Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Miguel Ángel Prieto, dueño de El Centenario, ofrece el vaso a Sergio García. FOTOS: ARNALDO GARCÍA

La folixa acaba, la sidra sigue

La Fiesta de la sidra Natural y la Manzana llega a su fin con un ya habitual éxito de público. Hoy, el certamen pondrá el broche a su XXXII edición con el reparto de sus principales premios y los culinos solidarios

Marina G. Vallín y Pablo Xurde Merino

Domingo, 27 de agosto 2023, 01:42

Comenta

Asturias celebra la sidra todo el año. Es parte de su identidad. Cuando hoy se cierre la XXXII edición de su Fiesta de la Sidra Natural y la Manzana, su cultura seguirá creciendo, día a día. Para que todos podamos beber culinos de calidad, hay muchísima gente trabajando, ya sea en el llagar, detrás de la barra o transportando las botellas. Los profesionales del sector y, cómo no, sus clientes, son los verdaderos protagonistas del certamen. Sin ellos, la tierra del verde y el escanciado no existiría tal y como la conocemos.

La fiesta supone un gran escaparate y da también visibilidad a los llagares. Son muchos los que descubren y se enamoran gracias a ella del líquido dorado del Principado. Sin embargo, «la sidra todavía es el gran desconocido fuera de nuestra región», destaca Yolanda Trabanco, directora de ventas y marketing de Sidra Trabanco, tras glosar los beneficios de la bebida patria. Los nuevos catadores «van a descubrir una gran alternativa», celebra. Según la propia Trabanco, existe la necesidad de tener más oportunidades como esta «para mostrarnos fuera de Asturias», explica.

Imagen principal - La folixa acaba, la sidra sigue
Imagen secundaria 1 - La folixa acaba, la sidra sigue
Imagen secundaria 2 - La folixa acaba, la sidra sigue

Pero no todo es color verde esperanza en este también verde mundo sidrero. Miguel Ángel Martínez Meana, bisnieto del fundador de Sidra Bernueces (1881), es uno de los llagareros que participan en esta edición. Con muchos años de experiencia y mucha manzana prensada, avisa de que «igual hay que darle una vuelta al mercado sidrero». Y es que, pese al lleno turístico de la ciudad, este período estival «tardó en arrancar, julio fue malo para nosotros», apunta Martínez. Y es así, cree, a causa de que «la gente no consume porque no tiene dinero».

Martínez Meana hace hincapié en la situación del sector, en el que «hay un poco de desánimo». Asimismo, la candidatura de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Unesco para 2024, «puede ser un empujón, pero no podemos saberlo aún», dice Martínez. Por su parte, Yolanda Trabanco opina que «nos pondría en el mapa, sería algo muy positivo para el sector y para Asturias».

Por otro lado, esta festividad tiene también todo que ver con su cara visible: las sidrerías, donde los escanciadores fidelizan a los amantes de la manzana.

«La Fiesta de la Sidra es la sidra. Hay que apoyar todos los eventos que eleven la bebida de la que vivimos. No deja de traer gente de todos lados. Y no solo turistas, sino asturianos de todos los municipios», explicaba sobre la importancia del certamen para la hostelería Miguel Ángel Prieto, dueño de la sidrería El Centenario.

Y aunque la gran protagonista es precisamente la bebida asturiana, también se trata de todo lo que gira en torno a ella, la cultura sidrera. «En mi opinión, sobre todo, están bien los puestos que hay fuera: los helados, galletas... todo artesanal, como la misma sidra», añadía Ivan Riol, camarero de La Galana. Todo esto no sería posible sin un público al que le prestase por la vida beber unos culinos con los amigos. Los asturianos son fieles a la bebida autóctona. «Yo bébola en verano, en otoño... truene, nieve o granice», bromeaba Consuelo Romero, una clienta de la sidrería El Planeta. Su propietario, Roberto Cristóbal, apuntaba que «si esta fiesta se pudiera extender en el tiempo, mejor» y que «ojalá el Ayuntamiento siga organizando eventos que muevan a tanta gente y beneficien a la hotelería y hostelería».

La terraza de La Galana, en el corazón de la ciudad gijonesa, acogía a una pareja de italianos que visitaban Asturias por primera vez y, casualmente, escogieron la mejor fecha. «Justo nos ha coincidido con el festival, así que tenemos muchas ganas de conocer la tradición», contaba Nicole Fabbri, mientras servía una garcilla de fabada a su pareja, Giovanni Cavo.

Si en algo coinciden todos es en que «la sidra mueve y representa». Y, por ello, todo el apoyo a la industria que se pueda dar es poco.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio La folixa acaba, la sidra sigue

La folixa acaba, la sidra sigue