7 minutos y 4 segundos para una súper Descarga

Siete minutos y cuatro segundos aulló la polvora en la Descarga en honor a la Virgen del Carmen, en Cangas del Narcea, este 2023, calmando la palpable impaciencia de miles de cangueses, muchos emigrantes, que recorrieron cientos, y hasta miles de kilómetros, para reunirse con los suyos en su tierra natal. Una Descarga que se espera los 364 días al año en la villa. Durante esos escasos siete minutos del 16 de julio, los cangueses cierran un ciclo, y celebran codo con codo, piel contra piel y entre abrazos, el particular año nuevo de su calendario personal. Y tras el último estallido de pólvora, la emoción se desbocó y afloraron de los ojos de miles de mujeres y hombres, lágrimas y más lágrimas.

Los miles de personas de fuera que acudieron a conocer o repetir con este espectáculo pirotécnico sin parangón en la geografía española -menos de las 30.000 del pasado año, que al ser sábado fue más multitudinario- intentan entender y acercarse al sentimiento de emoción, euforia y arraigo que late en los habitantes de Cangas por su amada Descarga. Un espectáculo pirotécnico, que más que la tonelada de pólvora que se necesita, sobre todo, mantiene vivo al concejo de Cangas del Narcea y lo inunda de recuerdos y vivencias, alimento que mantiene unidos a sus habitantes.

Una oración de pólvora, que más que los minutos que dura, son las miles de horas en la sede de la Sociedad de Artesanos, organizadora del evento, los cientos de papeles administrativos y de seguridad firmados por su directiva cada año y las decenas de viajes para ir a buscar la pólvora entre todos.

Por ello, el respeto es enorme a la tradicional fiesta canguesa, y ayer, cuando todavía no eran ni las ocho de la tarde, los miles de murmullos de las cientos de conversaciones en las calles y parques cangueses, fueron enmudeciendo. En el inicio del camino de LLamas, La peña El Voladorón envolvía con la pólvora de sus conocidos barrenos el ambiente ya desde las seis y media de la tarde. Mientras, los artesanos colocaban sus interminables decenas de miles de voladores hasta llegar a colocar 80.000 de ellos en el Prao del Molín, 1.562 docenas, como gusta referirse a los maestros de la pólvora.

Finalmente, el silencio se hizo absoluto, la imagen de Nuestra Señora del Carmen y su procesión de fieles al repicar de las campanas de la ermita de Ambasaguas, coronaban al fin el Puente Romano, posicionándose bajo el baldaquino y la girolina puestas en su honor. Con la mecha en la mano, Luis Tejón, presidente de Artesanos, tiró a las 20.23 horas el primer volador al aire.

Miles de ojos, desde el depósito del Fuejo, el barrio de La Cogolla o el Parque del Minero, alzaban la vista al cielo. Acto seguido, el Prao del Molín se cubría de un manto blanco, emulsión de pólvora producido por miles de voladores que se sucedían retumbando por encima de los tejados de la villa canguesa. Un rítmico y acompasado baile de sombras y luces que junto a los olores polvoreros emulaban recuerdos y vivencias pasadas en la memoria de los cangueses. Quinientas parejas de tiradores y apurridores, desde el Prao del Molín, El Cascarín, El Camino de Llamas, El Fuejo y la cancha del Casanova, tiraban sus docenas hasta llegar a los 300 kilos de pólvora. La impresionante actuación terminaba a maquina, con unos 800 kilos más y un estruendo final en el que vibró el suelo de Cangas y los corazones de todos.

Había alegría tras la Descarga. Porque también hubo más nervios que nunca después del fallo del año pasado que hizo que no salieron los barrenos finales. «Una Descarga para mí impresionante. Teníamos muchas ganas después del fallo del año pasado y esta salió al milímetro. No tengo palabras, quiza fue mejor que la del 2019, la superamos», celebró el presidente de Artesanos, Luis Tejón, sin ocultar su alegría.

Los elementos meteorológicos acompañaron en todo momento y la pólvora de la pirotecnia Artefogo correspondió con la cita. Los tiradores y apurridores, cada vez mejor formados y acreditados con el CRE (Consumidores Reconocidos como Expertos), acometieron su cometido sin titubeos, en perfecta sintonía y con una maestría que les avala y llevan en la sangre, desde hace mas de cien años. Todo el mundo disfrutó de la pólvora y después, de la fiesta infinita. Cangas volvió a gozar a lo grande.

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