«Este curso va a ser más difícil»
Los escolares asturianos regresan mañana a las aulas. Algunos están «encantados» y otros, presa de los nervios, no tanto, pero todos celebran la normalidad
ANA RANERA
Domingo, 11 de septiembre 2022, 03:18
Hoy todos los niños asturianos se acostarán con los nervios enredados en el estómago. Mañana les toca volver al cole, después de un verano eterno, en el que habrán disfrutado de la playa, de la piscina y del placer de aburrirse sin deberes ni horarios marcándoles los días. Algunos como los castrillonenses Leo y Lucas, que pasan a 2º de Primaria, querrían vivir «en eternas vacaciones», cuenta su madre Verónica Álvarez. Pero no puede ser ni para ellos ni para los adultos, así que tendrán que reacostumbrarse a la rutina. «Quieren ver a sus amigos, pero no les apetece nada volver a madrugar y encima dicen que este curso va a ser más difícil», comenta Álvarez.
Eso sí, mañana harán una excepción: estos gemelos saldrán de la cama escopetados, porque hay que ser el primero en llegar a clase para elegir pupitre. «Se levantarán a las seis porque estarán nerviosos. Cambian de profe y de compañeros».
Y de libros. En cada niño, sus padres han invertido 175 euros. «A nosotros nos toca comprarlo todo por dos», se ríe Verónica. Aunque ella se ahorra este año hacerse con los costosos uniformes, porque «van de calle. Tienen la opción de llevarlo al ser un colegio público, pero no quieren ir todos los días igual vestidos. Se están volviendo presumidos», bromea.
Los ovetenses Marta Salomé y Alberto Ablanedo, sin embargo, no se librarán de hacerse con varios jerséis, polos y pantalones para Nicolás y Jorge, de 3º de Primaria y 3º de Infantil, respectivamente. «Aguantan hasta junio a duras penas, con rodilleras», confiesan, antes de añadir que «los playeros quedan horribles». Eso provoca que el benjamín poco pueda heredar del mayor, porque «lo destrozan» todo.
Lo mismo sucede en esta casa con los libros, que quedan «inservibles» porque son de colorear, unir y rodear sobre el mismo papel. Nada se puede aprovechar y eso se traduce en 1.300 euros de gasto para empezar septiembre. La parte positiva es que así sus hijos recuperarán la rutina porque «ya están bastante refalfiados, necesitan trabajar», comentan.
Les vendrá muy bien la normalidad, porque el peque de esta casa apenas sabe lo que es. «Como solo vivió restricciones desde que empezó al cole, lo tiene normalizado. Este año va a darse cuenta de lo que es la verdadera vida normal», vaticinan.
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Y eso que las mascarillas no han desaparecido del todo: «Pretenden que nuestro hijo de tres años la lleve en el autobús», se queja Seila Ramos, madre de tres críos de siete, tres años y ocho meses. No tiene mucho sentido porque hasta los seis se supone que los niños no están obligados a llevarla y eso hace que la familia no esté «nada de acuerdo con esa medida».
Además, en esta casa, el coronavirus afectó especialmente, ya que «el mayor, Leandro, llevó muy mal las restricciones», indica. «Cuando lo confinaron estaba fatal, se quedó descolgado porque no quería hacer nada por videollamada. No empezó a leer hasta el año pasado», se lamenta esta madre que sabe lo duro que fue para muchos «conocer a su profesora a través de una pantalla y luego, con mascarilla». Situaciones excepcionales que se suman a que esta familia se enfrenta, además, al primer curso encajando en la categoría de numerosa y «no dan ninguna ayuda, ni para libros ni para uniformes».
Está claro que hay muy pocas facilidades para encarar el regreso a las aulas y eso, en muchas ocasiones, pone «nerviosos» a los estudiantes. Es precisamente el caso de Enol, que comienza mañana al instituto. Todo un hito en la vida de cualquiera.
«Irá con la mochila vacía»
«Es un cambio grande, sabe que va con algún compañero del año pasado, pero hay mucho desconocimiento», explica su madre, Ainoa Muñiz. Su incertidumbre se ve incrementada por el hecho de que «hasta que no comience el curso, no le dan la lista de material y libros», así que mañana irá con la mochila vacía. «Hasta que no digan qué necesita, no voy a comprar nada», continúa Muñiz. Igualmente, en su centro de estudios «nos ceden casi todos los libros. Igual tenemos que comprar uno o dos».
No todo es hincar codos en los colegios e institutos. En realidad, los suspensos y los sobresalientes dan igual si los estudiantes sufren en un lugar en el que deberían sentirse casi como en casa. «Los críos, aparte de estudiar, necesitan relacionarse y hablar», recuerda Muñiz. «No los puedes tener cinco horas delante del ordenador».
Por encima de protegerse de cualquier virus, consideran muchos padres, deberíamos cuidar la salud mental desde la primera infancia. Amélie empieza 2º de Infantil y tiene la suerte de que, en su memoria, la pandemia apenas va a tener hueco. «Estoy deseando que vuelva a la rutina, tiene ganas, está encantada. Quiere ver a sus amigos y a la profesora», se ríe su madre, Ana María Maxin.
Esta niña tiene la ilusión de volver en la mirada. Eso no les ocurrirá a muchos, pero que todos sepan que mamá y papá los estarán esperando a la salida para ir a casa a merendar y aprender poco a poco a volver a la rutina.