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Un plato de nachos con guacamole. Agencias

Platos con nombre propio

Recetas y alimentos viajeros cuyo eco ha llegado mucho más allá de lo que jamás imaginaron sus ideólogos

Lunes, 16 de junio 2025, 16:08

Magdalena, Margarita, Nacho, Alfredo, César. ¿Qué tienen todos en común? Ni su nombre comienza por la misma letra ni comparten urbanización en Benidorm. El vínculo es otro: cualquiera puede aparecer en tu mesa y seguirás comiendo solo.

Hay nombres propios que se han convertido en alimento. El santoral, en su caso, ha conquistado el recetario y bautizado las bendecidas mezclas de ingredientes. ¿Por qué? Las razones no son idénticas; en ocasiones, los títulos rinden tributo al creador, en otras al homenajeado.

Lo curioso es que suelen ser platos viajeros cuyo eco ha llegado mucho más allá de lo que jamás imaginaron sus ideólogos: en tiempo y en espacio, porque se degustan décadas, o incluso siglos, después y en latitudes de lo más dispar.

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    Nacho

El nombre evoca a tarde de cine con salsa de queso, a restaurante tex mex o guacamole a paladas. ¿Cómo han llegado hasta aquí? Los nachos nacieron en Piedras Negras, México, en los años 40. Ignacio «Nacho» Anaya, encargado de un restaurante, improvisó un plato con lo que tenía a mano para unas clientas estadounidenses: totopos, queso fundido y jalapeños. La receta improvisada tuvo tanto éxito que no tardó en recorrer la frontera y saltar al mundo entero. Y así, «Nacho» se volvió internacional, aunque su apodo hoy se derrita en microondas de todo el planeta.

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    Margarita

La pizza más popular tiene, qué casualidad, un origen noble. Margarita de Saboya visitó Nápoles en 1889 y el pizzero Raffaele Esposito quiso homenajearla con una creación patriótica: tomate (rojo), mozzarella (blanco) y albahaca (verde), los colores de la bandera italiana. La pizza le gustó tanto que el nombre quedó sellado. Hoy, millones de Margaritas giran en hornos desde Roma hasta Reikiavik. La margarita también puede beberse pero esa es ya otra historia.

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    Alfredo

La salsa Alfredo y sus fetuccini. ¿Eres de los que naguan solo al pensar en ella? Su origen es el resultado de un acto de amor -para nada una rareza en la cocina- con sabor a mantequilla. En 1914, el chef romano Alfredo di Lelio preparó unos fettuccine para su esposa. Acababa de dar a luz y necesitaba energía. Mantequilla, parmesano y pasta caliente fueron suficientes para conquistarla, primero a ella y luego a medio Hollywood después de que Mary Pickford y Douglas Fairbanks se llevaron la receta a EE. UU.

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    César

No, no se trata del emperador. La ensalada César nació en los años veinte -no hace mucho que cumplió el siglo- en Tijuana, México, de la mano del chef italiano Cesare Cardini. Durante un día especialmente ajetreado en su restaurante, improvisó una ensalada con lo que quedaba: lechuga romana, pan tostado, queso parmesano, huevo, limón, ajo, mostaza y salsa Worcestershire. El toque teatral de prepararla en la mesa terminó de conquistar a los comensales. Lo demás es historia: la ensalada cruzó fronteras y se convirtió en una celebridad de la cocina ligera.

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    Magdalena

Madeleine, en francés, es mucho más que un bizcocho. La madre de los 'cupcakes' parece haber nacido -no es la única teoría- en el siglo XVIII de mano de Madeleine Paulmier, quien las cocinó para el destronado rey de Polonia y suegro de Luis XV, Estanislao I Leszczynski. Aunque por dos veces ocupó el trono, terminó huyendo y quedándose con el Ducado de Lorena. La repostería mundial se lo agradecerá para siempre.

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    Juliana

Juliana no inventó la sopa que bautiza. El plato debe el nombre al corte de las verduras, finas tiras alargadas y uniformes. ¿Y por qué bautizar esta técnica con nombre de mujer? Tampoco está muy claro pero hay dos versiones. Hay quien lo atribuyen a una cocinera francesa del siglo XVIII y quien menta a un chef que simplemente quiso ponerle un nombre refinado a algo tan básico como cortar.

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    Bloody Mary

El cóctel a base de vodka, zumo de tomate, salsa inglesa, tabasco y un toque de apio lleva décadas alimentando teorías y resacas. Incluso puede convertirse en receta. ¿Fue un tributo a María I de Inglaterra, apodada «Bloody Mary» por su sangrienta persecución religiosa? ¿O simplemente una ocurrencia de un camarero parisino con inspiración histórica y sentido del humor? ¿Nació tributo a la actriz Mary Pickford, estrella del cine mundo? Lo bueno de que no exista consenso es que puedes hacer tuya la versión que prefieras

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