La modelo que salió del Gran Hotel del Sella
Ninoska Guillén, de ayudante de cocina a imagen de grandes marcas. «Nunca me pude imaginar la vida que tengo», confiesa
ANA RANERA
Domingo, 15 de noviembre 2020
Los sueños, a veces, se hacen realidad, como le ocurrió a la riosellana Ninoska Guillén. Ella nunca habría podido llegar a imaginar que acabaría recorriendo el mundo sobre las pasarelas. Cuando su vida cambió, era ayudante de cocina en el Gran Hotel del Sella, donde tenía un trabajo sacrificado, con largas jornadas que se vieron interrumpidas cuando su actual representante, Carlos Barril, de Talent Model Management, apareció en su vida para convencerla de que lo intentara.
Tras mucho tiempo dudando, un dia Ninoska se lanzó y quiso, al menos, probar suerte. «El primer país al que viajé hace ya tres años fue Turquía». Y, a partir de entonces, los aviones se convirtieron en rutina: Suecia, Reino Unido, Corea, Dubái, China y Estados Unidos. Tantos que, cuando amanece, a Ninoska le cuesta ubicarse. «Cada día estoy en un sitio diferente», bromea. Pese a todas las adversidades, ella se siente afortunada, está a punto de cumplir los veinticinco y trabajo no le falta. «Estoy trabajando todos los días para marcas muy conocidas», cuenta. «Esta profesión implica muchas horas. Mucha gente piensa que es ponerse delante de la cámara y posar, pero no es así. Yo me levanto a las seis de la mañana y estoy hasta las ocho o hasta las nueve de la tarde. Igual hago cien cambios de ropa en una jornada».
Pese a la pasión que siente por su día a día, hay momentos de agotamiento en los que querría echarse a llorar. «A veces llego a casa y querría pasarme tres días enteros durmiendo», reconoce. Es inevitable que pase factura tanto tiempo currando, a destajo y tan lejos de los suyos. «Estoy rodeada de gente maravillosa y me entretengo, pero extraño estar con mi familia o comer la comida de mi madre», confiesa.
En esos ratos de debilidad, Ninoska echa la vista atrás y recuerda cuando soñaba con llegar al lugar donde ahora está. Es entonces cuando más valora lo que ha logrado. «Fue todo muy rápido. Hay momentos en que me paro a pensar que nunca pude imaginar la vida que tengo», explica. «Podría haberme imaginado que sería modelo, pero nunca algo tan grande», reflexiona emocionada. «Ahora estoy haciendo campañas para marcas muy conocidas y para Amazon».
Ninoska tuvo suerte y puso a disposición de sus ganas todo su talento para conseguir hacer realidad todo lo que soñaba. Y no baja la guardia: «Todavía puedo hacer muchas más cosas», dice. Por ahora, entre sesión y sesión, pierde la vista y la morriña en el calendario para volver a su casa riosellana por Navidad y disfrutar más allá del trabajo antes de su aventura en Nueva York.