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p Pepi, Manuel, Carmen y Yonatan en El Rinconín, donde están sus autocaravanas. FOTOS: JUAN CARLOS TUERO
Un año de pandemia en una caravana

Un año de pandemia en una caravana

Como una familia. Carmen, Pepi, Manuel y Yonatan viven en sus autocaravanas en El Rinconín. El confinamiento y los cierres perimetrales les han unido todavía más

SUSANA D. TEJEDOR

Viernes, 26 de marzo 2021, 00:39

A Carmen, Pepi, Manuel y Yonatan la pandemia les pilló en El Rinconín. Allí tienen asentadas sus autocaravanas, sus casas. Los cuatro convivieron estrechamente y se ayudaron más que nunca. Estaban solos, aunque la Policía pasaba a diario a verlos. También una trabajadora de limpieza municipal. Su situación se estrechó aún más. No hubo soledad y sí mucha camaradería a lo largo de todo un año.

«Esto es una forma de vida, te da una libertad que no encuentras en ninguna parte». Carmen Navarro es una de las inquilinas del parking de caravanas que hay en El Rinconín. Es de Mieres, pero está asentada en Gijón desde hace tiempo. Un buen día decidió que quería cambiar su modo de vivir porque perseguía una libertad que no había encontrado aún. Con su autocaravana lo ha conseguido. «Disfruto del aire libre, de la naturaleza, de una vida que quería y no había encontrado».

Viajar, moverse de un lado a otro, recorrer lugares, conocer a personas distintas, es su felicidad. Pero la pandemia ha modificado ese estilo de vida. Los movimientos están limitados y los cierres perimetrales marcan sus planes. «He aprendido a vivir el día a día». En 'la casa de al lado', sus vecinos se han convertido ya en su pequeña familia. Unos pasos más allá, está la caravana de un gijonés, el más joven del grupo. «Compartimos muchas charlas y sensaciones; nos respetamos y disfrutamos de nuestras pequeñas parcelas de vida». ¿Las navidades? «Pues el día de Nochebuena, nos tomamos juntos una copa de vino y luego nos retiramos a nuestra caravana», cuenta Carmen.

A su lado, 'los franceses', un matrimonio formado por Manuel Víctor Vega y Josette Vega. Ella nació en Francia y él en San Martín del Rey Aurelio, pero emigró con sus padres a los nueve años y da gusto escucharle hablar con un acento asturiano y toque gabacho. «Tengo doble nacionalidad», repite con orgullo. Son dos jubilados que tienen a sus tres hijos y a su nieta en el país vecino residiendo.

También Yonatan Fernández cambió de vida. Es gijonés, de 35 años, y vivía en un piso alquilado en Viesques. «Tenía una furgoneta pequeña y me gustaba moverme con ella, pero un día decidí que la vendería, dejaría el piso y me compraría una autocaravana. Y así lo hice hace dos años». En esta aventura le acompaña su perra Kimba. El encierro los ha unido. Mucho. Se apoyan y ayudan. «Yo seguí saliendo a trabajar a la empresa eléctrica en la que estoy, y les traía las bombonas de gas y todo lo que se necesitaba. Se hizo la amistad más fuerte», cuenta. Manuel siempre había querido vivir de este modo, pero Pepi no estaba muy convencida. «Al final gané yo, era cuestión del 51%», bromea. Curiosamente, en un sorteo en Francia ganó una autocaravana en 1999. Le gusta contar que conoció a su mujer en un campeonato de fútbol. «Ella era jugadora y yo entrenador. Éramos muy jóvenes pero aquí seguimos. Pepi se ha enamorado de Asturias y dice que Gijón es sagrado». Dentro de unos años se comprarán un piso aquí para que venga su prole. «¿Dejar la caravana? No». Tienen televisión e internet. «Es una vida como otra cualquiera», aseguran. Cuando todo sea distinto y se abran las fronteras Carmen se irá a la costa Brava y luego a Francia, el mismo destino de Manuel y Pepi. Yonatan irá a Noruega. Eso sí, todos llevarán la casa a cuestas.

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