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Lea Luka Sikau, delante, y Denisa Pubalova, detrás, son dos creadoras en residencia en Laboral Centro de Arte. E. C.
Exposición en Laboral Centro de Arte, en Gijón

Arte desde las células de la asturianía

¿A qué suena y huele la esencia de Asturias? Denisa Pubalova y Lea Luka Sikau trabajan en una muestra que llegará a Laboral en noviembre

Inés Barea

Gijón

Sábado, 9 de agosto 2025, 18:52

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Lea Luka Sikau y Denisa Pubalova llevan apenas unos meses en Gijón y han ido directas a capturar la esencia de la asturianía. Su proyecto artístico consiste en aislar, para luego reproducir, los sonidos y olores que han encontrado desde que llegaron, especialmente los que producen la fermentación de la sidra, el queso Cabrales o la morcilla, tan propios de nuestra cultura. Aterrizaron en febrero para realizar en Laboral Centro de Arte una residencia artística que se enmarca dentro del proyecto internacional Studiotopia. Los resultados de su investigación, que han bautizado 'As we synch', verán la luz en una exposición que el centro inaugurará el próximo noviembre.

En estos momentos, a solo unos meses de su apertura, se encuentran inmersas en el desarrollo de las piezas que le darán forma: tallando esculturas, experimentando con materiales, creando los olores. Sí, los olores; porque gracias al grupo de investigación de Biotecnología de Nutracéuticos y Compuestos Bioactivos de la Universidad de Oviedo, que les acompañó a las cuevas de Cabrales, han podido aislar las bacterias que producen estos típicos olores de la región y reproducirlas en un laboratorio para después incorporarlas a su trabajo.

Las esculturas, en proceso de creación.
Las artistas han creado una membrana que tendrá movimiento.
Pruebas de la membrana, que estará instalada en el techo.
El trabajo de laboratorio verá la luz en noviembre.
El trabajo de desarrollo les ha llevado a experimentar con nuevos materiales y técnicas.

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«La primera parte del espacio será bastante oscura», describen. «Hay que pasar por esta experiencia olfativa y luego se llega a una zona principal donde se pueden ver las esculturas», unas piezas que han creado a partir «del movimiento que producen los sonidos» que querían plasmar, pero a las que han ido dando forma para que concuerde con las bacterias que hacen posible la fermentación, como la del ácido láctico, que produce el característico olor del queso. Todavía están en proceso de construcción, creando las maquetas que luego llenarán el suelo de la sala, pero ya se puede intuir en esas figuras orgánicas algunas formas. Sobre ellas, en el montaje final colgará una enorme membrana y toda la composición, equipada con pequeños motores que vibran en sincronía, generará los ya mencionados sonidos, que son «sonidos que recogimos durante nuestras visitas a Asturias: en el laboratorio, en las cuevas, aquí en Laboral...». «La sala se convertirá en una especie de altavoz gigante», explican.

Los trabajos de ambas, tanto de forma individual como en su investigación colectiva, giran en torno a las relaciones del cuerpo con el entorno, a la forma en que nos sincronizamos a un nivel más profundo entre nosotros y también con lo que nos rodea a nivel cultural. «Nos interesa la idea de estar conectados, pero no por lazos de sangre, sino por el entorno y las cosas que nos rodean», argumentan. «En nuestro proyecto anterior investigamos los sonidos intestinales y cómo no solo nos sincronizamos con la respiración y los latidos del corazón, sino también cómo nuestros intestinos y el microbioma nos sincronizan» así que, ahora que están aquí, «nos interesaba cómo podemos sincronizarnos todos con Asturias».

En el proceso descubrieron que una parte de la cultura de la gastronomía asturiana, y también la sidrera, se transmitía a través de lazos familiares, lo que acentuó su interés por mostrar la manera en la que todo está relacionado igual que se relacionan las bacterias para crear los procesos de fermentación.

«Queremos que el público lo sienta como algo familiar, porque son sonidos de la región. Pero también queremos que descubran algo nuevo sobre ellos». El ruido de la sidra escanciada puede remitir a algo más concreto, pero ¿a qué suena el proceso de fermentación de una morcilla? «Se produce un proceso de transformación muy interesante, que en cierto modo es muy similar al de la sidra y otras bebidas como la cerveza o la kombucha. Nos fascina esta simplicidad del proceso, que es siempre el mismo, pero tiene tantos resultados diferentes». Son conscientes de que a nivel conceptual es un proyecto complejo, pero «no necesitamos que la gente entienda la ciencia o la investigación que hay detrás», afirman. «Eso es algo que hacemos nosotras porque está en nuestra práctica», pero el resultado «queremos qua sea algo experienciable, que vengan y escuchen, que toquen, porque las obras que estamos haciendo invitan a que se explore con ellas, no solo a que se miren».

Habrá que esperar a noviembre para que todo termine de tomar forma, pero será el momento en el que nos podamos sumergir de lleno en las células que dan olor, y rumor, a nuestra casa.

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