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Los aguacates del paraíso
Yantar

Los aguacates del paraíso

La fama de un cultivo que trajeron los indianos ha evolucionado en rentabilidad avalada por los datos

Viernes, 7 de marzo 2025, 22:08

El aguacate ya no necesita presentación, lo que evidencia que su consumo ha trascendido modas, afianzándose en nuestra despensa y nuestra dieta. Tanto, que ha dejado de ser únicamente esa fruta exótica procedente de México, y en menor medida de Chile, Colombia y Perú. Lo demuestran los datos: el consumo se ha disparado en España, más de un 1.000% en una década. A día de hoy, el aguacate es el principal cultivo tropical en nuestro país. La superficie en 2022, según el Anuario de Estadística del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, supera ligeramente las 19.500 hectáreas, habiéndose duplicado en los últimos 30 años. Se cultiva especialmente en Andalucía, y también en la Comunidad Valenciana, las Canarias y la cornisa cantábrica. Incluida Asturias, donde en 2023 ya había 30 hectáreas en producción. Y creciendo.

El 'boom' es reciente, pero no así su cultivo en el Principado. Fueron los indianos los que lo trajeron en el siglo XIX, si bien su consumo era nulo. «De esa época tenemos, entre otros, el 'aguacatón' de Llanes, que es un icono y uno de los árboles más grandes del planeta», explica Andrés Ibarra, de Aguacastur, al tiempo que incide en que están ultimando un estudio que determine si se trata del árbol más viejo del mundo. La siguiente oleada se produce a finales de los años 80 y principios de los 90, «por eso hay tantos árboles de 30-40 años», matizan en Aguacastur. Es a partir de entonces cuando se empieza a comercializar la fruta. En la actualidad, y desde hace una década, ya no es solo que se comercialice, sino que se normaliza el consumo.

José Luis Álvarez Aguacates del norte (Collado, Siero)

Hace una década empezó a ver que el cultivo de aguacate «estaba funcionando mucho en Málaga» y apostó por ello. Ahora cuenta con el aval del COPAE porque produce en ecológico. Pero antes tuvo que «visitar muchas fincas y leer mucho sobre el tema», porque hasta entonces había trabajado manzana de sidra y mesa. «Vi una oportunidad y empecé a analizar variedades para saber con cuáles era posible trabajar. Ahora llaman hasta de Arabia, pero no tenemos tanta producción aún».

Asturias tiene muchos puntos a favor de su cultivo, cuyos responsables comparan indudablemente con el de manzana en cuanto a trabajo diario, operatividad y, sobre todo, rentabilidad. El aguacate o aguacatero, esto es, el árbol, no pierde la hoja y, al igual que el manzano, produce fruta anualmente; solo que en su caso la conserva durante mucho más tiempo, lo que permite, por un lado, poca merma en la producción y, por otro, escalonar el trabajo en la finca. Nada que ver tampoco con el mango o los pequeños frutos. «El aguacate puede estar en el árbol 6 ó 7 meses sin problema, incluso más», asegura José Luis Álvarez, de Aguacates del Norte.

El árbol, en enero-marzo empieza a desarrollar la flor, la cual se abre cuando llega la primavera. La polinización se produce entre abril y mayo, cuaja y habrá fruta a partir de febrero o marzo del año siguiente, coincidiendo con la nueva floración. «La fruta se puede coger desde febrero o marzo y hasta verano tranquilamente», incide Álvarez. Luego, en el mercado, ronda los 8 euros el kilo.

Javier Cívicos Aguacastur (Valbuena, Cabranes)

El andaluz Andrés Ibarra y el bilbaíno Javier Cívicos se asentaron en la Asturias rural y aquí decidieron, con el tiempo, empezar un proyecto que tuviera relación con el aguacate, porque «en 2011 vimos el aguacate de Malleza, en Salas, con fruta». Empezaron a investigar haciendo inventario de toda la costa norte y «vimos que había muchas plantas naturalizadas». Montaron la plantación en 2018 y tienen tres o cuatro hectáreas en propiedad y producción en tierras ajenas.

Ibarra resume en tres las variables para conseguir que se de su cultivo: «La finca, el agricultor y San Pedro gestionando el clima». Un terreno bueno, coinciden en señalar, es aquel con orientación sur, protegido del viento y, en general, costero o precostero, «aunque en detalle hay que mirar por variedades, porque yo las tengo en Siero que aguantan heladas», incide Álvarez, que sabe que hay producción hasta en Mieres.

Y tener agua en abundancia, aunque defienden que no tanta como se ha dado a entender. «Para producir un kilo de ternera se ha consumido más agua», compara Ibarra. «No necesita tanta, le basta lo que cae en Asturias al año, que son entre 1.000 y 1.500 litros por metro cuadrado», ahonda Álvarez. Eso sí, no le favorece que vengan primavera y verano secos. «Si todo sale bien, en tres años se tiene fruta partiendo de plantas de 1,20 metros, recién adquirida en vivero», aseguran en Aguacastur. De lo contrario habrá que ir sumando. Por eso, porque en los últimos años se han plantado nuevas hectáreas, la producción asturiana crecerá pronto. También lo hará porque en torno a una decena de productores trabajan en una cooperativa que los aglutine en torno a la marca Aguacates del Norte.

Por el momento rondan las 15 hectáreas y las 10 toneladas de producción.

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