
De aldea pintoresca a parroquia en crecimiento
Rural y urbana. Espacios verdes y buena sintonía entre 7.300 vecinos de Somió que «vivimos en paz pese a los jabalíes, el aumento de tráfico y población
Ocupando una extensión de 10,5 kilómetros cuadrados de terreno accidentado con colinas y pequeños valles, de formas suaves, ondulantes y pintorescas, la parroquia de Somió, en Gijón, no carece de playas (El Rinconín, Peñarrubia, Serín, La Cagonera y Estaño), acantilados y hermosas panorámicas hacia todos los puntos cardinales: mar, campo y ciudad. «Es una gozada vivir aquí», resume Gonzalo Cuesta, quien, coqueto, no revela su edad. «Pero son más de 90 y muy bien llevados. Imparto clases de bridge en la asociación y no pierdo una actividad», relata a EL COMERCIO. Precisamente, la presidenta de la Asociación de Vecinos San Julián de Somió, Soledad Lafuente, destaca «lo bonita que es esta parroquia compuesta por diez barrios y que fue aldea pintoresca hasta hace nada. Ahora se ha convertido en un binomio perfecto entre lo rural y lo urbano en el que viven 7.300 personas». Espacios verdes y carbayeras por las que Lafuente confiesa que le encanta caminar. «Sin embargo, tengo que solicitar encarecidamente que vengan a limpiarnos los caminos. Ramas, hojas y mucha vegetación pueblan nuestros accesos e impiden el buen tránsito», relata desde el centro social vecinal, un espacio lleno de vida.
«Uy, si yo te contara todas las actividades que hacemos...». ¿Y cuáles son? «Parchís, bridge, yogilates, inglés, clubs de lectura, actividades infantiles, talleres de hábitos saludables, charlas, excursiones, cursos de digitalización; y nuestra exitosa Semana Cultural, que inauguramos el año pasado y que volveremos a repetir durante varios días llenos de música, literatura y gastronomía. 1.600 personas participan de media en las acciones que organizamos ¿Te cuento más?», interpela Redondo.
Ríe a carcajadas cuando se le replica que ese es el propósito de la visita, unido a las reivindicaciones y demandas pendientes. Y contesta: «Así debería ser siempre, que los medios de comunicación nos otorguéis estas oportunidades de hablar. Soy muy feliz en Somió. Eso sí, hay que reforzar la presencia policial porque los jabalíes nos invaden y las carreras ilegales de motos y coches son continuas».
Redondo es vocal en la junta directiva vecinal y su mirada llena de energía refleja lo que nos ha contado y que vuelve a repetirse en otro socio y secretario de la asociación, Nacho Suárez. «Me gusta la tranquilidad, el verde, pasear sin agobios, no usar el coche; y con sinceridad, después de toda una vida viviendo en el centro, estoy encantado de vivir en Somió, cuidar mi jardín y colaborar con la asociación», subraya Suárez, quien acusa el crecimiento exponencial de la parroquia en dos focos concretos «que van a sufrir una explosión de población increíble: el futuro Parque Tecnológico de La Pecuaria, y las 400 viviendas que van a construir en La Providencia, va ser un poco caótico», explica.
Carga y descarga
Carlos Lafuente nació en Somió y es la segunda generación de la carnicería Lafuente, que se encuentra ubicada en la avenida de Dionisio Cifuentes. «El tráfico en esta arteria es muy denso porque es la zona comercial y en ciertas horas puntas como la de entrada y salida de los colegios es imposible circular», relata este carnicero.
«De Somió no me he movido en la vida, ni lo haré. No hay mejores vecinos, clientes y amigos, el apoyo que dan al pequeño comercio es total», dice. Asiente a su lado Covadonga Braña, quien, muy emocionada, expresa: «Veintidós años llevaba con el establecimiento de alimentación La Tienda. Tuve que parar un par de años y todos han vuelto conmigo. Quiero decirlo una y otra vez, gracias, gracias y gracias», manifiesta con los ojos vidriosos llenos de emoción. «Aprovecho también para reclamar una zona de carga y descarga y más aparcamiento en la misma dirección que ha señalado mi amigo Nacho, en la avenida de Dionisio Cifuentes», apunta. «Y ya sabéis, venir a Somió a enramar las fuentes en San Xuan y a disfrutar de las fiestas de El Carmen», culmina la presidenta.
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