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Estación del Norte con el puesto de Correos, el fielato delante y la cantina a la derecha. Foto: Debas, 1900 / Vídeo: Diego Abejón
Los secretos de las calles de Gijón

Marqués de San Esteban, la calle de la estación

Un paso a nivel con fielato frente a un matadero y un cuartel en una calle ganada al mar

Viernes, 23 de mayo 2025, 23:44

¿Qué fue antes: el huevo o la gallina? Marqués de San Esteban es la típica calle que se abre para dar servicio a una estación de tren y conectarla con el centro urbano. Es algo habitual en este país. Oviedo también tiene la suya: Uría. Antes que la calle fue la estación del ferrocarril del Norte, cuyas obras comenzaron en 1865 pero no fue inaugurada hasta julio de 1874. Lo siguiente era crear el suelo, ya que hacia 1876 comenzaron las obras de la Sociedad de Fomento para construir unos muelles de atraque y un ensanche residencial en unos terrenos ganados al mar.

Fielato de La Rueda

Ante la estación había una terna de microarquitecturas: el fielato de La Rueda —era una vía de entrada a la ciudad—, un puesto de Correos y una cantina. Por delante hubo un paso a nivel, hasta la década de 1970 inclusive, por donde se cruzaban las vías del ferrocarril de Langreo para conducirse por Rodríguez San Pedro al muelle del Carbón y las del tranvía que, desde 1895 se dirigió a El Natahoyo y más tarde a El Musel. También hubo una casetina ahí en medio, en las décadas de 1950 y 1960, desde donde Perico controlaba la subida y bajada de vías para que no chocasen los trenes con los tranvías. A ese espacio se le llegó a conocer «oficialmente» como Las Cadenas, por las gruesas cadenas del paso a nivel.

Por cierto, ¿sabían que la estación, hoy museo, fue temporalmente la comisaría de la Policía Local y que fue protagonista en la oscarizada película 'Volver a empezar'? Allí quedó sin poder pasar por la grabación, entre otros, Miguel Consuegra de la que «aterrizaba» en Gijón para ir a dejar su CV a la confitería La Playa, de la que terminó siendo su jefe de obrador.

Inicio de la calle con las construcciones previas al palacete del Banco Urquijo. Postal de Hauser y Menet. 1917
Kelo el frutero repartiendo en su xarré con la mula y el perro ante el Parque de Artillería. Foto César. 1955
Altorrelieves de Juan Manuel del Busto y de un niño con un esqueleto tirando de un timón en el edificio del Buddah. Rafa Suárez. 2025
La máscara precolombina inferior tiene un agujero en la boca y pudo haberse empleado como surtidor de agua. Torreón art déco del actual hotel El Moderne. Rafa Suárez. 2025

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Una capilla y un refugio antiaéreo

En la manzana triangular delimitada por la calles Joaquín Alonso Bonet y Belmonte de Miranda hubo un Parque de Artillería. Este cuartel se hizo en los momentos en que fue menester fortificar y preparar la villa en la posible Guerra Carlista, fue una guarnición pero finalmente cumplió funciones de almacén de municiones y, hacia 1960, el Ministerio de Defensa lo sacó a subasta. En la manzana de al lado, la de la calle Matadero Viejo, estuvo el macelo municipal, hasta 1892, para aprovechar la proximidad al desagüe de aguas sucias de la población, que pasaba por el foso de la muralla y les permitía evacuar todo tipo de despojos al mar.

Rebasando la calle Felipe Menéndez, se encuentra el que ha sido, en 2017, el piso en venta más caro de Gijón (950.000€), el primer piso del edificio que fuera promovido por José Varela Hevia y Pilar Díaz de Monasterio en 1942, y que contaba hasta con capilla propia y vistas al puerto. Esta joya de la arquitectura imperialista, firmada por Manuel y Juan Manuel del Busto cuenta con unos interiores cuidados con sumo mimo desde que terminó siendo adquirido por el notario Clemente Vázquez en 2020. Dentro puede verse una estupenda escalera de madera con un león en el pasamanos y vidrieras, el artesonado del techo con pan de oro y dos gárgolas, como pináculos, rematando la cornisa del edificio. Lo que nadie se imagina es que este ingeniero industrial hizo en el sótano de ese edificio un refugio antiaéreo para 48 personas en 1944. Otra curiosidad es que cuatro ascendientes del último propietario fueron velados en la capilla de la vivienda.

Esta vía es un estupendo muestrario de estilos arquitectónicos. Encontraremos el palacete regionalista del Banco Urquijo con un túnel asoportalado que nació sin tener esa torre izquierda. El edificio modernista del Bambara con motivos florales de colores en los recercos. El edificio regionalista de La Mutua proyectado por Manuel del Busto en 1923. El icónico edificio Garmoré, firmado por Juan Manuel del Busto y Miguel Díaz-Negrete, en 1957, siguiendo el Movimiento Moderno con esos paneles de gresite de colores y del que cuelga la escultura Redes de Rubio Camín. El que hoy ocupa el Buddah, de estilo neoplateresco, firmado por Juan Manuel del Busto en 1940 con ese bajo semielíptico —como el del restaurante Mercedes—y, posiblemente para desconocimiento del tracista, con un altorelieve de su rostro hecho por Pepín Morán y otro inquietante de un niño con un timón y un esqueleto.

En la esquina con Pedro Duro se yergue uno de los máximos exponentes del art déco en Asturias, diseñado por los Del Busto para Bernardo Madiedo en enero 1931. Hoy alberga el hotel El Moderne, donde se alojó Bob Dylan. En los torreones de las rotondas se concentra un buen número de máscaras precolombinas inspirándose seguramente en el país azteca, donde su propietario hizo fortuna, o en uno de los viajes que Del Busto realizó para comprobar el estado de las obras del Centro Asturiano de La Habana y lo aprovechó para irse a Nueva York. Su imagen conjunta recuerda al estilo de Gotham en Batman, ¿verdad? Lo que nadie sabrá es que este inmueble estuvo a punto de quedar en cajón ya que, el 24 de enero, el apoderado del propietario reclamaba que el Ayuntamiento quería realizar una calle diagonal partiendo ese solar y que continuaría por el trazado trasero del Parque de Artillería, hasta la plaza del Carmen. La altura del inmueble también fue debatida en el primer Pleno Municipal de febrero pues debería no haber sobrepasado los 15 metros y finalmente alcanzó los 21,50 de altura.

Corín Tellado

Terminamos el recorrido de hoy con una ráfaga de secretos salteados y a diferentes alturas, en el sentido más estricto. ¿Sabíais que el edificio del Bambara fue la sede del diario Voluntad, uno de los principales periódicos del régimen franquista? O que hay restos de metralla en el bar Benita por los cañonazos del Almirante Cervera desde el mar. Justo donde el Banco Urquijo (hoy Spaces) es donde podremos hallar unas cuantas marcas de disparos durante la guerra.

Antes de acabar, un secreto de lo más curioso. En el edificio Garmoré estuvo viviendo el arquitecto Diego Cabezudo y por las noches escuchaba ruidos, como una especie de taconeo y tecleo, sin saber qué era. Hasta que un día se la encontró en el rellano, era su amiga Corín Tellado, quien se desvelaba de madrugada y daba rienda suelta a su novelera creatividad echando mano de la máquina de escribir.

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