Paula Gómez
Es un privilegio traer hoy a esta página a nuestro personaje de hoy, porque hablando con ella, y según la vas conociendo, te adentra en un mundo al que crees pertenecer, pero lo cierto es que lo conoces muy poco o casi nada. Y necesitaríamos mucho más espacio para poder ofrecer a los lectores una pequeña muestra de lo que representa para la sociedad actual, y más concretamente para este Gijón del alma, una organización como la Cruz Roja y las personas que en ella colaboran.
Paula Gómez Ruiz nació en Mieres el 7 de diciembre de 1974. Fue la primera de los tres hijos –Paula, Rodrigo y Monico– del matrimonio formado por Saturnina Ruiz Crespo, natural de Corigos, cerca de Felechosa y el extremeño Monico Gómez Hernández que vino a trabajar en la mina y ya se quedó en Asturias para siempre. La jovencísima Paula comenzó sus estudios en el Colegio Público de Caborana, luego pasó al de Santa Cruz de Mieres y concluyó el Bachiller en el Instituto de Turón. Pero en todo ese tiempo ya venía con sus padres y hermanos durante los veranos a disfrutar de la playa de San Lorenzo. Y aunque se diplomó en Trabajo Social en Oviedo, nunca perdió su relación con Gijón. Menos aún cuando una de sus profesoras, Cristina Aguilar, la animó a formar parte del voluntariado de la Cruz Roja, al que se integró cuando contaba 18 años y toda las dependencias estaban en el edificio de la calle Uría –ahora ya dedicado en su totalidad para hospital–. Fue allí donde comenzó a participar en proyectos como la atención a personas mayores y otros tan importantes como la prevención de conductas violentas entre los jóvenes, así como trabajar con los objetores de conciencia y el no la menos transcendental labor del empleo para la juventud.
A finales de 1998, Paula Gómez, ya trabajando previa oposición y de forma oficial para la Cruz Roja, se traslada a Oviedo, donde permanece algo más de diez años, coordinando los proyectos relacionados con 'Cruz Roja-Juventudes'. En 2009, ya definitivamente en Gijón, vive el venturoso momento de la inauguración de las nuevas dependencias de Cruz Roja en la calle de las Cigarreras, en Montevil. Y tiene a su cargo todos los proyectos relacionados con atención a las personas mayores y a personas con vulnerabilidad. En esa actividad vive momentos que marcan su vida y obra, tanto por la dedicación y el trabajo vocacional que requiere la convivencia con personas necesitadas de ayuda, como por el agradecimiento que demuestran quienes pasan de estar completamente solos y prácticamente olvidados a contar con una compañía de personas que se preocupan por ellos y su bienestar. Sirva de ejemplo una señora, enferma terminal, cuya única ilusión era participar en una carrera solidaria. La llevaron en volandas entre dos voluntarios de la Cruz Roja, y tras manifestar que había sido el día más feliz de su vida, a la semana siguiente falleció.
En 2022, cuando Paula Gómez, con la experiencia que da el pasar prácticamente por todos los proyectos que abarca la Cruz Roja, que no son pocos, y próxima a cumplir unos bien llevados cincuenta años, pasa a ocupar el cargo de responsable de la Asamblea Local de Gijón, donde tiene directamente 'a su cargo' a 24 personas, entre técnicos, administrativos y trabajadores en general. Pero, como Paula dice con orgullo, son más que simples empleados o profesionales, ya que todos ellos hacen gala de una dedicación vocacional, en la que además de cumplir con creces su actividad 'profesional' coordinan a otros quinientos voluntarios, imprescindibles para atender la demanda de proyectos dedicados a la salud, la inclusión social, la educación, el medio ambiente, socorros, personas con discapacidad, personas mayores, inmigrantes, primera infancia, extrema vulnerabilidad, Cruz Roja Juventud... Y toda ayuda es poca cuando cada vez se intensifica más la necesidad de atender a personas en proceso de avanzado envejecimiento y que precisan asistencia domiciliaria, transporte adaptado, apoyo a enfermos hospitalizados y una teleasistencia que está dando sorprendentes resultados.
Inmersos ya en la ingente labor de nuestro personaje de hoy, nos adentra en 'su' mundo, donde prevalece ante todo la atención a los más necesitados. Y donde, no obstante su profesionalidad llena de dificultades y también de satisfacciones, siempre tiene a flor de piel una sonrisa consecuencia de los muchos agradecimientos que reciben tanto ella como cuantos forman parte de esta ejemplar organización.
Esquí y carreras solidarias
Pero Paula Gómez Ruiz también logra sacar tiempo para disfrutar de la montaña y de un esquí de travesía que es su gran pasión, para nadar de vez en cuando y sobre todo para correr, ya que no se pierde ninguna de las carreras solidarias que se celebran a lo largo del año en Gijón. A ellas acude incluso acompañada de Saturnina, su madre, de su hijo Aitor y de Monico, su hermano. Pero ella, a lo suyo. Porque también colabora con la Cocina Económica, el Albergue Covadonga y la Fundación de Servicios Sociales. Conocer a Paula Gómez Ruiz y su mundo, a través de sus experiencias, es toda una lección de trabajo, y solidaridad que resulta una prueba evidente de lo que es amar al prójimo como a uno mismo.