Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Equipo técnico y residentesde la casa de acogida en eljardín. MARIETA

Una puerta en Avilés para alcanzar nuevos sueños

Integración. La casa de acogida de Cáritas, en Valliniello, apuesta por la autonomía para las personas sin hogar

Rosa Fuentes

Martes, 21 de mayo 2024, 02:00

Comenta

No es sencillo sentir el dolor ajeno, pero cuando Miya Vallejo abre su mochila casi se puede tocar el suyo. En su interior lleva un padre al que denunció por malos tratos y abusos sexuales desde los once años y una madre que «va y viene» de su vida y que «nunca sabes cuándo volverá». Es una de los diecisiete habitantes de la casa de acogida Luz Casanova de Cáritas, en Valliniello, que ayer celebró una jornada de puertas abiertas.

A mediodía un intenso olor a café recién hecho con manga se extendía por toda la cocina. Estaba muy despejada porque las mesas, donde comen juntos habitualmente, se habían sacado al jardín y sobre ellas apetitosos trozos de empanada, embutidos y jamón esperaban a ser degustados con música de fondo. Luego vendría la 'mejor fabada del mundo' de Pilar Meana, de La Cantina de Villalegre, que quiso colaborar con sus ingredientes para «hacerles disfrutar de un momento diferente, me hace sentir bien».

Nada que ver con el ritmo habitual de una rutina enfrascada en la disciplina, con horarios para cada una de las actividades gastronómicas, lúdicas, de tareas, descansos, salidas o entradas. La casa acoge a personas sin techo que no consuman ningún tipo de sustancia, que tengan el propósito de cambiar su vida y que estén institucionalizadas. Durante el pasado año Cáritas dio cobijo aquí a 53 personas.

Es una casa diversa en la que se trabaja la autonomía y por ello se quedan solos de noche. Hay gente sin alternativas que nunca han trabajado y otros que lo han hecho en economía sumergida y ya no alcanzan a un trabajo que les permita mantenerse; también están quienes no van a volver al mercado laboral. «Gente que llega muy cronificada, con muchos años sin hogar» y que deben «aprender a gestionar el dinero que cobren de la manera que sea» y a «llevar una casa con lo que ello requiere». Lo explica Lara Pereda, portavoz de un equipo de cinco trabajadoras.

Todas las personas llegan con un «plan de acompañamiento» y ellas mismas «marcan sus propios objetivos». También tienen una fecha de salida, «que a las personas les permita buscarse una opción», aunque no siempre se cumple. El equipo les ayuda a poner en marcha sus planes y les dan apoyo e indicaciones. «Lo que hacemos es marcar y cuando no cumplen intentamos reconducir», explica Lara Pereda.

La casa tiene dos alturas y un ático, y está rodeada de un cuidado jardín. Las habitaciones de los hombres están en la segunda planta y las de las mujeres en la primera. Los baños, el cuarto de la ropa, el salón, todo está impecable. Aunque en teoría no hay gobernanta. Miya dice que «podría ser yo» porque se encarga de «poner orden a la hora de las tareas que nadie quiere hacer, sobre todo la comida», sonríe.

Con 21 años y cursos de atención socio sanitaria, busca trabajo en geriatría y quiere ser enfermera. Anhela la independencia, no sabe odiar y pide a la vida «un poco de felicidad». Nada más.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Una puerta en Avilés para alcanzar nuevos sueños

Una puerta en Avilés para alcanzar nuevos sueños