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Veinte monumentos de Asturias en peligro

La Lista Roja de Hispania Nostra incluye entre el patrimonio en riesgo cinco propiedades de la Iglesia | La asociación llama la atención sobre el elevado número de bienes de particulares gravemente deteriorados en Asturias

Martes, 17 de septiembre 2019

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San Miguel de Lillo –donde el Ministerio de Cultura realiza obras de emergencia para reforzar varias zonas de la iglesia en las que se han descubierto grietas que amenazan con derrumbes– no es el único monumento asturiano que atraviesa dificultades, porque, en total, veinte bienes de la región figuran en la Lista Roja del patrimonio español por su «riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores». Un listado que elabora Hispania Nostra, asociación de carácter no lucrativo, declarada de utilidad pública y cuya única cruzada es «la defensa, salvaguarda y puesta en valor del patrimonio cultural español y su entorno». Cinco de ellos, pertenecientes a la Iglesia:los monasterios de San Antolín de Bedón (en Llanes) y de Santa María la Real de Obona (Tineo), la ermita de San Roque y Santa Apolonia (Avilés) y los templos de San Pedro de Plecín (Peñamellera Alta) –una construcción iniciada en el siglo XII que está en ruinas y sin visos de que vaya a ser recuperada a corto o medio plazo– y San Cipriano de Infiesto.

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El caso de Bedón es especialmente significativo, porque este excelente ejemplo del estilo benedictino románico del siglo XIII – declarado Monumento Nacional por el Estado y Bien de Interés Cultural (BIC), la máxima categoría de protección, por el Principado hace ya tres décadas– es presa de un laberinto administrativo sin salida en el que incluso los propietarios de las construcciones y parcelas anexas al templo se plantean reclamar la titularidad del monasterio y su iglesia. «Sonrojante», dicen.

Y, si en Bedón la situación es «ciertamente preocupante», con serias deficiencias en su cubierta, mucha mejor suerte ha corrido la iglesia riosellana de San Salvador de Moru que, tras una década de trabajos, el pasado año recibía la confirmación de que pasaba a formar parte de la Lista Verde, aquella en la que se integran los inmuebles rehabilitados. Eso sí, según constata Hispania Nostra, gracias a que los vecinos «llevan años trabajando para la recuperación del templo por sus propios medios, incluidas las pinturas murales».

También junto a San Salvador de Moru salieron recientemente de la lista otros tres monumentos asturianos:San Miguel de Lillo («un enfermo delicado, pero sin riesgo de derrumbe», según el ministerio), el Monasterio de San Salvador de Cornellana, el Palacio de los Carreño-Alas, en el concejo del mismo nombre, y el Palacio de Villanueva, en la localidad llanerense de San Cucao.

No lejos de allí, no ha corrido la misma suerte el sierense Palacio de Celles, a escasos dos kilómetros de la capital del concejo y uno de los ejemplos más sangrantes de dejadez.

La construcción sufre, de acuerdo con el ranking, un «lamentable abandono, hundimiento del tejado, grietas y deterioro generalizado», lo que «provoca riesgos estructurales» y peligro de colapso. Algo que la asociación de Vecinos San Juan Bautista de Celles, por el momento, no ha podido evitar. «La dirección de Patrimonio del Principado de Asturias es la que tiene que darle a la dueña del inmueble un proyecto de rehabilitación», demandan desde la entidad vecinal. Y es que, en su opinión, el Principado «tiene el personal y medios suficientes para hacerlo».

Es precisamente este tipo de bienes de propiedad particular en mal estado lo que más llama la atención en Hispania Nostra, donde cuentan que, «aunque todas las regiones tienen sus luces y sus sombras, en Asturias lo que sorprende es el elevado número de bienes de propiedad particular» deteriorados.

Ahí está, por ejemplo, el Torreón de Yabio, en la parroquia de Perlora, cuyo propietario, José Pérez, deberá asumir los trabajos de mantenimiento del yacimiento tras haber recibido una notificación del Servicio de Patrimonio Histórico y Cultural.

Una reclamación que al dueño de la torre le parece «toda una contradicción», ya que asegura que esas labores «son más propias de expertos en arqueología que de un particular». Y eso, por no hablar del importante desembolso económico que debería hacer para abordar el plan de actuación. Así que él insiste en negociar una cesión del suelo afectado por el yacimiento a las administraciones públicas que, en definitiva, son las que deben velar por el cuidado de estos restos de gran interés patrimonial, argumenta.

Pero no solo la arquitectura civil y religiosa amenaza ruina de punta a punta de Asturias, donde la alerta alcanza a palacios, torres y casonas de gran valor, sino también el patrimonio industrial corre «riesgo de derrumbe». Es el caso de la langreana Sociedad Ibérica del Nitrógeno, 'El Nitrógeno', uno de los complejos abandonados más grandes de España donde, «en 2007, el Principado presentó un proyecto de recuperación que, al poco tiempo, fue abandonado». Hasta hoy.

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