«Cada cerámica cuenta una historia»
Exposición. La Antigua Rula acogió la inauguración de 'Mucho más que arcilla', una muestra de piezas romanas de las riberas del Ebro
ANA RANERA
Viernes, 19 de enero 2024, 01:54
La piezas de cerámica que ocupan las vitrinas de la Antigua Rula son mucho más que unos simples recipientes. Estos objetos, que podrían pasar inadvertidos a ojos inexpertos, son piezas de muchísimo valor, ya que conforman un conjunto de cerámicas romanas, procedente de las riberas del Ebro. Y en Asturias estamos de suerte, ya que estas joyas llegaron ayer a Gijón -cedidas por el Ayuntamiento de Zaragoza- para sacarlas a la luz, bajo el manto de la exposición 'Mucho más que arcilla'. Con esta muestra, se pretende enseñar «el verdadero valor de los testimonios más humildes de la arqueología clásica», tal y como explica el catálogo de una exposición que recoge cuencos, vasijas y ánforas que «cuentan historias», según apuntaba Carlos Sáenz, uno de los comisarios. «Estas piezas nos hablan de creencias y religiones y nosotros tenemos que escucharlas para entender cómo eran las sociedades».
La arcilla guarda muchos secretos, a pesar de no resultar a veces muy atractiva. «Hay piezas poco vistosas y otras, más llamativas, pero queremos que se vea que cada cerámica guarda una historia», insistía la comisaria Carmen Aguarod. Además, la procedencia de estos objetos sirve para conocer los circuitos comerciales de época romana, en los que «el Ebro se convirtió en uno de los grandes ejes económicos peninsulares, un corredor que comunicaba el Mediterráneo con el Cantábrico, a través de los destacados centros distribuidores de Caesaraugusta (Zaragoza) y Vareia (Logroño)».
Y esta muestra también cuenta con utensilios de Aquitania, ya que «Noega (la actual Gijón) era un lugar adonde llegaban productos de muchas procedencias», indicaban. Hay mucho para ver y sorprenderse, como los moldes para dulces, «que servían para hacer pasteles en las grandes actividades deportivas que organizaba el poder», contaba, antes de aclarar que, en aquellos certámenes, también tomaban «vino dulce».
Porque a los romanos les gustaba el buen comer y también el buen beber. Los arqueólogos saben que, ya en aquella época, «había comercio de vino en toneles», explicaba Sáenz. De aquellos no queda nada, pero sí que hay -y se puede ver en la Antigua Rula- una pipeta que «está hecha para introducirla en un tonel. Es una auténtica joya», la calificaban.
Como lo es una pieza «de un magnífico alfarero, Gaius Valerius Verdullus, que trabajaba en la zona de Calahorra. Era muy culto y, a veces, decoraba sus piezas con poemas clásicos», apuntaban, delante de un vaso conmemorativo de una carrera. Está claro que los romanos hacían de todo, tanto que, en esta exposición, también sale a luz una Thermomix de aquellos tiempos. «Era lo mejor que podía tener un cocinero porque se podían hacer dos guisos a la vez».
No es ningún secreto que era una sociedad muy avanzada, que también empleaba escurridores y embudos «iguales que los nuestros». Y ánforas, que incluso incluían inscripciones con el peso. Con todos estos artilugios, la concejala de Cultura gijonesa, Montserrat López, estaba segura de que es «indiscutible el compromiso del gobierno municipal con el patrimonio arqueológico». Un compromiso que comparte el Ayuntamiento de Zaragoza, que ayer estuvo presente, gracias a su representante Benito Ramón. Él celebraba que este proyecto «tenga continuidad en Asturias» y cree conciencia sobre la importancia de estas piezas tan cotidianas y, a la vez, de tan altísimo valor.
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