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Santa María de la Oliva, en Villaviciosa. fotos: AIDA G. FRESNO / P. A. MARÍN ESTRADA
Villaviciosa

La rosa de piedra de Maliayo y la encrucijada de San Blas

A UN PASO DEL CAMÍN ·

Santa María del Conceyu. En la vieja puebla fundada por Alfonso X un reguero creciente de peregrinos sigue el camino trazado a Santiago de Compostela desde hace siglos

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Domingo, 18 de septiembre 2022

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Aun paso del Camín la silueta esbelta y armónica de Santa María de la Oliva recuerda al peregrino los días en que otros con su mismo propósito andaron las viejas rúas de la Pola de Maliayo hacia Santiago. Construida con piadoso primor entre los siglos XIII y XIV, esta rosa de piedra, también conocida como Santa María del Conceyu, es un magnífico ejemplo de transición del románico al gótico. No tiene la grandeza dimensional de San Juan de Amandi -que la precedió como templo parroquial- pero en su sobria geometría el visitante actual tiene donde maravillarse un buen rato con cada detalle. De la esmerada imagen de la Virgen con el Niño que preside su pórtico al rosetón que se abre sobre ella o las expresivas figuras labradas en sus capiteles: con ese gaitero requintiando al frente de otros músicos o las vivas escenas de caza y grotesco desenfreno, a la enigmática estrella de David y las diversas cruces de Malta grabadas en sus muros. Todo en ella invita a la admiración, como en los oscuros tiempos del medioevo despertaba el fervor y el temor a los fieles que acudían a ella. Igual que entonces sigue elevándose enérgica hacia el cielo y si el que llega a La Villa tiene la suerte de que sea el de una mañana luminosa de un verano que no quiere irse aún, si viene cansado del camino encontrará aquí una buena sombra en la que reposar.

A un lado de la iglesia, una placa evoca la declaración de las vías jacobeas del norte como Patrimonio Mundial en 2015 y bajo ella la distancia a Compostela. Son 378 kilómetros los que separan o acercan, según vaya el ánimo, este punto del destino final de los romeros, que hoy siguen hallando en la vieja tierra de Maliayo un lugar de paso en el que descansar. Nos citamos allí con José David Alonso, presidente y auténtico motor de la Asociación de Amigos del Camino de Villaviciosa. Conoce como pocos vecinos la historia de su villa y el legado de las peregrinaciones en ella. Después de muchos años bregando por la preservación de ese legado se muestra satisfecho de que cada año siga creciendo la cifra de los que cruzan por estas calles hacia la tumba del apóstol. «Hemos recuperado la afluencia que había antes de la pandemia y cada vez son más los peregrinos extranjeros. Se ha mejorado en señalización, aunque nuestra lucha continúa siendo la de remarcar que el ramal oficial que se desvía en Casquita hacia Oviedo no es el histórico, que no iba por Valdediós sino por Arbazal, donde había un hospital regido por los cistercienses». Alonso apunta que no era el único y señala a pocos metros de la Oliva el lugar que ocupó hasta comienzos del siglo XX la hospedería de Sancti Spiritus: «Estaba ahí mismo en el solar de las Escuelas Graduadas construidas en 1929. Hay fotografías antiguas donde todavía aparece en pie el edificio», explica.

Los peregrinos Fanny Adawe y John Hagewood; Brístol Rojas, tras el mostrador de Casa Aurelia; y José David Alonso, presidente de la Asociación de Amigos del Camino.
Imagen principal - Los peregrinos Fanny Adawe y John Hagewood; Brístol Rojas, tras el mostrador de Casa Aurelia; y José David Alonso, presidente de la Asociación de Amigos del Camino.
Imagen secundaria 1 - Los peregrinos Fanny Adawe y John Hagewood; Brístol Rojas, tras el mostrador de Casa Aurelia; y José David Alonso, presidente de la Asociación de Amigos del Camino.
Imagen secundaria 2 - Los peregrinos Fanny Adawe y John Hagewood; Brístol Rojas, tras el mostrador de Casa Aurelia; y José David Alonso, presidente de la Asociación de Amigos del Camino.

Una pelea ganada, admite el responsable de la asociación jacobea, es la de la concienciación del sector de la hostelería, los alojamientos y el comercio locales acerca del impacto real que cada temporada dejan aquí los peregrinos: «Hace veinte años aún había quien no los veía con buenos ojos, por decirlo fino. Eso ha cambiado. Hay varios albergues y hóstel privados, también hoteles bastante implicados y restaurantes que ofrecen menús para ellos», asegura. El concejo cuenta además con un establecimiento público específico en Sebrayu.

La ermita de San Blas, un punto crucial para los peregrinos; bifurcación entre la ruta costera hacia Gijón y la que se adentra por La Campa a Oviedo; y 'Faunino, el amigo del peregrino' que recibe a los visitantes.
Imagen principal - La ermita de San Blas, un punto crucial para los peregrinos; bifurcación entre la ruta costera hacia Gijón y la que se adentra por La Campa a Oviedo; y 'Faunino, el amigo del peregrino' que recibe a los visitantes.
Imagen secundaria 1 - La ermita de San Blas, un punto crucial para los peregrinos; bifurcación entre la ruta costera hacia Gijón y la que se adentra por La Campa a Oviedo; y 'Faunino, el amigo del peregrino' que recibe a los visitantes.
Imagen secundaria 2 - La ermita de San Blas, un punto crucial para los peregrinos; bifurcación entre la ruta costera hacia Gijón y la que se adentra por La Campa a Oviedo; y 'Faunino, el amigo del peregrino' que recibe a los visitantes.

Seguimos la ruta para salir del casco urbano de la Villa y tras dejar atrás la joya románica de San Juan de Amandi, en el barrio de La Parra, Casa Aurelia, es un chigre de toda la vida donde los romeros acostumbran a acercarse antes de continuar hacia Casquita. Detrás del mostrador, Brístol Rojas, desvela que tanto él como su madre Amelia reciben de buena gana a estos clientes: «El Camino pasa por la parte de atrás pero son muchos los que vienen aquí para comer algo, tomar el desayuno o aprovisionarse antes de seguir adelante. Especialmente en verano sí se nota aquí mucho el movimiento», apunta. Unos centenares de metros más allá, la ermita de San Blas es un punto crucial: en su interior siempre abierto, los propios peregrinos pueden sellar su credencial. Ahí se bifurca la ruta costera hacia Gijón con la que se adentra por La Campa a Oviedo. Algunos toman su decisión sobre el terreno, como es el caso de los colombianos John Hagewood y su esposa Fanny Adawue: «Yo había hecho el tramo entre Irún y Ribadesella, ahora continuamos los dos el resto de la ruta hasta Santiago», revela él. Consultan sus mapas y luego, dejándose guiar por la intuición resuelven decantarse por la vía de la Costa. «Como a Roma todos los caminos llevan allí y lo importante es el viaje», afirman, despidiéndose con una sonrisa en los labios y los pies ligeros: «Aún queda trecho que andar, pero hoy estamos más cerca».

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