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Rosa Vila, delegada comercial de Osborne y del canal de ibéricos Cinco Jotas para Asturias, en el salón de su casa.

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Rosa Vila, delegada comercial de Osborne y del canal de ibéricos Cinco Jotas para Asturias, en el salón de su casa. FOTOS: CAROLINA SANTOS

En casa de... Rosa Vila

Zona Oeste. Frente al parque de El Lauredal, la vivienda consigue espacios luminosos con una infalible combinación de grises y blancos

CARMEN DEL SOTO

Domingo, 27 de junio 2021, 02:57

Su marcado acento delata que María Rosa Vila Rial es oriunda de la comunidad gallega. Efectivamente, nació y creció en Vigo, ciudad portuaria de la provincia de Pontevedra donde, también, tras cursar estudios de administrativa, dio comienzo su vida laboral. Movida y variopinta, por cierto, pues trabajó como peluquera y esteticista, como agente de viajes y de azafata para marcas de destilados. Pero, además, fue relaciones públicas en los locales más punteros de Galicia... Hasta encontrar acomodo en el sector de ventas de la empresa Osborne, de la que es delegada comercial para Asturias con todo su portafolio y como especialista en el canal de ibéricos Cinco Jotas.

A Gijón llegó hace trece años y no habían pasado muchos meses cuando se cruzó en su camino el mecánico industrial Marcos Blanco, un asturiano con el que pronto se casaría y con el que reside en un piso en una de las urbanizaciones que se construyeron en la parroquia de Jove, con vistas al parque de El Lauredal.

Lo que ni se imaginaban, cuando lo compraron, es que la terraza orientada a sus jardines iba a ser fundamental en las semanas de confinamiento. Un pequeño gran lujo de tres metros cuadrados que cuenta con césped artificial, un banco y unas cuantas plantas y que pasó a convertirse en gimnasio, solarium, punto de encuentro a la hora del vermú con los vecinos, espacio para comer y chill-out al caer el sol, según enumera Rosa. Además de ser el lugar elegido por su perrita Nuca, también gallega como su dueña, para asomarse al exterior.

Un papel pintado de estampado otoñal y flores secas delimita el hall de entrada, mientras que los elegantes tonos grises -ceniza, perla-, muy versátiles a la hora de decorar, predominan en el resto de la vivienda, en combinación con el blanco y el negro en todos sus matices.

Así ocurre en el luminoso salón, presidido por un sofá chaise longue en ante gris y una mesa de centro en piel negra, que, gracias a su función elevadora, esconde un cajón para almacenamiento. Una cortina de largos flecos es la alternativa visual buscada como separación de ambientes. Nada de opacidad, sino ligereza, para colocar en el otro lado la mesa de comedor y un gran espejo. Enfrente, el rincón de lectura, que incorpora alfombra en verde, iluminado con una lámpara de pie y que puede recibir, asimismo, la luz de las dos que decoran el techo, modelo Cornelia, con cuentas de cristal y seda ahumada.

En el dormitorio principal, en suite, con baño y vestidor con galán de noche, destaca un cabecero trenzado sobre una pared empapelada de fino estampado en oro. Color que combinan los textiles -edredón, cojines y cortinas- artesanos y de manufactura portuguesa. Muy diferente a otro dormitorio, polivalente y práctico, donde se ha optado por el azul pastel que le otorga un carácter más juvenil.

La cocina, que ha sido renovada, luce mármol veteado como revestimiento de su frontal y se ha colocado una cinta de luces led como iluminación extra en la zona de trabajo.

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