Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX)
«La sidra nace en Asturias, pero ya es del mundo entero»El gijonés David de la Cruz presenta el viernes en el FICX 'La gran manzana', una película que cuenta «la historia de una familia llagarera»
La semilla de 'La gran manzana' se hundió en la tierra el día en que su director, David de la Cruz, leyó en prensa una noticia «sobre el descenso del consumo de sidra en Asturias». Aquel artículo contaba que, en los últimos tiempos, las ventas de nuestra bebida autóctona «estaban aumentando, sin embargo, en países como Japón, Estados Unidos y México». Esos datos se clavaron en la mente del gijonés y germinaron en forma de una película que este viernes –a las 19.30 horas– se estrena en el Teatro Jovellanos, dentro del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX).
De la Cruz reconoce que, ante esta inminente puesta de largo, se le acumulan los nervios, pero también las ganas de compartir con el público el valor internacional «de un producto humilde» que, en esta cinta, se retrata «a través de la historia de una familia llagarera». Ellos son los protagonistas de un proyecto que viaja del pasado al presente, de la mano de varias generaciones. «Narro cómo empezaron ellos y cómo consiguieron llevar su producto a veintitrés o veinticuatro países diferentes del mundo», explica el director, al tiempo que incide en la manera en la que aprecian la sidra fuera de nuestras fronteras. «En EE UU una botella está entre los cuarenta y los cincuenta dólares».
Eso ocurre porque la ven como «una bebida exótica», ya que la sidra asturiana tiene particularidades que no se encuentran en otras sidras. «En otros sitios la producen también, pero son gasificadas y no las escancian», señala, convencido de que, si por fin en diciembre la declaran Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, será «un apoyo inmenso para promocionarla».
Él aporta de momento su «granito de arena» para darle visibilidad «a Asturias y a esa cultura» que en nuestra región, por culpa de la costumbre, no se aprecia tanto como se debería. «Últimamente aquí hay una competencia muy grande con las cerveceras y es complicado enfrentarse a esos gigantes», señala convencido de que «ahora en la Cuesta del Cholo no ves la cantidad de sidra que se veía hace diez años», y, por esa razón, cree que «aunque la sidra nace en Asturias, ya es del mundo entero».
Pero –como es lógico– en Nueva York no tienen el arte de los camareros asturianos para echarla. «Les hacen demostraciones para transmitir el escanciado, pero en el día a día no se hace y tampoco la beben de un trago. Todo eso es muy difícil de inculcar».
Igualmente, poco a poco va calando y, por eso, tras la presentación de 'La gran manzana' en el Festival de Cine de Gijón, su director espera que esta película llegue a otros lugares y encaje en ellos. «Creo que puede funcionar porque los asturianos solemos caer bien», lanza entre risas. Esa simpatía es una buena carta de presentación para esta cinta que «a alguien que no sepa nada de la sidra, le va a llamar mucho la atención porque refleja muchas partes de su proceso de elaboración que no están industrializadas» y que conservan la esencia de antaño. Además los personajes que desfilan por la gran pantalla «son muy naturales y muy auténticos», lo que hace que esta película chisque con su asturianía hasta Nueva York.
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