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Un Juan Luis Guerra a todo ritmo en Gijón
Fiestón tropical. El dominicano y su potente banda 4.40 desataron la locura, poniendo a bailar a una entusiasmada multitud de seguidores en el recinto del Gijón Life
La energía incombustible y el ritmo magistral de Juan Luis Guerra pusieron a bailar a varios miles de espectadores que se dieron cita en el recinto del Gijón Life del parque Hermanos Castro en uno de los grandes conciertos de este verano en Asturias.
Guerra salió, saludado por un grito de pasión de miles de gargantas, arrancándose a ritmo de merengue con 'Rosalía'. «Buenas noches Gijón, gracias por el cariño, espero que disfruten mucho de esta fiesta», fueron las primeras palabras, para seguir con 'La travesía'.
Y de pronto algo falló. Se interrumpió bruscamente la canción y se apagaron las luces del escenario. Tras unos siete minutos de incertidumbre y desconcierto se reanudó la canción interrumpida. Continuaría el artista con 'La llave de mi corazón', tranquilizando los ánimos del respetable y poniéndolos de nuevo a bailar. Un coro masivo se le uniría al «Oooh, ahhh, ehhh» del temazo 'Vale la pena'. Y nueva ración de merengue con 'Como yo', las caderas en movimiento y cientos de manos arriba.
El ritmo no podía ser más caliente y la temperatura de la noche era más bien agradable, pero el músico abrigaba su garganta con un pañuelo-bufanda. El Piles no era el Caribe, estaba claro, tanto como la autoparodia de su hipocondría del tema que siguió: 'El Niágara en bicicleta' y al terminarla pidió excusas por el parón anterior. Entonces, llegó una nueva invitación al baile con 'Para ti'.
El cantante dominicano no escatimó carisma ni el hechizo de su personal registro vocal en una intensa actuación en la que presentó los temas de su último disco 'Radio Güira' y, cómo no, una buena descarga de los éxitos que le han acompañado a lo largo de su carrera y que forman ya parte de la historia viva de la canción popular de nuestro tiempo.
Con el bagaje de todos sus años de oficio, pero también sin perder un ápice de la fuerza del huracán caribeño que hace estallar toda clase de emociones, de la más íntima de sus bachatas-baladas a la que invita directamente a mover los pies y las caderas al son del merengue, su potente directo conquistó una noche en la que un público absolutamente entregado deseaba con ganas de que lloviera café y hacía votos a la vez para que el orbayu o un posible chaparrón veraniego no aguase la fiesta.
Y realmente eso fue, una fiesta con todas las de la ley, la visita a Gijón de Juan Luis Guerra, tres décadas después de su recordado conciertazo en Las Mestas. El del martes, no sería menos memorable. Arropado por su potente superbanda 4.40, el músico de Santo Domingo lo dio todo y más en un auténtica demostración de su excelente estado de forma para seguir transmitiendo vitalismo con sus canciones de siempre o nuevas. No hubo lluvia de café pero sí de confeti para poner el colofón a una inolvidable velada.
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