«Siempre colaboré todo lo que pude con la entidad, asesorando en temas rurales; pasamos años malos, pero al final el proyecto salió adelante»
El día a día de Máximo Cardín (1933, Villaviciosa) ha cambiado mucho en los últimos años. A sus 90 años, quien fuera uno de los socios fundadores de Caja Rural de Gijón se levanta a las 10, lee el periódico, toma un café en La Camocha y cuida de los árboles que tiene en su finca. Lejos quedan aquellos años en los que asesoraba a la entidad y luchaba por la vida del campo, sin embargo, el mundo rural sigue presente en su día a día. Cardín destaca que Caja Rural de Gijón mantiene en La Camocha la única oficina de la zona rural. Máximo Cardín, siempre unido a su mujer Celia, participa en Gijón Actualidad, un espacio donde ilustres personas de la ciudad, de la mano de Caja Rural de Gijón dan su visión sobre diferentes aspectos de la ciudad. Precisamente a La Camocha nos trasladamos a hacer esta entrevista (única vez que se hará fuera de las oficinas centrales) por respeto a los socios. Cardín, junto a Caja Rural de Gijón, aprovecha esta página para felicitar las fiestas.
Sí, nací en un pueblo de Villaviciosa, y como estudiante fui un fuera de serie, pero no había dinero para pagarme la pensión en Oviedo. Mis padres compraron una finca en Castiello, y teníamos ganadería y gallinas.
Abogado. Saqué una beca para estudiar en la capital, pero como te digo, no había dinero para pagar así que hice la mili y luego ya me dediqué a la ganadería.

Viviendo en Castiello me puse en contacto con el grupo que se estaba formando. Comencé a participar con ellos y empezamos en la calle Ana María, con dos sillas y una mesa, y sin un duro. Éramos un grupo de agricultores y ganaderos, ninguno con carrera. Yo era el más joven de todos. Empezamos pero fue duro, porque no teníamos nada. Tuvimos que buscar socios, personas que quisieran aportar capital.
Nosotros también tuvimos que poner dinero, y más tarde para ampliar el capital. Se formó una junta directiva, en la que yo no entré, pero siempre les asesoré: participaba, exponía mis ideas...Había gente con mucha fe, y muy competente. La mayoría dependíamos del Banco de Gijón, y de ahí fuimos saliendo y entrando en la Caja, fuimos cobrando la leche, pasando los recibos...todos los trámites que teníamos que hacer los pasamos para allí.
Sí, fue un gran amigo mío, venía a casa prácticamente todos los domingos. Y José Ramón estoy seguro de que tiene porvenir en la Caja.

Sí, un bar y un parking. Y además, estando ya en La Camocha, donde vivo, me dediqué mucho a la flor cortada. En Pravia presenté 10 variedades de flor y saqué los diez premios.
No.
Poco, algo en la zona de occidente. La gente de la aldea se fue desplazando para las ciudades; los precios de la zona rural se estancaron y la gente joven buscó salida.
Una buena carretera desde Ceares a Vega. Es algo que siempre propuse pero no lo aceptaron.