El regimiento Príncipe se pone al frente de la élite de la OTAN
El Batallón 'San Quintín' logra una certificación inédita en la Alianza Atlántica tras superar las 527 exigencias del CERTEX II-25 durante su despliegue en Eslovaquia
En el corazón del área de instrucción de Lešť, en el centro de Eslovaquia, las últimas semanas del otoño avanzan bajo el zumbido constante de drones y el estruendo controlado de la artillería. Allí, más de 1.500 militares de seis países participaron en el mayor examen al que una fuerza multinacional puede someterse dentro de la OTAN: el CERTEX II-25, la certificación que determina si un Grupo Táctico está realmente preparado para combatir en un escenario real. Y en ese escenario complejo, con amenazas híbridas, maniobras combinadas y tecnología de última generación, el Grupo Táctico Multinacional liderado por España ha firmado un hito sin precedentes.
El núcleo de esa fuerza es asturiano: el Batallón San Quintín, perteneciente al Regimiento Príncipe nº 3, con base en el acuartelamiento Cabo Noval (Siero). Su jefe, el teniente coronel Óscar Antonio Muñoz Arcos, lo resume con serenidad, aunque el logro es histórico: «Hemos conseguido aprobar todos y cada uno de los 527 criterios que se aplican a un Grupo Táctico Multinacional. Ninguna unidad de la OTAN lo había logrado antes».
Ese estándar, explica, certifica la preparación en aspectos tan sensibles como el mando y control, la protección de la fuerza, la coordinación multinacional, la respuesta táctica ante un enemigo que emplea sistemas no tripulados o la integración logística y de fuego. «Superarlo supone el reconocimiento oficial de que la unidad está lista para entrar en combate si la Alianza lo ordena», subraya Muñoz.
El ejercicio –desarrollado a comienzos de noviembre– es la fase final del adiestramiento de la Multinational Brigade Task Force Slovakia, pieza clave del dispositivo aliado del flanco este. España actúa como nación marco de la brigada, que integra también contingentes de Eslovaquia, República Checa, Portugal, Rumanía y Eslovenia. Su misión se enmarca en las Enhanced Vigilance Activities (eVA), un despliegue que busca reforzar la disuasión y la defensa avanzada frente a posibles amenazas contra territorio aliado.
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Grupo multinacional
Para el Batallón San Quintín, la certificación demuestra algo más profundo que la excelencia técnica: la cohesión de un grupo formado por más de 500 militares españoles y otros 200 procedentes de países aliados. «Sólo se logra algo así cuando todos despliegan sus capacidades al máximo por un objetivo común. Eso es interoperabilidad, eso es estar listo para combatir», afirma su jefe.
El batallón, que ya era pionero en el uso de drones ofensivos y en sistemas guiados por fibra óptica, se encuentra desplegado en Eslovaquia desde el verano dentro del compromiso español con la OTAN. «La profesionalidad y el espíritu de sacrificio se sienten cada día», sostiene Muñoz, quien confía en culminar el mes de despliegue sin incidentes. «El éxito para mí es que todos vuelvan a casa».
En diciembre, la unidad regresará a Asturias y dejará paso a La Legión en el relevo del flanco este. Pero su marca quedará registrada en la estructura aliada: no solo pertenecen a la élite, sino que, según la propia OTAN, marcan ahora el estándar que otras unidades sólo podrán aspirar a igualar.
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