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t En la parroquia. El párroco David Cuenca bendijo incluso corderos y perros de juguete. FOTOS: ARNALDO GARCÍA
Avilés

Los animales se dejaron bendecir entre ladridos, tirones y llantos

Tradición. Perros, corderos, gatos, tortugas o pájaros recibieron el agua a las puertas de las parroquias de La Magdalena

Rosa Fuentes

Lunes, 20 de enero 2025, 01:00

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Kira, Mara, Tom, Rayo, Koco, Pecas, Reyes, Nela, Lola, Valti, Cloe, Roma o Chispas pasaron ayer un rato a lo grande, antes de que comenzara la misa de once en la iglesia de San Agustín y de doce en La Magdalena. Se juntaron con amigos del parque, lamieron rostros que no eran habituales, tomaron el aire sin salir de la jaula o miraron con cara de tortuga el increíble mundo que les ofrecía la mañana gélida y soleada del domingo. Todos recibieron la bendición del párroco David Cuenca, de la unidad pastoral de La Magdalena, entre ladridos, llantinas y gemidos.

Dos corderas que nacieron el 5 de enero recogieron más halagos que ningún otro ejemplar. Me gustan porque «son muy monas y calentitas», dijo el pequeño de la ganadería Conde Agudín que sujetaba a Reyes. La otra cordera, Pecas, es de un joven estudiante de Historia, Tomás García. Los animales son su «pasatiempo», aunque parece que les dedica «demasiadas horas», según dijo su padre.

Daniela Lorente llegó muy pronto a la iglesia sujetando la jaula de Kira, un canario al que atiende desde septiembre. Le encanta los pájaros y ella se encarga del cuidado al completo.

Noelia Gregorio venía acompañada de una gran familia con su marido y sus tres hijos, que vienen a esta iglesia a la catequesis. Por un día, los protagonistas fueron sus perros, Tom, de diez años y Rayo, de tres. Tienen un tercero, pero «se quedó en casa porque está malo», según dijo el pequeño Hugo al que le «gustan mucho y les doy mimos en el sofá».

Koco, un pomeramia de tres años, estaba inquieto y deseando saludar a todos los de su especie. Su dueña afirmó que es «muy sociable, pero muy inquieto» y que «siempre quiere lamer a su hijo» que hizo dos años el pasado diciembre.

El párroco dejó claro que le gustan las animales y confesó que tiene una gata que ayer se quedó en casa. «Es un día especial porque los animales son criaturas de Dios y ya desde el Génesis nos mandó cuidar el mundo, la naturaleza, lo que incluye el respeto por ellos». Destacó que «para los chicos, también cuidar de ellos es un signo de responsabilidad sobre el cuidado del mundo».

David Cuenca bendijo a todos los animales, se dejó querer por alguno de ellos y no olvidó echar el agua bendita por encima de todas las cabezas, también de los vecinos que se acercaron.

La tortuga también se dejó bendecir, igual que los gatos, aunque estos no salieron de sus cestas.

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