Un lavado de cara para la Fortuna Balnearia
El ara romana adquirida por Cultura está siendo restaurada en un taller de Avilés antes de ser trasladada a las termas de Gijón, su destino final
Cuando se atraviesa el portón de Áuriga, la empresa de restauración de patrimonio que tiene su taller en el Poligono Empresarial del Principado de Asturias (PEPA), en Avilés, es como si se realizase un viaje al pasado. Esculturas y moldes se reparten por suelo y baldas, conviviendo sus variadas formas con cuadros a medio restaurar montados en caballetes, piezas arqueológicas de todo tipo y, en el momento de nuestra llegada, una misteriosa caja situada en el centro de la nave. Ante ella, una mesa como de quirófano, con el instrumental quirúrgico preparado. En el interior de la caja, la Fortuna Balnearia, el ara romana que apareció en 1880 en la gijonesa fuente de El Mortero -todos los documentos oficiales se refieren al lugar como La Mortera-, que antes de dirigirse a su destino final -el Ayuntamiento de Gijón prevé colocarla en las Termas Romanas del Campo Valdés- será sometida a un proceso de restauración y limpieza. Esta reliquia romana de época Flavia, de casi 2.000 años de antigüedad, fue adquirida el pasado mes de mayo por 42.000 euros por la Consejería de Cultura del Principado, para cederla en depósito, u alguna otra fórmula similar, al Ayuntamiento de Gijón.
Tras colocarla sobre la mesa con ayuda de una manta, los tecnicos encargados del lavado de cara de la Fortuna empiezan a examinarla. Santiago Longo, Rudy Lobosco y Lucas Ferrara tienen encomendada no solo su restauración, sino un escaneado 3D de la pieza y la documentación fotográfica de todo el proceso.
El diario EL COMERCIO les acompaña el primer día de trabajo, en el que comenzaron realizando un análisis del estado general de la pieza, para proceder después a una limpieza inicial con brochas suaves y cepillos. Es el paso previo a la posterior eliminación de costras y morteros que colonizan ciertas partes de la piedra arenisca. «Preocupa una zona en la que se observa una grieta, en la esquina superior izquierda. Tendremos que medir su profundidad para ver cómo está de salud la piedra», nos cuenta Santiago Longo. Después también harán «una medición de la salinidad, para proceder a una desalación si fuese necesario». En una primera observación con una lente de aumento, los expertos encontraron restos microscópicos de pintura blanca y roja, que serán retirados.
Para la posterior eliminación de las costras negras se utilizará un sistema láser, «adaptando la frecuencia y la energía a la composición concreta de esta piedra arenisca», nos detallan. Otra opción es la técnica del microabrasímetro, mediante microproyección de partículas de diferente dureza sobre la superficie de la roca. Finalmente, se decidirá si se sellan las fisuras de mayor entidad, incluida la de la mencionada esquina. «Finalmente se procederá a un proceso de consolidación e hidrofugación», nos explican los operarios.
Tras el proceso, antes de que acabe el año, la piedra podría viajar directamente a Gijón para ser instalada en las termas. Antes le quedan varias semanas de tratamiento de belleza intensivo, en manos de unos profesionales que, entre otros trabajos, están en estos momentos realizando mejoras en la cúpula de la iglesia de la Univesidad Laboral y su linterna. También han actuado en la muralla de León, el palacio de los Selgas, la fuente del Pleito de los Delfines de Candás, el palacio de la Junta General del Principado... «Además tenemos un taller de escultura y una fundición, en la que hacemos encargos para administraciones, como bustos y estatuas, y para artistas como Favila o Miguel Álvarez 'Ponticu', que nos traen algunos proyectos», añaden. La Fortuna Balnearia está en buenas manos.
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