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Flores para no olvidar en la fiesta de Santa Marina en Parres
En el recuerdo. Familiares de dos jóvenes fallecidos en accidentes, Alfredo Coro hace cuatro meses y Marina González hace 26 años, rindieron tributo a su memoria
GUILLERMO FERNÁNDEZ
Miércoles, 19 de julio 2023, 01:07
Como cada 18 de julio y desde tiempo inmemorial, el pueblo llanisco de Parres celebró ayer la fiesta grande en honor de Santa Marina, un acontecimiento pastoril que se desarrolla en la idílica pradería que lleva el nombre de la santa. Antes de mediodía salió de Parres un kilométrico desfile folclórico del que formaban parte los gaiteros Julián y Conchita Herrero, tres ramos de pan artesanal, más de un centenar de niñas y mozas vestidas de llanisca y una ingente multitud de devotos de la santa a la que se encomendaban tradicionalmente los pastores del Cuera.
El ramo infantil salió a hombros de los niños Noel Palacio, Sergio Fernández, Miguel Riaño y Hugo García. Trasladaban el de los juveniles René Gutiérrez, Fran Carrandi, Álvaro Martínez y Aarón Sordo. Y llevaban el de los veteranos Pelayo Pereira, Cristian Coro, Leo López y Kilyan Meheus.
De oficiar la misa campestre, muy concurrida, se encargó el párroco, Florentino Hoyos, asistido por el dinámico monaguillo Néstor Díaz. De acompañar la eucaristía con sus voces se ocupó el coro de Parres, dirigido por Gema Cea, que entonó la misa asturiana acompañada a la gaita por Julián Herrero, llegado desde Balmori.
Al término de la función religiosa se celebró la procesión en sentido circular por el entorno campestre próximo a la capilla. Formaban parte de la comitiva el estandarte de la santa, en manos de Esteban González, los tres ramos, las mozas de llanisca y las andas de la santa en las que oficiaban como afligidos costaleros Jorge Sobrino, Johnatan Coro y los hermanos Pablo y Jorge Arenas, primos los cuatro del joven Alfredo Coro, fallecido hace cuatro meses en un trágico accidente de tráfico. El cura y los romeros cerraban el cortejo.
De regreso a la pradería, sin que se filtraran los rayos del sol a la través de la centenaria arboleda en esta edición de la fiesta, las mozas, asistidas por el acompasado ritmo de un par de tambores y decenas de panderetas, entonaron las tradicionales coplas del ofrecimiento de los tres ramos, que los mozos fueron depositando a la vera de la imagen de Santa Marina. Seguidamente, en grupos familiares y de amistad, tuvieron lugar las emocionantes ofrendas. Una quincena de amigos del antes mencionado Alfredo Coro se presentaron ante Santa Marina con un cordero y un selecto ramo de variadas flores. Las emocionadas tías y primas de la joven Marina González Fernández, fallecida hace 26 años en otro accidente, quisieron expresarle a través de las flores que no consiguen olvidarla.
La imagen de Santa Marina regresó a la capilla que le sirve de morada los 365 días del año; Ricardo Gómez 'Cardi' se encargó de subastar las ofrendas, y se remataba la mañana con un refinado festival folclórico. Los lugareños bailaron el Xiringüelín, la Carrasquina, el Quirosanu, las joras de Cadavedo y el Cuera, la Giraldilla, el Xiringüelu de Naves y un Pericote de cuatro triadas.
Decenas de llaniscos de la villa y alrededores participaron de comidas campestres.
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