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La precisión de su empeño es tal que rompe con los límites entre el original y la copia. El asturiano Julio Ruiz y su equipo escanearon en 3D la icónica Dama de Elche del Museo Arqueológico Nacional (MAN), dentro del proyecto integral 'ImaginArte'. Y lo hicieron con ánimo conservador, con intención de proteger esa pieza patrimonio de todos con 25 siglos de antigüedad. Su trabajo es tan fiel –resoluciones en el rango de micras–, que en el supuesto de que le ocurriera algún percance o daño se podría hacer una réplica de la parte dañada y sustituir la zona afectada por una impresión 3D sin que el espectador o incluso experto sea capaz de discernir qué es lo auténtico y qué no. Digámoslo de otra manera, permitiría conservar la obra tal cual se encontraba en el momento que fue escaneada. Esa precisión les llevó a realizar una copia tan fidedigna de la Dama que se vieron obligados a seccionar parte de la réplica, ya que esa perfección la convertía en una falsificación.
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El escaneo tridimensional y las visitas virtuales en alta resolución se han convertido en aliados clave para documentar y proteger el patrimonio cultural español de forma precisa y segura. Estas tecnologías no solo permiten capturar en detalle monumentos y obras artísticas en todo el país, sino que también garantizan su divulgación global sin exponerlos a riesgos o deterioros. Ahora y gracias a plataformas digitales, cualquier persona, sin importar su ubicación, puede acceder a réplicas virtuales exactas de estos bienes culturales y admirarlas en toda su dimensión y detalle.
Gran parte del patrimonio español ya tiene su gemelo digital gracias a un equipo asturiano con base en el CINN (Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología), vinculado al CSIC. Julio Ruiz, doctor en Bellas Artes y experto en holografía formado en EE UU con una beca Fulbright, participó en 1986 en la inauguración del Museo Reina Sofía. No solo seleccionó obras pioneras en holografía para aquella primera muestra, sino que también exhibió su propia creación 'Waton', aunque el gran protagonista era otro: Dalí. Aquella exposición pionera fue un laboratorio que demostró que la tecnología no es enemiga del arte, sino su aliada.
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A mediados de los 90, Ruiz participó como asesor de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en la futura utilización y aplicación de los hologramas como sistema de antifalsificación de los billetes de euro. Lo que vendría después es un viaje por toda España en el que, junto a su equipo, pionero en escaneo y holografía, han digitalizado desde la cueva de Candamo a la Pedrera de Gaudí en un periplo de la prehistoria al modernismo con múltiples escalas. Desde el año 2000, este equipo con base en El Entrego ha aplicado su conocimiento tecnológico a la conservación del patrimonio. Comenzaron con la Cámara Santa de Oviedo y ampliaron su radio a joyas como la Alhambra, el Guernica y una gran parte del arte ibero de diferentes museos de España. «El escaneo permite comparar una obra hoy y dentro de una década comprobar si aparecen grietas o pérdidas y así los restauradores sabrán cómo intervenir». La precisión es clave: en la Dama de Elche, por ejemplo, proyectaron líneas milimétricas con luz estructurada para registrar cada curva que se adapta a la pieza y así poder registrar un archivo 3D.
Su metodología combina tres pilares: fotografía de alta definición, escaneo 3D y holografía. «Fuimos pioneros en crear hologramas fuera del laboratorio. La Cámara Santa fue nuestro banco de pruebas». Gracias a esto desarrollaron la técnica de hologramas de campo profundo, que funcionan «como ventanas mágicas a través de las que podemos visualizar con total percepción de la tridimensionalidad otros espacios», destaca Ruiz.
El acceso a todos estas piezas y espacios, como la cueva asturiana de Covaciella, cerrada al público, pueden admirarse virtualmente por todas aquellas personas con alguna discapacidad creando tours digitales para la Alhambra, la Giralda o la Pedrera de Gaudí, proyectos impulsados por el Ministerio de Cultura a través de Segittur. Ruiz recuerda con especial cariño el trabajo nocturno en la Alhambra en 2013: «Era mágico, aunque tuvimos que repetir el escaneo en primavera porque en febrero no había flores».
Hoy, ya jubilado, sigue asesorando al CSIC y colaborando con coleccionistas privados y fundaciones dentro del ámbito patrimonial. «Asturias ha sido laboratorio y referente», subraya. Dos décadas después, su legado emerge y se multiplica como un puente entre tecnología y arte que garantiza que el pasado no solo sobreviva, sino que se comparta.
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María Díaz y Álex Sánchez
Almudena Santos y Leticia Aróstegui
Josemi Benítez
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