Homenaje «a la libertad» en El Rellán

Emoción y deseo de justicia. Son los sentimientos que invadieron ayer por la mañana la fosa común de El Rellán, en Grado, que acogió un sentido homenaje a los represaliados por el bando nacional durante la guerra civil, olvidados durante más de ocho décadas. El minucioso y determinante trabajo de los voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Historia (ARMH) ha servido para aliviar el sufrimiento. Por el momento, han aparecido los restos de doce cuerpos y no se descarta el descubrimiento de más según avanzan las labores. «La exhumación tiene que significar el inicio de todas las que hay aquí y el fin del horror que significó la época franquista», aseveró el alcalde de Grado, José Luis Trabanco.

Hasta la finca moscona se desplazaron más de cincuenta familiares; muchos de avanzada edad. Algunos sufrieron la desgracia de vivir en primera persona el infierno de la represión, que se llevó para siempre a sus seres queridos sin dar ninguna explicación. Historias personales distintas con idéntico final. Como la del abuelo de Concepción Sánchez Ramos, del que nunca más se supo tras ser apresado en la localidad moscona de Riviellas. Allí se había mudado desde Carbayín, tras conocer al amor de su vida. El conflicto ya le había mostrado su cara más amarga, arrebatándole a sus hermanos, menores de edad, que «un día aparecieron asesinados» en la puerta de su domicilio.

La presencia de Sánchez Ramos en El Rellán no responde a otro motivo que a la promesa que le hizo a su madre, Regina, antes de que esta falleciese hace quince años: «Me pidió que hiciese todo lo posible por encontrarle y eso estoy haciendo; tenemos la esperanza de que esté aquí para llevarle a descansar con sus seres queridos», lamentó. Hace unos días realizó unas pruebas de ADN, junto con el resto de familiares potencialmente afectados, para facilitar el trabajo y búsqueda de los cuerpos.

El regidor del concejo dejó claro durante el acto que la exhumación de la fosa de El Rellán tiene que marcar «el principio del resto que hay a lo largo de todo el municipio y el final de lo que fue el horror de la dictadura y la guerra civil». Además, prosiguió, «es un proceso que tiene por delante un gran periodo de tiempo, pero que se va a realizar porque se lo debemos a los que dieron su vida hace más de ochenta años por la libertad». Al menos unas veinticinco personas pueden estar enterradas en este lugar.

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