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Pablo Antón Marín Estrada
Sábado, 7 de julio 2018, 02:38
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Puntual, con los minutos justos de retraso que requiere la cortesía en los grandes acontecimientos, llegaba sobre las cinco y media de la tarde el Tren Negro a la Estación ferroviaria de Gijón. Se cumplía así una año más el ritual que marca el inicio del gran festival cultural del verano y, como en todas las tradiciones que se precien, no faltaron en el recibimiento ni el revuelo mediático ni el olor de multitudes, la presencia de autoridades, la música y hasta una nutrida manifestación de protesta en el vestíbulo de la terminal. Todo estaba listo para que la XXI edición de la Semana Negra echase a andar.
Y es que en los andenes de la estación gijonesa no faltaba nadie, comenzando por la mismísima Rufa, la mascota de esta nueva entrega del encuentro literario subrayada por la mirada feminista a la realidad. Era la primera en asomar del tren desde la portada del primer número de 'A Quemarropa' y su titular inaugural con el lema de esta edición: «Leer bajo palabra». Tras ella, ponía pie a tierra el escritor mexicano Fritz Glockner, seguido del director de contenidos del festival, Ángel de la Calle y otro invitado habitual del certamen, el gijonés Jesús Palacios. Luego irían apareciendo las argentinas Ana Longoni y Laura Fernández, las asturianas Pilar Sánchez Vicente y Susana Martín o los madrileños Paco Gómez Escribano e Inma Luna. Nuestro cronista a bordo de la expedición negra, Ignacio del Valle, arribaba acompañado de su mujer y de su colega, el narrador cubano-parisino William Navarrete, sobre cuya reciente novela se deshacía en elogios el escritor ovetense y colaborador de nuestro periódico.
A hablar de sus libros, como manda la costumbre umbraliana, dedicaban sus primeros instantes en Gijón y ante los medios otros literatos de éxito como José Carlos Somoza, y Antonio Mercero. Pero entre la treintena de autores que viajaron desde Madrid ayer –como entre los que completan la lista de los 150 presentes en el encuentro- el protagonismo tenía nombre de mujer y además de las citadas, se iban dejando ver por los andenes de la terminal, míticas de la historieta y la ilustración en español como Mari Carmen Vila 'Marika', Antonia Santolaya, Laura Pérez Vennetti o savia nueva en un campo tradicionalmente dominado por los hombres, como la dibujante y poeta Ana Penyas. Todas ellas estarán en 'Derrumbando esterotipos', la exposición y debate sobre la subjetividad femenina en el cómic.
Una charanga ponía banda sonora a la llegada del Tren Negro con las notas de 'Bela ciao' o 'Bubamara', mientras los invitados de la Semana Negra desfilaban entre las pancartas de los manifestantes: vecinos de La Camocha, trabajadores de Duro Felguera y colectivos contra la precariedad laboral. A la salida posarían con ellos esgrimiendo algunas de sus reivindicaciones.
El despegue oficial del festival se daría más tarde en el recinto de Poniente con el corte de la cinta negra. El viceconsejero de Cultura Vicente Domínguez, los concejales del equipo de gobierno Montserrat López, Esteban Aparicio y otros miembros de la corporación como Mario Fueyo, Gema Pineda o Aurelio Martín, estuvieron presentes mientras volvía a sonar la música: atacaba de nuevo la charanga con 'Bela Ciao' y el solar del Astillero se iba llenando de visitantes. La XXXI Semana Negra no había hecho más que empezar.
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