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FUNDACIÓN CAJA RURAL DE ASTURIAS |PERSONAS QUE DAN VIDA

«Hacer voluntariado desde pequeña me permitió crecer como persona»

La ovetense Sofía Pool ha sido distinguida con el Premio Impacto Positivo 2025 que concede la Cátedra MediaLab a jóvenes universitarios que destacan por su compromiso social

S.S.

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Hay un currículum que no se imprime en papel ni se adjunta en un correo de candidatura, pero que dice mucho de nosotros. Es el currículum social: el que se construye con horas de entrega, compromiso y ganas de mejorar el mundo. Refleja no solo lo que sabemos hacer, sino lo que elegimos hacer por los demás. Un valor que no siempre se ve, pero que transforma.

Esa es la esencia de los Premios Impacto Positivo, una iniciativa de la Cátedra MediaLab de la Universidad de Oviedo, que en colaboración con la Fundación Caja Rural de Asturias,

el Ayuntamiento de Gijón y Compromiso Asturias XXI, busca reconocer el compromiso social de los jóvenes universitarios. Aquellos, que además de destacar en lo académico, dedican

parte de su tiempo a construir una sociedad más justa. “Son estudiantes que suelen pasar desapercibidos, precisamente por su humildad, pero cuya labor merece ser visibilizada”, explican desde MediaLab Ramón Rubio y María González.

Uno de esos ejemplos es Sofía Pool Palicio, Grado en Trabajo Social. Esta ovetense de 22 años, recibe hoy el Premio Impacto Positivo 2025 en un acto que se celebrará a las 12 horas en el Paraninfo

del Edificio Histórico de la Universidad de Oviedo. Su historia demuestra que, cuando se cree en algo, se puede cambiar mucho más de lo que parece.

–¿Cómo has recibido la noticia del Premio Impacto Positivo 2025? ¿Lo esperabas?

–Para nada. Fue un amigo quien me animó a presentarme. Estoy muy ilusionada y feliz de compartir este premio con mi familia, que siempre me ha apoyado.

–¿Qué significa para ti ser Impacto Positivo? ¿Qué crees que puede aportar este reconocimiento?

–Es una forma de motivar a otros jóvenes. Muchas veces se desconoce todo lo que se puede hacer desde el voluntariado, que te da la oportunidad de cambiar la realidad que te rodea. Creo que este premio contribuye a generar espacios de participación para los jóvenes y visibilizar el valor del compromiso social, que también debería formar parte de nuestra formación y de nuestro crecimiento como personas.

–La dotación del premio, 1.000 euros, se destina a una entidad social elegida por la persona galardonada. ¿Cuál has elegido tú y por qué?

–He elegido Cáritas, porque fue donde empecé a hacer voluntariado. Es una forma de cerrar el círculo y agradecer todo lo que ha supuesto para mí. Gracias a esa experiencia, que comencé desde temprana edad, no solo me formé en lo técnico, sino que crecí como persona.

–Cuéntanos entonces cómo surgió tu interés por el voluntariado. ¿Cómo fueron tus inicios?

–Empecé con solo 12 años, participando en la ‘Operación Kilo’ para la Fundación Banco de Alimentos, a través de mi colegio, Dulce Nombre de Jesús (Dominicas Oviedo). Recuerdo que a los 15 años, vinieron de Cáritas a darnos una charla y ofrecernos varios voluntariados. Me atrajo el programa de “Acompañamiento a Personas Mayores en Oviedo”. Siempre me han interesado las personas mayores, así que comencé haciendo acompañamiento en residencias. Después llegaron otros proyectos, como el Programa de Economía Solidaria, de apoyo en itinerarios de inserción sociolaboral; y el Programa de Acogida y Acompañamiento de personas en riesgo de exclusión social.

Actualmente, formo parte del Equipo Motor de Voluntariado Joven de Asturias y del Equipo Motor Confederal, dos estructuras de participación juvenil creadas por Cáritas para impulsar el voluntariado joven. Trabajamos a nivel autonómico y estatal, reuniéndonos periódicamente para diseñar estrategias y proponer actividades que lo fomenten.

Por otro lado, participo en el programa de sensibilización a colegios e institutos, impartiendo charlas sobre voluntariado.

–¿Cuánto tiempo dedicas a tu labor de voluntariado?

–Depende de la época y actividad, pero en general, entre 2 y 4 horas a la semana.

–¿Y ahora tras terminar tu Grado, a qué te dedicas?

–Trabajo en la Fundación Vinjoy, donde intervenimos en tres grandes áreas: sordera y comunicación, personas con discapacidad intelectual, psicosocial o problemática de salud mental, y menores y jóvenes en situación de riesgo o conflicto social. Yo formo parte de la Oficina de Acción Social y Acompañamiento, un programa que se enmarca dentro del Centro de Desarrollo Comunitario. Desde

aquí damos soporte a los demás Centros e Institutos y acompañamos a las personas en los diferentes procesos que enfrentan en su vida cotidiana. Y, por supuesto, sigo con mi labor como voluntaria en Cáritas.

–¿Qué te motiva a seguir dedicando tu tiempo a los demás?

–El voluntariado es una tarea que engancha. Una vez que empiezas, es difícil dejarlo; enlazas una tarea con otra. Cada experiencia te aporta mucho: conoces otras realidades, de las que aprendes constantemente y creces como persona. Es un enriquecimiento personal difícil de encontrar en otros ámbitos.