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El descomunal huracán Rosario Flores refresca Poniente
De ley. Como su nuevo disco, la popular cantante desplegó todo su universo de ritmo y energía en el broche a la Semana Grande
Como un auténtico huracán de ritmo, energía y viento fresco puso anoche la cantante Rosario la guinda de oro a los conciertos de la Semana Grande en Poniente, demostrando pese a algún percance de sonido todo su poderío en las tablas y arrastrando al baile a los miles de espectadores que acudieron al paseo de la playa para ver a la menor de la mítica saga Flores y su poderoso directo. Aunque algunos lo hicieran bien empezado el concierto, posiblemente confundidos de hora.
En el escenario, la artista compartió con el entusiasmado público todos los grandes éxitos de su carrera puestos al día, la propuesta irresistible que lleva en su gira 'Universo de ley', como su último álbum recopilatorio en el que se acompaña de algunas de las mejores voces de la música popular española y latinoamericana, de Alejandro Sanz a Estopa pasando por Carlinhos Brown, Fito Páez, Malú, Ketama, Maná o Carlos Vives.
El resultado, una espectacular verbena de dimensiones masivas conducida por una de las músicas más carismáticas del pop español y más fieles a las raíces en las que vibra su sangre, con la rumba de su genial padre Antonio González 'El Pescadilla' y su faraónica madre Lola Flores, el alma romántica de su hermana Lolita y el rock imborrable de su hermano Antonio. Genes y guiños de todos ellos salen a borbotones del arte de Rosario y su sólido repertorio de temazos completan la fuerza arrolladora de su arte. Una fiesta verla, escucharla y disfrutarla.
Con imágenes de su álbum familiar, precisamente, en las pantallas, salió la Flores abriendo ya con un hit, 'Mi gato'. Mini vestido de lentejuelas brilli-brilli y todo su arte moviéndosele en las piernas. «Hola, Gijón. ¿Que cómo me las maravillaría yo?», saludó. «¡Qué alegría de ver tanta gente! A ver esas palmas. ¿A que seguimos siendo de ley?», animó al público para continuar con un renovado y racial 'De ley' coreado por buena parte del aforo.
Cambio de tercio, pero no de energía, con 'Ese beso' y su forma absolutamente única de cantar el 'lerelele, lerelelá'. «Nos vamos con una rumba dedicada a mi padre», anunció, sin pausa para arrancarse con 'Al son del tambor', emocionante y divertido tributo a 'El Pescadilla', que hizo despertar las primeras palmas y los primeros bailes de la explanada de Poniente, que se había ido llenando poco a poco. Momento para el sabor tropical con 'Sabor, sabor' y reivindicación de género: «Para todas las mujeres, porque valemos mucho y nadie nos puede hacer daño» al introducir 'Yo me niego'. Ejemplo de estilazo y la garra de diva de una Rosario que aún tenía mucha pana que cortar. De ley.