, además, tengo la impresión de que nosotros nos adaptamos mejor a los cambios. Ellos están flipando en estéreo con lo que se les viene encima».

Y eso que, como estos cuatro asturianos de la primera generación nacida en democracia, cada vez menos españoles podrán decir que vivieron el franquismo. Que, pese al invierno demográfico galopante –e inquietante– en el que hace ya tiempo nos adentramos, disminuyen quienes recuerdan aquel día del que muchos 'centennials' apenas han escuchado hablar, en día que la historia de España cambió para siempre.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio «Pensamos que con la muerte de Franco muchas cosas estaban superadas, pero vamos hacia atrás»

«Pensamos que con la muerte de Franco muchas cosas estaban superadas, pero vamos hacia atrás»