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Iglesia de los Padres Franciscanos, con la cúpula del Niemeyer al fondo. FOTOS: AIDA GARCÍA FRESNO
Avilés

Viejas calles que guardan el legado hospitalario de Pedro Solís

A UN PASO DEL CAMÍN ·

Citados en el Fuero de Alfonso VI, los peregrinos siguen dejando su huella cada vez más notoria en la histórica villa y puerto

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Domingo, 16 de octubre 2022, 13:04

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A un paso del Camín, la villa de Avilés ha sido desde la época medieval uno de los más importantes enclaves jacobeos de la región. Por aquí discurre el itinerario de la costa y confluyen los romeros que vienen de Oviedo siguiendo la vía de El Salvador desde León o Villaviciosa. Este era también el punto de desembarque de las naves que llegaban con peregrinos de toda Europa desde La Rochelle en la 'autopista del mar' que conectaba el puerto francés con el de la ría avilesina. De estos piadosos caminantes hay referencia expresa en el Fuero otorgado por Alfonso VI en el siglo XI y para su descanso a resguardo de un techo fundó el eclesiástico Pedro Solís un hospital en 1515 en la calle Rivero que permaneció en pie hasta una fecha tan reciente como el año 1948. Hoy lleva su nombre el albergue municipal gestionado por la Asociación Astur Galaica de Santiago Apóstol, a unos cientos de metros del solar que ocupó el original.

Mayte Gonzalo, presidenta de la entidad jacobea, esgrime orgullosa la cifra de los 5.000 peregrinos anuales que pernoctan en el alojamiento y del aumento de la afluencia que han observado este año, del que es una muestra el registro de los más de trescientos que han pasado por él en estas últimas semanas de octubre, un mes en el que habitualmente hay un notable descenso.

Los turineses Marco Lancetti y Tiziano Boschetto acaban de llegar. Salieron de Gijón esta mañana y, mientras se refrescan en el patio del albergue, revelan que partieron de San Sebastián. Al día siguiente cuentan llegar hasta Soto de Luiña. Ambos han recorrido anteriormente el Camino Francés y el Portugués, son aficionados a las rutas de montaña y aún así aseguran que «la vía de la costa es dura, mucho sube y baja, se necesita estar en forma. Nosotros solemos hacer un promedio de unos treinta kilómetros al día. De momento vamos bien, disfrutando del reto».

Arriba, Marian Wagner, frente a la capilla de Pedro Solís. A la izquierda, Víctor González, hospitalero del albergue municipal. A la derecha, Palacio de Valdecarzana, del siglo XIV, al pie del Camín.
Imagen principal - Arriba, Marian Wagner, frente a la capilla de Pedro Solís. A la izquierda, Víctor González, hospitalero del albergue municipal. A la derecha, Palacio de Valdecarzana, del siglo XIV, al pie del Camín.
Imagen secundaria 1 - Arriba, Marian Wagner, frente a la capilla de Pedro Solís. A la izquierda, Víctor González, hospitalero del albergue municipal. A la derecha, Palacio de Valdecarzana, del siglo XIV, al pie del Camín.
Imagen secundaria 2 - Arriba, Marian Wagner, frente a la capilla de Pedro Solís. A la izquierda, Víctor González, hospitalero del albergue municipal. A la derecha, Palacio de Valdecarzana, del siglo XIV, al pie del Camín.

De algo más lejos viene André Kalsbeeh, que repone fuerzas con un paquete de 'snacks' en una de las mesas de la terraza: «He salido de Groningen, en Holanda, este verano y voy haciendo el Camino por tandas. En esta empecé en Irún para llegar hasta Santiago».

La presencia cada vez más numerosa de peregrinos extranjeros es un hecho que constata el hospitalero del Pedro Solís, Víctor González. «Este año se ha notado mucho. Alemanes, italianos, franceses, gente que viene de Japón, Sudáfrica, incluso Australia. No hay un perfil concreto. Jóvenes, mayores, chicas, chicos, parejas». Lleva desde 2017 a cargo de un equipamiento que cuenta con cerca de sesenta plazas y confiesa que en ese tiempo ha visto romeros de todas las clases: «Desde un señor italiano de 84 años a un tipo con un sombrero de plumas y unos pantalones hechos trizas que vino la semana pasada o los que viajan con un burro o a caballo». En general, afirma que «el 98 por ciento de ellos son personas muy agradables y respetuosas. Cada uno de su casa, pero aquí nunca ha habido problemas».

Los turineses Marco Lancetti y Tiziano Boschetto

Víctor y Mayte nos invitan a seguir el trayecto que recorren los peregrinos al salir del alojamiento municipal por la calle de Rivero. Pasamos frente a la fuente de los caños y la capilla del Cristo o de San Pedro, del siglo XVII. No muy lejos de allí, a la altura del número 39, estuvo el hospital que fundó Pedro Solís. De su importancia, anotó el fallecido historiador y colaborador de LA VOZ DE AVILÉS Alberto del Río, que estaba dotado de capilla, patio interior, un pabellón para hombres y otro para mujeres, además de una huerta que se extendía hasta la misma ría. La notabilidad de su mecenas no fue menor: canónigo de Toledo, arcediano de Babia, abad de la Colegiata de Santa Marta en Astorga y también de la de Arbás. Solís fue además protonotario del papa Alejandro VI. A su devoción por la villa natal se debe una de sus joyas arquitectónicas, la capilla gótica adosada a la iglesia de los Padres Franciscanos, en el mismo itinerario jacobeo. Llegamos a ella tras pasar por la plaza del Ayuntamiento e internarnos en la calle de La Ferrería, no sin antes detenernos para contemplar otro de los tesoros monumentales de Avilés, el Palacio de Valdecarzana, uno de los escasos edificios civiles del siglo XIV en Asturias.

Mayte Gonzalo, de la Asociación Astur Galaica de Santiago Apóstol

Atravesando los arcos soportalados de la histórica rúa, camina la alemana Marian Wagner. Viene desde San Juan de Luz y expresa en un perfecto español que hoy está más cerca de Santiago. «Lo hago por una mezcla de motivos personales y espirituales, también como un desafío y para perfeccionar el idioma. Está siendo muy bonito».

Frente a la antigua iglesia de San Nicolás de Bari, hoy de San Antonio de Padúa o de los Padres Franciscanos, el museo de la historia urbana de Avilés ofrece un viaje desde la cúpula del Niemeyer que se ve tras los edificios a los días en los que peregrinos como Marian desembarcan en la ría cercana o pasaban por esta misma calle hacia el hospital de Rivero para descansar. En esta vieja villa, a un paso del Camín.

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