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Trabajos arqueológicos en la zona de La Llanada, donde ya han salido a la luz dos nuevos pozos de origen romano. PIÑA

Lo que esconde el yacimiento de la Campa Torres

Excavaciones. Dos pozos, restos de vajilla fabricada en el sur de la Galia y una fíbula, entre los hallazgos más recientes. Ahora toca tratarlos e inventariarlos

LAURA MAYORDOMO

Lunes, 14 de agosto 2023, 01:27

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Tienen nueve meses para cumplir con el objeto de la segunda fase del 'Proyecto Campa', consistente en el drenaje y consolidación de los restos arqueológicos de La Llanada (la zona interior del castro). Y prácticamente la mitad de ese tiempo se la llevará el trabajo en el laboratorio. Allí hay que limpiar y separar los materiales -algunos requieren además de un tratamiento de conservación, en ocasiones de forma urgente-, organizarlos, inventariarlos y registrarlos en una base de datos. Para que todo quede documentado y con la mayor cantidad de información posible. «Es casi como un ejercicio forense», comparan Rubén Montes, arqueólogo municipal, y Yolanda Álvarez, coordinadora de los trabajos que la empresa Terra Arqueos está desarrollando en la Campa Torres. Cuanta más información se pueda registrar, más fácil será el trabajo futuro de los investigadores.

Es un trabajo meticuloso que «lleva mucho tiempo y que suele pasar más inadvertido» para el público general. De hecho, Álvarez calcula que consumirá prácticamente la mitad de los nueve meses del plazo de ejecución previsto para esta fase del proyecto arqueológico.

En las estanterías del laboratorio de la Campa se guardan las piezas de metal y de cerámica sacadas a la luz en esta nueva campaña de excavaciones iniciada en junio, 23 años después de la última. Son piezas que se conservan entre muestras de huesos, escoria y tierra. Porque estos elementos también pueden aportar mucha y valiosa información sobre cómo era la vida en ese asentamiento. Así, en la tierra pueden encontrarse restos de semillas, pólenes o carboncillos que permiten realizar una reconstrucción paleoambiental del entorno. Todo es objeto de estudio. Entre los restos localizados más recientemente en la Campa Torres, los arqueólogos destacan parte de una fíbula de torrecilla que, confían, cuando sea restaurada revelará su más que segura decoración. También restos de cerámica salida de los talleres de Montans, en el sur de la Galia, que permiten constatar que también en la Campa se usaba esta típica vajilla de mesa del mundo romano, de 'terra sigillata' (o barro sellado, porque solían llevar el sello del alfarero o del taller donde se habían elaborado las piezas) y con una decoración de motivos vegetales realizada con moldes. «Es habitual que se encuentre aquí, era una cerámica generalizada por todo el Imperio», subraya Montes.

Tal y como publicó EL COMERCIO, en este mes y medio los arqueólogos también han conseguido sacar a la luz dos nuevos pozos de agua -todo apunta a que de época romana- de similares dimensiones y características que los cuatro que ya se conocían. La existencia de esos seis aljibes «es algo peculiar y sorprendente» que apunta, más allá de un uso doméstico, a algún tipo de actividad artesanal -puede que metalúrgica- que requería de cantidades importantes de agua. La Campa sigue deparando sorpresas.

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