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Algunos de los trofeos que consiguió Fernando Alonso en la temporada 2006, en la que se proclamó campeón del mundo. uColección especial. El museo tiene una vitrina dedicada a los cascos que el ovetense ha ido intercambiando con sus rivales a lo largo de su trayectoria. FOTOS IMANOL RIMADA

El museo de Fernando Alonso prepara su ampliación

Culminará en verano, para añadir más ejemplares a la colección del piloto

ESTEFANÍA D. CARRUÉBANO

Domingo, 23 de enero 2022, 01:08

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Asturias tiene otro paraíso. En La Morgal y, en este caso, automovilístico. Aparcar el vehículo por primera vez en el aparcamiento del Museo y Circuito Fernando Alonso son los segundos previos a una experiencia que rompe todas las expectativas creadas. Una vez el aficionado entra en el recinto, todo se vuelve multicolor: monos, cascos, monoplazas... Los inicios de uno de los mejores pilotos de la historia se convierte en algo real, tangible. Y no solo por todo lo que rodea a la figura del asturiano, sino porque poner un pie y acercarse a los coches, los guantes o los premios que albergan las paredes es también un recuerdo de todo lo vivido por los seguidores del motor.

Ricardo Morán, guía en esta visita de EL COMERCIO a la instalación, explica el motivo: «La gente que lo sigue desde siempre ve los coches y tiene un recuerdo de una carrera o de un momento concreto. Hay muchos que lo dicen, que les traen recuerdos de su vida».

u Colección especial. El museo tiene una vitrina dedicada a los cascos que el ovetense ha ido intercambiando con sus rivales a lo largo de su trayectoria.

Alrededor de 35.000 personas pueden visitar este museo, según confirman sus responsables. Son datos aproximados porque en ocasiones resulta incontable la afluencia de gente. La pandemia tampoco ha afectado demasiado en cuanto al número de aficionados que han revivido la vida del piloto. Aunque ahora las visitas son mayoritariamente de turismo nacional, anteriormente incluso se acercaban seguidores de Rusia y Japón, como ya ha ocurrido en alguna ocasión.

«Algún caso se dio que han venido desde muy lejos y han cogido un avión exclusivamente para visitarnos. Espero que hayan hecho algo más por Asturias...», bromea el trabajador del museo. «Pero sí que atraemos a gente que después también conoce la región», añade.

t Primeros pasos. Varios visitantes observan los primeros coches de Alonso.

Y no es para menos. Todos los coches del piloto están en este espacio habilitado en La Morgal. Y son piezas originales. Cierto es que faltan los coches de los últimos tiempos, aunque se necesitará una ampliación del Museo para que puedan entrar todos. Así lo confirma Ricardo, el guía que acompañó a EL COMERCIO en esta visita. «Vamos a hacer una ampliación para meter unos cuantos coches más. Tenemos el coche del Dakar, el de Daytona, algún día tendremos los Alpine de este año... Y quién sabe lo que nos depara el futuro», sostiene. «Supongo que la ampliación la tendremos lista posiblemente para el verano, aunque no podemos decir fechas concretas. También tenemos que ver cómo organizamos los coches. Lo bueno es que esto está hecho con mucha ilusión», añade.

Recorrido por su carrera

La trayectoria del piloto parece interminable, más aún desde que ha vuelto a la Fórmula-1, algo que también parece haber atraído un mayor número de visitantes al Museo de La Morgal. Pero el 'gran circo' no es lo único que ha movido la vida de Alonso. Todo comenzó mucho antes. Cuando con apenas tres años se montó por primera vez en el kart adaptado por su padre. Es lo primero que se puede ver. Tiene los colores del McLaren de la época.

p El primer kart. Es el inicio del museo. Su padre lo construyó para su hermana, pero fue para Alonso.

Junto a él, algunos de los primeros coches que condujo el asturiano cuando apenas levantaba unos pocos palmos del suelo. Con uno se proclamó campeón del mundo júnior de kárting en 1996. Y sí, por aquel entonces ya llevaba su número de la suerte: el 14.

Unos pasos más allá empiezan los primeros monoplazas. También cuentan parte de la historia de un joven asturiano que se dejó la piel para llegar a los circuitos y convertirse en uno de los mejores de la historia. Después del kárting se fue a un Fórmula Nissan. Y la gente de Fórmula-1 puso los ojos en él para no quitarlos nunca más.

q Indumentaria. El casco, los guantes y el mono de cada año están expuestos en la colección.

Ver los Renault con los que ganó sus dos títulos mundiales es un espectáculo y poder observar de cerca los trofeos, para los que son necesarias dos vitrinas completas, lo hace más especial. ¿Quién no recuerda aquellos momentos en los que ganó el título e hizo vibrar a media España?

A lo largo del paseo se pueden ver los McLaren que condujo, que circunstancialmente se encuentran todos juntos. Sin embargo, otra de las partes más especiales tal vez sea la de Ferrari. El rojo ocupa la gran mayoría de esa primera planta. Fueron cinco años y dos subcampeonatos mundiales. Las vitrinas están plagadas de trofeos de todos los podios. También está el mono y el casco conmemorativo de la última carrera con los de Maranello.

q Fórmula-1. Los McLaren están expuestos juntos de forma provisional por un motivo de organización.

La evolución de los cascos

Más allá de lo espectacular de los monoplazas, que tienen un valor incalculable por ser piezas completamente originales, tal vez una de las partes más entrañables de la colección sean las de los cascos. Los suyos siempre siguieron un patrón similar, algo que tal vez solo se puede comprobar cuando están todos juntos. Los colores de la bandera de Asturias, junto con la española, son los que más predominan. Aunque tal vez lo que más llama la atención es el aumento de espacios publicitarios a medida que avanza su carrera.

Aunque tal vez la parte más especial, y menos conocida, es la colección de cascos intercambiados por el piloto. Fisichella, Schumacher, Kubica, el propio Carlos Sainz... Todos ellos tienen presencia en el museo con una pequeña dedicatoria. Menos la de Kimi Räikkönen, que solo tiene una firma. El finlandés siempre ha demostrado ser un hombre de pocas palabras.

Recorrer esta exposición es también un paseo por el presente y el pasado de uno mismo. Y esta colección es el reflejo de que, allá donde va, Fernando Alonso deja huella. Tanto para los pilotos, que normalmente tienen signos de admiración hacia el piloto como para los propios aficionados.

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