El agradecimiento tras sobrevivir a la covid
Denise salió de la UCI con el afán de ayudar. Dejó piedras dibujadas en las calles y empezó a reunir historias de sus descubridores...
LUCÍA BARRIO
Viernes, 14 de enero 2022, 04:49
La covid irrumpió como un tsunami hace poco más de un año en la vida de Denise Álvarez. En diciembre de 2020, a sus 54 años, el coronavirus la llevó sin previo aviso a pasar diez días en la UCI del Hospital de Cabueñes. Tuvo uno de los cuadros más graves: neumonía bilateral. Vivir esa experiencia, verse en una cama de hospital sola y a punto de ser intubada, le cambió «la forma de ver la vida». Ese fue el germen de 'Las piedras viajeras de Gijón', una iniciativa que ha tenido muy buena acogida y que ya reúne a más de mil seguidores en redes sociales.
«Mientras estuve en la UCI me di cuenta de que una simple caricia de las enfermeras, que me tocasen la mano o la cara era algo que me alegraba un montón y me hacía sentir que no estaba tan sola allí. Entonces pensé que yo podía hacer algo similar y que sirviese para hacer feliz a la gente, aunque fuese por unos minutos», explica emocionada.
La debilidad que sentía al salir del hospital hizo que Denise -que trabajaba en un supermercado y debió jubilarse por unos problemas de espalda- pasase mucho más tiempo en casa del que acostumbraba. Eso le llevó a comenzar a pintar algunas de las piedras que guardaba desde hacía tiempo en su casa. Al principio se las regalaba a sus familiares y amigos hasta que un día, en una salida al supermercado, decidió dejar una a la entrada de este. Al salir de hacer la compra y ver que la piedra que había pintado ya no estaba comenzó a preguntarse sobre el posible nuevo destino de su creación. A medida que fue recuperándose comenzó a hacer más diseños y a repartirlos por la ciudad de forma anónima. «No sigo un estilo a la hora de pintarlas, pienso en algo que me apetezca dibujar y me pongo a ello», señala. Esa curiosidad por el paradero de sus piedras fue la que le llevó a crear una página de Facebook para que quienes se encontrasen con una pudiesen compartirlo e ir creando historias.
Medio año después, la página acoge relatos muy curiosos. Uno de ellos ocurrió hace un par de meses cuando Denise pintó una piedra con el retrato de Manolo Preciado y la depositó junto a su estatua en El Molinón. Esa piedra terminó, finalmente, en manos del hijo del entrenador. «La chica que la encontró la subió a Facebook diciendo que se la iba a regalar al hijo de Preciado. A los pocos días apareció la foto del hijo con la piedra», explica.
«Me compensa mucho»
Hace dos meses, los seguidores de su iniciativa quisieron devolverle el tiempo y las sonrisas que Denise les llevaba regalando desde el verano y le organizaron una yincana que la tuvo durante un día entero recogiendo regalos y mensajes por la ciudad. «Me hicieron sentir esa ilusión que ellos sienten cuando encuentran alguna piedra y me recordó a esa caricia de las enfermeras en Cabueñes que era un regalo». Las caras y mensajes de felicidad y agradecimiento de la gente se topa con alguna es el motivo por el que Denise quiere seguir con esta iniciativa. «Me compensa mucho por lo poco que hago y cómo la gente lo agradece. Ver que puedo generar esa pequeña alegría que yo sentía en la UCI», relata.
La experiencia marcó un antes y un después en la vida de Denise. «Me acuerdo que éramos ocho en la UCI de covid, el de la cama de al lado se murió y pensé que la siguiente podía ser yo. Iba a irme sin despedirme de nadie, es terrible», recuerda.