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El presidente de ALSA, Jacobo Cosmen, fue de los que quisieron experimentar la anterior expedición. ALSA

La rampa de Pajares cumplirá 140 años con un viaje para recordar

Experiencia. ALSA fletará un tren histórico que permite revivir «el placer de viajar por viajar. ¿Cuándo es la última vez que lo hiciste bajando la ventanilla?»

Ramón Muñiz

Gijón

Lunes, 5 de agosto 2024, 02:00

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Una vez que el rey Alfonso XII colocara el último rail, el obispo de Oviedo bendijo la vía ante el túnel de La Perruca y la locomotora 'Pelayo' avanzó, rompiendo la cinta inaugural. Asturias y León quedaban unidas por la rampa de Pajares, aquella nebulosa mañana del 15 de agosto de 1884. La infraestructura ha sido el cordón umbilical que permitió abastecer al país con el carbón y los productos fabricados en la región, hasta que el pasado noviembre entró en zona de riesgo. Felipe VI, tataranieto de Alfonso XII, repetía el viaje, ahora sobre un S-130 que atravesaba la variante de Pajares, infraestructura de alta velocidad.

La rampa parecía condenada a ceder todo tráfico a su sucesora, pero en los últimos tiempos ALSA viene apostando por ella. Lo hace fletando en ocasiones un tren histórico que permite recorrerla, además de poniendo sus locomotoras a disposición para mover mercancías. La compañía ha decidido echar el resto y entre los días 15 y 18 de agosto, para celebrar los 140 años que cumple la rampa, volverá a componer su particular Tren Rampa de Pajares.

Este servicio pintoresco lo forman coches construidos entre los años 1920 y 1950, lo que permite revivir cómo se viajaba antes. «El tren es una pasada, tiene un coche salón, un coche restaurante, un salón mirador con su mesa presidencial, otros con camas, un coche de correos donde poder escribir una carta», describe Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril de Asturias, entidad colaboradora con la iniciativa. «Es una estupenda manera de recuperar el placer de viajar por viajar, porque esta expedición no es para llegar rápido a otra ciudad, sino para revivir sensaciones y paisajes», cuenta Fernández.

Según indica, en las anteriores ocasiones a bordo coincidían aficionados al patrimonio ferroviario, apasionados de la montaña y familias curiosas por la experiencia. «El tren te permite recorrer el puerto bajando la ventanilla. Es un detalle, pero, ¿cuándo es la última vez que has podido bajar la ventanilla para sentir el paisaje más cerca?», subraya.

Están programadas dos expediciones por día, en horario de mañana y de tarde. Las salidas son desde Gijón (a las 9.15 el viaje de mañana y a las 16.04 el de tarde), Oviedo (9.42 y 16.31) y Pola de Lena (10.20 y 17.14); el recorrido termina en Busdongo a las 11.28 y a las 18.08. El regreso deja a los viajeros en Pola de Lena (a las 13.15 y 19.53), Oviedo (13.52 y 20.29) y Gijón (14.22 y 21.02). Los billetes son de cartón, como los de antaño, y tienen un precio de 26,95 euros para adultos y 16,2 los niños.

«Para salvar la rampa, para que tenga futuro, hacen falta más iniciativas de este calibre», considera Javier Fernández, quien se muestra esperanzado dado el éxito de público de las anteriores expediciones y la satisfacción de quienes las vivieron.

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