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«Today just rest», acierta a decir Jonas Böhlmark desde la playa de Luanco. El arenal gozoniego era este lunes la última parada de la particular odisea que está emprendiendo en solitario el joven sueco por tierra y mar desde Escandinavia. «Salí de casa con 31 años, ahora tengo 34, y cuando termine de dar la vuelta a España y cruce los Pirineos tendré 35». Tres años de viaje por todo el continente con sus pies y brazos como único motor y con «el amor por la naturaleza» y «el placer de sentirme libre» de combustible.
Aventurero extremo como se autodefine en su perfil de Instagram, en el que documenta su periplo, cuesta condensar y dimensionar el calado de la travesía que Böhlmark está haciendo. «Sufro de trastorno bipolar y creo que lo que me gustaría contarle al mundo es que con la medicación adecuada, teniendo buenos amigos que te apoyan y llevando una vida activa puedes lograr grandes objetivos en la vida».
Por mar ahora y por tierra antes. El viaje eterno del sueco comenzó en septiembre de 2022, en el fiordo noruego de Lyngenfjord, donde junto a su mejor amigo, Axel Bergsten, llegaron corriendo hasta el Cairn de los Tres Países, –donde convergen Noruega, Suecia y Finlandia–. Allí dejó a un lado las zapatillas, para embarcarse en una tabla de pádel surf que lo ha terminado llevando hasta Asturias, en un viaje digno de la más pura tradición vikinga, en el que también ha combinado el esquí o la bicicleta.
«La gente me ha ayudado en este viaje, pero no hay ningún patrocinador grande detrás», prosigue. Una pequeña mochila amarilla, de la que no se despega ni para posar en la foto con la catedral de Luanco de fondo, es todo el equipaje que lo acompaña. «La meteorología estos días ha sido buena, el viento me ha ayudado», cuenta. Su último día de viaje, de los más de 1.000 que atesora, lo llevó desde la ría de Villaviciosa al arenal gozoniego. «Entre seis y ocho horas», emplea en cada una de estas etapas haciendo frente al oleaje y siempre frío mar Cantábrico. Ayer le tocaba reponer energía, con la intención de retomar hoy su ruta.
En su inconmesurable aventura, Böhlmark ha tenido que lidiar con inconvenientes de toda índole. «Llegó en una situación bastante mala, con la piragua medio hundida y con un bulto en el cuello», recuerda Pedro Delclaux, vecino de la localidad cántabra de Liendes, en la que el sueco fue a parar hace unas semanas. «Lo tuvimos que llevar al hospital para que lo interviniesen». En suelo cántabro pasó algunos días, hasta recuperarse y poder reanudar su viaje por el litoral.
La idea de Böhlmark es rodear en su tabla de pádel surf toda la Península Ibérica, cruzar a pie los Pirineos y terminar en la localidad francesa de Biarritz, donde reside su actual novia. «Me gustaría trabajar en actividades de aventuras cuando llegue a la línea de meta... Si es que elijo llegar a una línea de meta», reflexiona. Allí, si todo va bien, presentará su libro, de 260 páginas, en el que aborda cómo el deporte y una vida balanceada pueden ayudar a sobrellevar un trastorno como el suyo.
«El deporte me ha salvado la vida», concluye Böhlmark, mientras se acurruca junto a un risco protegido del viento en la playa de Luanco para hacer noche: «Es mi día a día y estoy muy feliz con ello».
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Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
Óscar Bellot | Madrid y Guillermo Villar
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