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Vicente Álvarez Areces, Paz Fernández Felgueroso y Jesús Morales, en la inauguración del cementerio de Deva, en 1999. JOAQUÍN BILBAO
25 aniversario del cementario de Deva, en Gijón

Dos siglos de cementerios para llegar a la idea del jardín

Gracias a Jovellanos, en 1798 se dejó de hacer entierros en iglesias y el primer camposanto estuvo en el Campo Valdés

Viernes, 22 de noviembre 2024, 20:03

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El 22 de noviembre de 1999 nació en Gijón un nuevo concepto de camposanto, el cementerio-jardín propio de los países de Centroeuropa. Ese día, el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces; la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, y el concejal de Urbanismo, Jesús Morales, inauguraron el cementerio de Deva, que dejaba atrás el tradicional diseño de cementerio mediterráneo, como el de Ceares (o El Sucu), que había sido el tradicional hasta el momento. Pero, ¿cómo fue la evolución de los camposantos en la ciudad hasta llegar a este moderno y atractivo concepto?

La tradición secular era realizar los enterramientos de los fallecidos en el interior de las iglesias, pero había muchos problemas con epidemias y suciedad. Fue Gaspar Melchor de Jovellanos quien, aduciendo razones de salubridad e higiene, apostara fuertemente por el uso de cementerios extramuros de las iglesias, lo que hizo que Gijón fuera una de las ciudades pionera de Asturias en este sentido. En 1798 se creó por suscripción popular la necrópolis de Campo Valdés, pero pronto se quedó pequeña y 1849 se hizo el cementerio de La Visitación, en la subida este al cerro de Santa Catalina. No sería hasta 1875 cuando se construyó el de El Sucu.

Este popular camposanto pudo no haber sido construido en Ceares, ya que el Ayuntamiento de Gijón contemplaba la posibilidad de hacerlo en Pumarín. Al final, se eligió la colina de Ceares, también llamada Llosa de los Valientes. El motivo fue meramente económico, ya que las expropiaciones eran más baratas que en Pumarín. Con estas nuevas instalaciones, la ciudad contaba ya con un cementerio preparado para las necesidades del futuro, y así fue durante todo un siglo, hasta que llegó la década de 1970 con un desarrollo poblacional y un crecimiento urbano muy notable. Hay que darse cuenta de que en solo 20 años la población de Gijón pasó de 160.000 a 232.000 habitantes. Fue necesario plantearse un nuevo emplazamiento para construir un cementerio más moderno. Y en 1989 comenzó la búsqueda de un nuevo espacio lo suficientemente amplio.

El Ayuntamiento valoró cuatro lugares aptos: Tremañes, Sotiello, La Providencia y Deva. La clave pasaba por ser entornos lo suficientemente alejados de la trama urbana y con una excelente calidad del suelo. Tras una primera selección, quedaron La Providencia y Deva y fue elegida la segunda, debido a que ofrecía mejores posibilidades arquitectónicas. En 1996 se convocó un concurso de anteproyectos y resultó ganador el arquitecto langreano Carlos Aybar Martín, que presentaba una propuesta para desarrollar en 220 hectáreas de suelo no urbanizable de protección forestal ubicado en el Parque Natural de Deva.

2,8 millones

Tras realizarse varios estudios sobre el impacto ambiental, investigaciones geológicas y análisis de los servicios de suministros, en septiembre de 1997 comenzó la primera fase de obras, con un presupuesto de 474,6 millones de pesetas (2,8 millones de euros), aunque el presupuesto final llegó a 537,2 millones (3,2). Se utilizaron entonces 190.000 metros cuadrados de terreno que daban para 32.000 sepulturas, 2.000 osarios y 3.000 columbarios. Y la inauguración del cementerio de Deva tuvo lugar tal día como hoy de hace 25 años.

Se trataba de un cementerio-jardín que presentara espacios placenteros, melancólicos y que apelasen a la unión del hombre con la naturaleza. Bajo esta premisa, el primer enterramiento tuvo lugar el 29 de noviembre de 1999 y se trató de Armonía Vergara Fernández, una gijonesa de 76 años. Gijón avanzaba en materia funeraria ya que la ciudad contaba además, desde el 1 de abril de 1993, con el primer horno crematorio de Asturias, que se había instalado en el Tanatorio de Cabueñes.

12.606 inhumaciones realizadas hasta el 30 de septiembre

Se cumplen 25 años desde la inauguración del cementerio de Deva y hasta el 30 de septiembre pasado se registraron 12.606 inhumaciones, de las que 5.446 fueron cadáveres, 5.451 cenizas y 1.709, de restos. La demanda de unidades de enterramiento es muy elevada y a modo de ejemplo baste decir que se han construido 3.884 nichos, de los que 2.410 están en concesión por 50 ó 70 años y 1.310 en alquiler por cinco años, con lo que solo están disponibles 164. Esto hace que el cementerio no pare de crecer desde su apertura, construyendo calles de nichos y urnas, panteones y sepulturas. La próxima ampliación será otro gran espacio natural en el Parque de las Cenizas, debido al gran incremento de incineraciones en la ciudad.

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