Las zonas 'calientes' del Plan General en Llanes
«Queremos seguir siendo un pueblo». ·
Varias localidadesdel concejo claman contra un planeamiento quecreen que impide un crecimiento ordenado y aseguranque no favorece que pueda asentarse poblaciónProteger los núcleos poblaciones de un crecimiento desmedido, pero al mismo tiempo no lastrar el crecimiento de las localidades. Varios pueblos del concejo de Llanes se están posicionando en contra del futuro Plan General de Ordenación del municipio al considerar que la normativa que se está tramitando choca directamente con sus intereses. San Roque del Acebal, Cue, Porrúa, Pancar y Vidiago son las poblaciones que más directamente han expresado su malestar ante un Plan General que, consideran los vecinos, cercenará sus posibilidades. La opinión en estas localidades, que están presentando alegaciones, se centra principalmente en las posibilidades de crecimiento que propone el documento urbanístico, que consideran insuficiente. También creen que la normativa limitará el desarrollo de la actividad del sector primario, especialmente el de la ganadería. Aunque en cada localidad tienen sus particularidades a la hora de plantear sus demandas, la idea general que les guía es preservar la identidad de los pueblos sin hacer concesiones a la segunda vivienda aunque no cortando el crecimiento vinculado a la actividad de la propia localidad.
Por ese motivo en San Roque del Acebal, localidad muy cercana a la capital del concejo, rechazan de forma contundente que se cree más suelo industrial y terciario. «Queremos seguir siendo un pueblo, no que para entrar a nuestras casas tengamos que pasar por un polígono industrial», insisten en este pueblo. Mismo sentir tienen en Porrúa, donde, como en San Roque, creen necesario disponer de más terreno para viviendas. Favorecer un crecimiento que sea acorde a la «demanda de la población autóctona» es lo que reclaman al equipo redactor del Plan General de Ordenación. En el caso de Porrúa, principal pueblo ganadero del concejo, ven con gran preocupación que se pretenda calificar como zona agraria desde el este de Porrúa hasta Parres, Pancar, Poo y Llanes. Es decir, que de salir adelante tal y como está ahora redactado el Plan General no se podrán construir nuevas edificaciones ganaderas, solamente se permitirían las de uso agrario, explican. Y es que Porrúa es un núcleo «ganadero 100%», con 40 explotaciones ganaderas. El PGO cercenaría su crecimiento. Entienden, como en otras de las localidades que rechazan el documento, que lo que hay que hacer es fijar población. Y sostienen que la normativa que se promueve provocará todo lo contrario. Una posición que también sostienen en Cue, donde parcelas que tenían la catalogación de edificables desaparecen. Y lo peor, indican en el pueblo, es que esos terrenos están dentro del casco urbano, en la zona natural de crecimiento de la localidad. «Queremos que nos dejen crecer», claman.
No pintan mejor las cosas para Pancar, donde aspiran a ser reconocidos como un núcleo rural y dejar de ser considerados como un «anexo de Llanes», de la capital del concejo. Y es que, lamentan, tienen que pagar los mismos impuestos que si vivieran en la villa, pero carecen de infraestructuras.
En la parroquia de Vidiago, también vecinos han presentado alegaciones para tratar de frenar la segregación del barrio de El Joyu l'Agua de Puertas. Se oponen a que esa zona pase a ser un núcleo rural en sí mismo y piden en su lugar que se solucionen los problemas que arrastra en materia de ordenamiento o saneamiento.
Críticos son asimismo desde la asociación de ganaderos y agricultores Ganagri. Temen que el plan derive en más restricciones para la actividad, rechazan la superficie contemplada para las naves y los huertos y advierten de que el campo de tiro planteado choca directamente con la ganadería y el bienestar de sus reses. También en el pueblo de Porrúa se oponen a esa instalación, prevista en su zona.
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