Decálogo para una pumarada sostenible
La biodiversidad en las pumaradas contribuye a mejorar la producción de manzana | Los biólogos Marcos Miñarro y Daniel García son autores de un estudio que pone de manifiesto la importancia de conservar la diversidad de especies dentro de las fincas de manzanos y en el que proponen una serie de medidas para lograrlo
pilar alonso
Viernes, 29 de mayo 2020, 01:47
En una pumarada pueden llegar convivir cientos de especies animales. Mantener esa gran biodiversidad no solo es beneficioso para la conservación del medioambiente, sino que también contribuye a mejorar la producción de manzana y a incrementar su calidad. Es una de las conclusiones que se desprende de los estudios realizados por dos biólogos asturianos y en los que se proponen una serie de medidas para el fomento de la diversidad biológica en las fincas de manzanos que van desde la instalación de cajas nido a la plantación de bandas florales o el mantenimiento de las sebes.
«La idea es que el productor pueda mejorar la cosecha y a la vez sea partícipe de la conservación de la biodiversidad», señala Daniel García, profesor de Ecología de la Universidad de Oviedo y autor, junto a Marcos Miñarro, Investigador del Área de cultivos hortofrutícolas y forestales del Serida, de un 'Decálogo para una pumarada sostenible', con el que tratan de mejorar el control de plagas, aumentar la polinización y contribuir a frenar la pérdida de especies.
El decálogo es fruto de una línea de investigación que comenzó en 2015 y para la que se analizaron 26 pumaradas de toda Asturias. En Gijón, Villaviciosa, Sariego o Siero. Algunas de ellas próximas a núcleos urbanos y otras situadas en paisajes más asilvestrados, para que la muestra fuese lo más heterogénea posible. En el conjunto de todas ellas describieron más de un centenar de especies, entre las que se cuentan 35 aves insectívoras, más de 100 especies de insectos polinizadores, más de 70 tipos de arañas, aves rapaces... Aunque «el número varía de una a otra, lo cierto es que las pumaradas asturianas destacan por su riqueza en especies», subraya Marcos Miñarro.
Y todas y cada una de ellas cumplen su cometido. Combatir plagas, como hacen las tijeretas que atacan a los parásitos, los murciélagos que se alimentan de polillas de carpocapsa, cuyas orugas atacan la manzana, o las rapaces, que cazan roedores como la rata topera o el topillo lusitano. Favorecer la polinización, como hacen los abejorros, o aumentar el alimento, en este caso de néctar y polen, algo de lo que se ocupan las plantas de las sebes o las flores de la cubierta. De ahí la relevancia que todas y cada una de las especies de animales y plantas silvestres que habitan en la pumaradas asturianas y la importancia de favorecer y promover su asentamiento en las fincas.
Para contribuir a ese asentamiento, Daniel García y Marcos Miñarro proponen, entre otras, la instalación de cajas nido, tanto para aves insectívoras como para rapaces. «La prueba con ellas ya se ha hecho en algunas pumaradas y el efecto de control de plagas es notable», comentan. Recursos para los murciélagos y hoteles para insectos y abejas están también incluidos en un decálogo que además plantea la necesidad de mantener de forma correcta las sebes, plantar bandas florales en los laterales de las fincas, aplicar diferentes tipos de siega en la cubierta o favorecer las copas voluminosas de los manzanos.
«Algunos agricultores ya han colocado cajas nido y hoteles para abejas», relata Miñarro, que subraya la respuesta positiva que el estudio está teniendo por parte del sector. «Se están implicando», señala en este sentido. No en vano, apostar por este tipo de pumarada, además de contribuir a obtener una mejor producción, supone el beneficio que implica el ahorro para el productor, por ejemplo, en el uso de pesticidas, añade Daniel García, que reivindica «el papel social de la investigación en un contexto además tan importante de crisis ambiental».