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Es prácticamente imposible vivir en este Gijón del alma y no enterarse de las discrepancias que dominan el ambiente entre el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria, y esta situación da pie a los gijoneses 'de siempre' para recordar la singular figura de un carbayón de nacimiento allá por 1875, pero gijonés de adopción y corazón, que ahora, con el paso del tiempo, podemos asegurar que fue una mente privilegiada, cuyos proyectos se adelantaron un siglo a sus coetáneos.
El jovencísimo Gerardo Fernández García llegó a Gijón de niño cuando su madre vino a trabajar en la Fábrica de Tabacos, por lo que su residencia siempre fue el barrio de Cimadevilla. Pronto destacó como buen estudiante especializándose en Comercio y empezó a trabajar de contable en Casa Zarracina, para luego establecerse con una tienda de venta de calzados La Maja en la actual plaza del Instituto, que él mismo por su propia cuenta tituló la plaza de España y lógicamente le obligaron a quitar el rótulo. Lo de Gerardo 'El Zaparucu' le vino al contraer matrimonio con Dolores Gancedo Blanco, hija a su vez de Telva 'La Zaparuca'.
Bueno, el caso es que aquella famosa tienda de la actual plaza del Parchís pronto se convirtió en un foro de gijoneses preocupados por su ciudad, donde la figura de nuestro personaje de hoy llevaba la voz cantante, tanto en temas políticos, como sociales especialmente de interés local, que le trajeron no pocos problemas durante la República, Guerra Civil y postguerra, cuando unos le calificaban de «recalcitrante cavernícola» y los otros le penalizaban por su «espíritu acomodaticio». Pero, todo hay que decirlo, contra viento y marea Germán 'El Zaparucu' siguió dando rienda suelta a su imaginación y en sus escaparates se exhibían sus entonces avanzados y geniales proyectos que hicieron historia, dando lugar a que muchos gijoneses le llamaban «nuestro Julio Verne», ya que su constante preocupación por mejorar la ciudad le llevó a diseños que por aquel entonces parecían inverosímiles. Sirva de ejemplo la visión de futuro de Gerardo 'El Zaparucu' que allá por 1929 diseñó un grandioso paseo marítimo que comenzaba en La Providencia bordeando todo el litoral con la iluminación necesaria y por supuesto ajardinado, siguiendo por el Muro de la playa de San Lorenzo, subía hasta el Cerro de Santa Catalina, donde situaba un grandioso monumento a Jovellanos –que no era mala idea ni antes ni ahora– continuando por el Muelle sin interrupción hasta El Musel en lo que se llamaría 'Gran Avenida Comercial de América'. En resumen, un paseo o avenida próxima a los diez kilómetros de longitud bordeando todo el litoral que de haberse realizado se habrían evitado muchos problemas.
Pero la visión de futuro de 'EI Zaparucu' iba mucho más allá, puesto que también contaba en su magno proyecto con dos grandes diques llamados Exterior de Guadalhorce de 2.000 metros y otro Dique de Santa Catalina de 1.260 metros convirtiendo la actual bahía en el mejor puerto de España, según dejó constancia en sus escritos. Gerardo Fernández no olvidaba en su proyecto la construcción de un espigón dedicado al ingeniero Alejandro Olano que como sabemos falleció en el mismo puerto durante un gran temporal, y otros cinco espigones.
Más aún, siempre teniendo en cuenta 'su' Gran Avenida, no estaba exenta de líneas de tranvía, vehículos de motor, líneas de ferrocarriles para el de Langreo, el de Carreño, el de Ferrol-Gijón, el de Astorga a Gijón, Lieres Gijón y Ferrocarril de las cinco villas. Contaría con líneas de atraque de 16.000 metros con un calado entre 15 y 20 metros, amén de ubicación de los astilleros, aduanas y Comandancia de Marina... ¡Vamos!, que nuestro personaje de hoy estaba en todo, como se suele decir, ya hace un siglo, como lo demuestra que también se encuentra entre sus proyectos un gran balneario a la altura del 'martillo' de Capua, y la mejora de la plaza del Carmen, reflejada en su proyecto para el edificio de la Compañía Telefónica, que sí llegó a realizarse, aunque no tuvo tiempo de verlo finalizado, ya que Gerardo 'El Zaparucu' falleció en Gijón el 17 de enero de 1956, cuando ya había recibido numerosos homenajes reconociendo su ingenio.
En uno de ellos le dedicaron estos versos: «Planea con acierto proyectos majestuosos / con una ilusión grande de amor a su rincón / Y haciendo de vulgares, lugares primorosos / vuelca en tan noble empresa cariño y corazón». De uno de sus últimos homenajes nos dejaron este otro verso: «De los grandes problemas de renombre / que denotan un puro gijonismo / solamente se ocupa este hombre / todo modestia y optimismo / ¿Acertaréis quién es, sin que le nombre? Es Gerardo 'El Zaparucu'. ¡Ese mismo!».
Es obvio que sus descendientes estaban orgullosos de este gran hombre, como es evidente avanzado a su tiempo, y gracias a ellos hemos podido escribir esta breve reseña del que pudo ser el 'Gran paseo Marítimo', 'La Gran Avenida Comercial' y ha quedado para la historia como El Paseo de 'El Zaparucu'; pero lo importante es que todos los gijoneses deseamos que aunque con otro escenario, otros proyectos y otro nombre, la extraordinaria obra del 'Naval Azul' pronto sea una realidad.
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Ivia Ugalde, Josemi Benítez e Isabel Toledo
Óscar Bellot | Madrid y Guillermo Villar
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